Livia Drusila fue la mujer más poderosa e influyente de la antigua Roma; sin embargo, muy pocos conocen su historia. Nació en el año 58 a.C. en una familia aristocrática romana. Se casó con Tiberio Claudio Nerón, con quien tuvo un hijo llamado Tiberio. Pero unos años después, en el 38 a.C., Livia se divorció y se casó con el futuro emperador Augusto, en ese entonces conocido como Octavio.
Su matrimonio con Augusto fue crucial tanto para su propia posición como para la estabilidad del nuevo régimen político en Roma. Livia desempeñó un papel fundamental como consejera de Augusto y como intermediaria en asuntos políticos. Aunque nunca ostentó oficialmente el título de emperatriz, su influencia y posición fueron muy importantes en la corte imperial.
Livia también fue conocida por su virtud y modestia, lo que contrastaba con la corrupción y los escándalos que habían afectado a la élite romana en el pasado. Su imagen fue promovida como un ejemplo de moralidad y comportamiento adecuado para la sociedad.
Después de la muerte de Augusto en el año 14 d.C., Livia continuó siendo una figura de gran importancia durante los reinados de sus sucesores. Asimismo, su hijo Tiberio se convirtió en el segundo emperador romano, y Livia quiso seguir ejerciendo su influencia a través de él. Sin embargo, su popularidad disminuyó con el tiempo y murió en el año 29 d.C.
Livia Drusila es recordada en la historia romana como una mujer de gran inteligencia, habilidad política y control sobre los asuntos de estado, lo que la convierte en una de las figuras femeninas más importantes del Imperio romano.
Quién fue Octavio Augusto
Octavio Augusto, cuyo nombre completo era Cayo Octavio Turino, fue el primer emperador romano y uno de los líderes más influyentes en la historia de Roma. Nació en el año 63 a.C. y murió en el año 14 d.C.
Augusto fue el sobrino adoptivo y sucesor de Julio César. Después de la muerte de César en el 44 a.C., Octavio se unió a Marco Antonio y Marco Emilio Lépido para formar el Segundo Triunvirato, una coalición política que buscaba vengar la muerte de César. Sin embargo, las tensiones entre los miembros del triunvirato llevaron a conflictos y finalmente a la derrota de Marco Antonio en la batalla de Accio en el 31 a.C.
Tras la victoria en Accio, Octavio se consolidó como el líder supremo de Roma. En el 27 a.C., renunció a su poder dictatorial y devolvió la autoridad al Senado, aunque en realidad mantenía un control significativo sobre el gobierno y el ejército. En ese momento, recibió el título de "Augusto", que significa "el venerado" o "el divino", marcando el inicio del Principado, una forma de gobierno que estableció las bases para el Imperio romano.
[Esta es la historia que esconde el conocido Palacio Real de la localidad navarra de Olite]
Durante su gobierno, Augusto implantó reformas administrativas, económicas y militares que llevaron a un período de estabilidad y prosperidad conocido como la Pax Romana. Fomentó la cultura y las artes, y dejó una marca duradera en la sociedad romana. Su reinado marcó el fin de la República Romana y el comienzo del Imperio romano, estableciendo un modelo de liderazgo que sería seguido por sus sucesores.