Los arqueólogos y expertos que llevan décadas investigando la ciudad romana de Itálica, en Santiponce, Sevilla, siempre se han enfrentado a un gran interrogante: ¿tuvo esta localidad, la cuna de los emperadores hispanos Trajano y Adriano, un circo? Un par de hallazgos parece indicar que sí. Por ejemplo, en 1799 unos labradores sacaron a la luz un excepcional mosaico —hoy perdido— de escenas circenses, imágenes de musas y las estaciones del año. También en el teatro, otra de las estampas más icónicas del yacimiento, en la zona de la orchestra, el espacio semicircular situado entre el escenario y el graderío, se ha documentado una serie de grafitis con representaciones de caballos de carreras incluso con sus nombres.
Hasta el momento, a pesar de diversas propuestas de localizaciones, nunca había aparecido vestigio alguno del circo de Itálica. Pero ahora, un nuevo proyecto de investigación realizado por la Universidad de Sevilla en colaboración con la Consejería de Turismo, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía asegura haber localizado lo que podrían ser los vestigios de esta estructura, epicentro de las carreras de carros, que rivalizaban en espectacularidad en la Antigua Roma con los combates de gladiadores.
Según un comunicado de la Junta, los estudios geofísicos, dirigidos por Alejandro Jiménez Hernández, doctor en Geografía e Historia del mencionado centro, y realizados durante el mes de agosto en una zona localizada al este de la ampliación de la localidad promovida por el princpes Adriano (117-138 d.C.), han arrojado "serios indicios de la existencia del circo de la ciudad de Itálica, permitiendo incluso esbozar una hipótesis de restitución de su forma".
En concreto, los datos preliminares, que deberán ser confirmados mediante una intervención arqueológica in situ promovida por la Consejería para los próximos meses, apuntan que este gran edificio de espectáculos ocuparía un vasto terreno de más de ocho hectáreas —la extensión de unos ocho campos de fútbol— y tendría una capacidad para acoger a unos 80.000 espectadores. El Circo Máximo de Roma, en comparación, fue capaz de reunir a 300.000 personas.
Los investigadores explican en sus conclusiones provisionales que el circo de Itálica contaría con una longitud máxima de 532 metros y una anchura de entre 140-155 metros en los carceres, una especie de cajones desde donde se daba la salida de las carreras de carros de caballos. "Su planta sería la característica de este tipo de edificaciones, con un graderío alargado en torno a un espacio de carreras, que se articularía alrededor de un muro central, la denominada spina", aseguran.
En cuanto a la cimentación de la grada, se habría realizado con una losa de hormigón de 30 metros de anchura y una profundidad de seis metros, que es la que se ha observado para los cimientos del anfiteatro y los del Traianeum, el templo de culto imperial de la Itálica de Adriano.
"La existencia de un circo en Itálica completaría la tríada de edificios de espectáculos, junto al anterior teatro augusteo y el gran anfiteatro adrianeo, uniéndola al selecto grupo de grandes ciudades del Imperio, como es el caso en la Península Ibérica de Mérida, Tarragona y Córdoba, que fueron capitales provinciales o bien grandes centros ceremoniales del culto imperial", se explica en el comunicado.
Guerra y esplendor
Los orígenes de Itálica se remontan a finales de la segunda guerra púnica. Hacia el año 206 a.C., Publico Cornelio Escipión el Africano asentó a sus soldados heridos de unidades auxiliares itálicas —de ahí el nombre que se dio al asentamiento— en una ciudad turdetana preexistente en la zona alta del Aljarafe, en la ribera oeste del río Baetis, ubicada a medio camino entre las localidades de Hispalis (Sevilla) e Ilipa (Alcalá del Río).
Durante la última estancia de Julio César en Hispania, en 45 a.C., obtuvo el estatus jurídico de municipio romano, posiblemente por su apoyo frente a los ejércitos de Pompeyo en la reciente guerra civil. La plaza alcanzó su periodo de mayor esplendor a finales del siglo I y durante el siglo II d.C., desde los reinados de Trajano y Adriano, los dos nacidos en Itálica, y se convirtió en colonia, equiparándose administrativamente a la metrópoli.
Los trabajos geofísicos, ejecutados por miembros del Instituto Universitario de Investigación Andaluz de Geofísica y Prevención de Desastres Sísmicos de la Universidad de Granada, han consistido en obtener 11 perfiles con georradar y otros 5 con tomografía de resistividad eléctrica. Esta técnica de prospección eléctrica emplea un dispositivo que inyecta corriente en el terreno y mide la resistencia que generan las estructuras subyacentes, lo que permite obtener unas secciones digitales con las estructuras presentes en el subsuelo.
Los trabajos arqueológicos llevados a cabo en Itálica y que ha permitido este hallazgo se insertan dentro de sendos proyectos de investigación, dirigidos por el profesor José Beltrán Fortes, desde el Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Sevilla: el Proyecto Munera, cuyo objetivo básico es el análisis arqueológico del proceso histórico y evolutivo de la construcción de los anfiteatros en la provincia Bética romana, a través de los casos de Carmona (el más antiguo, que data del siglo I a.C. y sigue el modelo del de Pompeya), Itálica (adrianeo, que adapta el modelo del Coliseo) y Écija (del siglo II d.C., que sigue el modelo del italicense), así como las relaciones con los circos romanos en las tres ciudades; y el Proyecto: Itálica: la Nova Urbs, cuyo objeto es llevar a cabo un análisis arqueológico de la ampliación de la localidad durante el reinado de Adriano.