Caracalla, el despiadado emperador romano que llegó a matar a su hermano Geta

Marco Aurelio Severo Antonino, más conocido como Caracalla (en referencia a una capa germana que se trajo de su campaña contra los alemanes y que él puso de moda) fue uno de los emperadores romanos más controvertidos y enigmáticos. Sucedió a su padre, Septimio Severo, junto con su hermano Geta en el año 211 d.C. Sin embargo, la relación entre los hermanos era tensa y hostil, lo que finalmente llevó al asesinato de Geta por orden de Caracalla en el mismo año.

Inicialmente era conocido como Septimio Bassiano, sin embargo cuándo su padre alcanzó el trono pasó a llamarse Marco Aurelio Antonino como homenaje al emperador Marco Aurelio, del que Septimio se había proclamado oficialmente hijo y heredero. También se le conocía por el apodo de Tarautas, nombre de un gladiador de reducida talla, fealdad notoria y espíritu tan sanguinario como brutal. 

Una de las decisiones más conocidas de Caracalla fue el Edicto de Caracalla, promulgado en el año 212 d.C. Este edicto otorgaba la ciudadanía romana a todos los hombres libres del Imperio, independientemente de su origen étnico o ubicación geográfica. Si bien esto puede parecer un acto generoso para la época, el edicto también tenía motivaciones financieras, ya que ampliaba la base imponible para los impuestos.

Busto de Caracalla durante su juventud. Museo del Hermitage.

Caracalla también es recordado por su estilo de vida extravagante y su enfoque en la autoridad personal. Estaba obsesionado con su seguridad personal y rodeado de guardias a todos los lados. Además, promovió una serie de proyectos de construcción, como termas y arcos triunfales, en un intento por dejar su huella en la historia.

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Caracalla inició un reinado que se caracterizó por las medidas populistas, especialmente favorables a las provincias. Entre sus decisiones más importantes subió el salario de los soldados, erigió templos y costeó juegos, al tiempo que llevaba a cabo diversas campañas en Germania y Asia. Las ciudades respondieron elevándole estatuas y honrándole como "nuevo Helios", pues así se representaba en su nueva moneda, el "antoniniano", un doble denario adornado con su efigie triunfante tocada con una corona radiada.

Sin embargo, a pesar de estas buenas obras, su reinado estuvo plagado de violencia y represión. Caracalla persiguió a sus enemigos políticos y cometió atrocidades contra los ciudadanos y las provincias del imperio. Su personalidad cruel y errática contribuyó a la inestabilidad y el descontento general durante su gobierno.

De hecho, llegó a asesinar cruelmente a su hermano. La rivalidad y tensión que había entre ambos llegó a un punto crítico durante una reunión en la que Septimio Severo intentó reconciliar a sus dos hijos. Según los relatos históricos, mientras estaban en la misma habitación, Caracalla sacó una daga y apuñaló a Geta en presencia de su madre y algunos asistentes. Geta murió poco después debido a las heridas.

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Tras matar a su hermano, Caracalla intentó justificar su acción acusando a Geta de conspirar para asesinarlo primero. Esto le permitió consolidar su poder como el único emperador. Este asesinato no solo marcó un punto culminante en la rivalidad entre los hermanos, sino que también contribuyó a la reputación de Caracalla como un emperador violento y cruel. No suficiente, continuó la matanza entre los partidarios de Geta y los que tuvieran alguna conexión con el poder imperial.

Finalmente, falleció en manos de un soldado que le apuñaló por la espalda, seguramente enviado por Macrino, que sucedería a Caracalla en el trono. Su asesinato, a manos de un miembro de su propia guardia personal, puso fin a su controvertido reinado. Aunque algunas de sus políticas y decisiones dejaron un impacto duradero en el Imperio romano, su legado estuvo marcado por la violencia, la represión y su búsqueda implacable de poder personal.