¿Un nuevo linaje de humanos modernos? Lo que dice este hueso de bebé de más de 40.000 años
Un ilión de la cadera de un individuo hallado en una cueva de Francia presenta diferencias notables con el de un neandertal y ligeras con el de un humano moderno.
23 agosto, 2023 01:34La Grotte du Renne, en Arcy-sur-Cure, al sureste de París, es un yacimiento clave en el estudio de la cultura chatelperroniense, una industria lítica de transición entre el Paleolítico Medio y el Superior temprano y descisiva para comprender el proceso de reemplazo de los neandertales por los humanos anatómicamente modernos. La teoría más asumida y probada es que el Homo sapiens llegó a Europa occidental hace unos 42.000 años, aunque algunos investigadores señalan que se produjo varios milenios antes. Y todavía resulta más controvertido el interrogante de cuál de las dos especies fabricó los artefactos chatelperronienses.
Esta cultura, que se extendió por el norte de la Península Ibérica y el centro de Francia entre hace 44.000 y 39.000 años, se ha asociado con el Homo neanderthalensis a partir de las evidencias obtenidas sobre todo en la Grotte du Renne. En las décadas de 1950 y 1960 los arqueólogos descubrieron una treintena restos identificados con neandertales. En los mismos estratos aparecieron dientes perforados de animales, un conjunto de piezas líticas laminares y curiosos marfiles decorados con forma de anillo. Como se trata de una gama de artefactos similares a los elaborados por los humanos modernos, algunos autores han señalado que se trata de un caso de mezcla de cultura material en el registro arqueológico.
La cueva francesa vuelve ahora a ser foco de un soprendente hallazgo. La revisión en el laboratorio de toda la colección de restos humanos excavados en el sitio ha descubierto que el ilión derecho de un recién nacido, el hueso más grande de los tres que forman la pelvis, recuperado en una capa que ha sido datada entre hace 42.335 y 40.680 años, no pertenece a un neandertal. Según los investigadores, que publicaron los resultados de su estudio a principios de este mes en la revista Scientific Reports, este individuo pertenecería a un primitivo linaje de humanos modernos.
El fósil, de unos 2,5 centímetros de ancho, ha sido comparado con los mismos huesos de un neandertal recién nacido hallado en Francia, de 32 bebés adscritos a la especie Homo sapiens y de un individuo más reciente de la cultura Kerma de Sudán. Los análisis han envidenciado que el ilión de la Grotte du Renne presenta diferencias notables con el de un neandertal y ligeras con el de un humano moderno. Bruno Maureille, paleoantropólogo de la Universidad de Burdeos y uno de los autores principales del artículo, resume así los resultados: "Hemos descubierto un nuevo linaje de humanos anatómicamente modernos".
Los investigadores explican que el hueso de la cadera no muestra ningún signo de enfermedad que modificase su forma y lo hiciese diferente de los iliones típicos de los neandertales o de los sapiens. También descartan una alteración de los niveles estratigráficos que habría provocado la mezcla de los restos de neandertales más antiguos, del Musteriense, con los de la secuencia del Chatelperroniense.
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Los científicos manejan varias hipótesis para explicar la presencia de ese hueso en la cueva francesa, aunque hay dos que gozan de más respaldo: "Los creadores del Chatelperroniense podrían ser grupos humanos en los que coexistían neandertales y humanos anatómicamente modernos o la Grutte du Renne podría haber sido ocupada alternativamente por distintos grupos humanos, creadores de un mismo tecnocomplejo". De confirmarse la primera, aseguran en el estudio, el desarrollo de esta cultura habría sido resultado de "procesos de difusión cultural o aculturación con posible mezcla de población" entre ambas especies.
El pasado mes de mayo, otro controvertido estudio publicado por Ludovic Slimak, arqueólogo del Centro Nacional para la Investigación Científica, ya relacionaba la cultura chatelperroniense con el Homo sapiens. Este investigador defiende que los humanos modernos se expandieron por Europa occidental en tres oleadas migratorias diferentes entre hace 55.000 y 42.000 años. La segunda de ellas, registrada hace unos 45.000 años, estaría determinada precisamente por el desarrollo de esta industria lítica. Un desafío más para el vasto rompecabezas de la evolución humana.