El conocido Ratoncito Pérez es el personaje fantástico que llega a la vida de las personas tras la caída del primer diente de leche. Siempre está listo para aparecer cuando a un niño se le cae un diente y lo coloca debajo de la almohada al dormir. 

Y es que no existe un personaje infantil más peculiar que este desde hace más de 100 años. Su historia se remonta a finales del siglo XIX, en la etapa del rey Alfonso XII, de la mano de un miembro de la Real Academia Española desde 1908, Luis Coloma (1851-1915)

Así comenzó la historia de este cuento que llenó los hogares de miles de niños de ilusión. Y que, con el paso del tiempo, este ratoncito se ha convertido en el personaje más emblemático que ha ido existiendo generación tras generación para dejar un regalo escondido en la cama.

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Su escritor creó la historia de este pequeño ratón que vivía dentro de una caja de galletas en un hogar familiar. Su día a día se basaba en hacer visitas a los niños más pobres que se habían quedado sin un diente para recogerlo e intercambiarlo por un regalo, como forma de premio.

Este relato versa sobre el rey Buri, que era nombre con el que llamaba la reina María Cristina a su hijo, Alfonso XIII. Para él, escribieron este cuento desde Palacio. El encargado fue el padre Coloma después de que se le cayera un diente con 8 años. El pequeño rey Buby comienza un viaje de la mano del Ratón Pérez, donde conoce la valentía y la humildad, mientras se transforma en pequeño ratón que conoce a otros como el niño Gilito.

Un ratón dentro de la habitación deambula por la cama en busca de los dientes de los niños. Getty Images.

El Ratón Pérez es pequeño, con sombrero de paja, lentes de oro, zapatos de lienzo y una cartera roja, terciada a la espalda. Protagoniza el cuento que se creó en 1902 y, que más tarde, se añadió una versión con ilustraciones en 1911. Este manuscrito se encuentra desde 1984 en la biblioteca del Palacio Real, en Madrid.

De alguna manera, abrió paso a la cultura de la tradición e inculcó en los más pequeños la idea de intercambiar una pérdida, como la de un diente de leche, por una moneda que solía ser de oro en el cuento. Esta historia no solo se llevaba a cabo en España, su éxito traspasó el Atlántico y llegó hasta América Latina.

Figura influyente

El personaje del Ratoncito Pérez se ha consolidado a través de los cuentos, dibujos y relatos que han escrito multitud de escritores. Durante todas estas historias se ha transmitido la magia y la ilusión a los más pequeños de muchos hogares.

Por ello, en 2003, el Ayuntamiento de Madrid creó una placa en conmemoración a esta figura tan influyente. Siguiendo el relato del cuento, esta placa se ubicó en el lugar en el que el padre Coloma vivía en la ficción. El pequeño ratón se encontraba dentro de una caja de galletas en la confitería Prast. 

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Asimismo, el Ratoncito Pérez también tiene su propia calle en Barcelona. La calle Carrer del Ratolí rinde homenaje con esta placa en la calle al nombre de este personaje. Y, es que, según cuenta la leyenda, este ratón también tenía una residencia en la ciudad condal, concretamente en la pastelería Boages. Desde este sitio salía a buscar dulces que le pasaban las panaderas por las ventanas, al igual que hacía en la calle Arenal de Madrid.

Un relato que inspiró otros muchos cuentos infantiles en varios países. De hecho, cuando se empiezan a caer los primeros dientes de leche, los niños tienen la ilusión de que se les caía para seguir con la tradición de esconderlos bajo la almohada y encontrarse con un regalo al día siguiente.

Imagen del Ratoncito Pérez llevando monedas de oro a las almohadas de los niños. iStock.

El pequeño animal también está presente en las primeras consultas al dentista, donde muchos niños esperan encontrar una casa en la que viva el Ratoncito Pérez o recibir algún detalle si el dentista les tiene que sacar un diente.

Estos personajes universales, como el Ratoncito Pérez, cuentan con la complicidad de los adultos para hacer transmitir a los niños la felicidad en los momentos de cambios. Sin duda, este animal ha estado presente en los colegios y en las novatadas que le han gastado a los niños hasta el punto de convertirse en el ratón más famoso de todos los tiempos.