Su origen está en los pueblos nórdicos procedentes de Escandinavia. Guerreros y comerciantes, los vikingos llevaron a cabo multitud de incursiones en Europa, desde Iberia a la Islas Británicas, pasando por países bañados por el mar Báltico, Rusia y Asia Central.
Sus andanzas, batallas y conquistas han sido objeto de multitud de recreaciones, tanto en la pequeña como en la gran pantalla. Películas o series que han mostrado a un grupo de guerreros aguerridos, familiares y con un gran sentido del honor.
Fue desde finales del siglo VIII hasta el siglo XI cuando colonizaron los territorios anteriormente reseñados. Pero ¿cuáles fueron los vikingos cuyo nombre ha quedado grabado en los anales de la historia? ¿Cuáles son los más famosos?
¿Descendiente del dios Odín?
Pagano devoto, y según decía él mismo (y decían quienes le rodeaban), era descendiente del dios Odín. Su particular ‘libro de la guerra’ era claro: atacar las ciudades cristianas cuando celebraban sus fiestas sagradas. Estamos hablando de Ragnar Lodbrok.
Para los amantes de las series de televisión es el protagonista de ‘Vikingos’, que mezcla la realidad con la ficción de este rey de Suecia y Dinamarca durante el siglo VIII. Lodbrok pertenecía a la casa de los,, y se le ha vinculado con dos famosas guerreras: Lathgertha y la reina Aslaug.
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Tres eran los rasgos que definían su forma de vivir: valor, astucia y ferocidad. Algo de lo que hizo gala en sus expediciones donde, a cambio de abandonar las tierras conquistadas, solía pedir el pago de un rescate o tributo.
De sus incursiones por el Báltico, y siguiendo lo escrito por Saxo Grammaticus en su ‘Gesta Danorum’, sobresalen dos: una, contra los dominios de los semigalianos; y otra, contra curonios y sambianos. A todos ellos les hizo reconocer que él les había conquistado para así evitar que fueran devastados.
Una de sus incursiones más salvajes y audaces tuvo lugar contra Francia. En concreto, desembarcó en el estuario del Sena con 120 barcos y 5.000 hombres. Sobre todo asoló la parte occidental, y participó en el asedio de París del 28 de marzo de 845. Para evitar el pillaje, Carlos II el Calvo, nieto de Carlomagno, pagó un tributo de 7.000 libras de oro y plata.
Dado el éxito en tierras galas, su siguiente objetivo fueron las Islas Británicas. Allí desembarcó en el año 865, pero sus planes no salieron como quería. Fue atrapado y ejecutado por el rey Aelle de la siguiente manera: fue lanzado a un pozo de serpientes venenosas. Sus últimas palabras fueron que sus hijos le vengarían. Tuvo 12.
¿Qué otros vikingos destacaron?
Más allá de Ragnar Lodbrok, otros tres vikingos han quedado en el acervo popular: Erik ‘el Rojo’, Rollón ‘el caminante’ y Eric I ‘hacha sangrienta’. Erik ‘el Rojo nació en 950, y fue expulsado de Islandia por asesinato durante tres años.
Ha pasado a la historia por descubrir, junto a sus tropas, en 953 la tierra de Groenlandia. Dos años después regresó para captar a aquellas personas que quisiesen marchar a la ‘tierra prometida’. Fue un ferviente defensor del paganismo.
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Rollón ‘el caminante’, por su parte, cuyo nombre verdadero era Hrolf Ganger, destacó por su volumen. Se decía que sólo los mejores caballos podían soportar su peso (140 kilos) y estatura (2 metros). Entre sus hazañas, los saqueos de diferentes tierras en Reino Unido (sobre todo en las costas del mar del Norte) y Francia (canal de la Mancha).
A diferencia de otros jefes vikingos, cuya razón de ser era saquear las tierras conquistadas, Rollón pretendía encontrar tierras en las que asentarse. Incluso llegó a un acuerdo con el rey Carlos I ‘el Simple’, ante la imposibilidad del monarca francés de frenar sus avances. Dicho acuerdo hizo que Carlos I le cediera una parte de Neustria, que incluía el condado de Ruan, lo que sería el germen de la futura Normandía.
Por último, Eric I ‘hacha sangrienta’. Hijo mayor de Harald I, la conquista del poder fue su razón de ser desde niño. Mató a muchos parientes, incluidos muchos de sus hermanos, de ahí su apodo. Su actitud hizo que Hakkon, uno de sus hermanos a los que dejó con vida, diera el paso de desposeerlo del trono y exiliarlo a Inglaterra. Murió en la batalla de Stanmore, en 954.