La presencia de dromedarios en la provincia de Córdoba durante la Antigüedad y la Edad Media era conocida únicamente a través de fuentes escritas. Un secreto que acaba de ser confirmado por la ciencia y la arqueología. Un nuevo estudio realizado por el grupo de Investigación en Recursos Patrimoniales de la Universidad de Córdoba en el que han participado el CSIC, la UNED y la Universidad de Granada, el equipo ha logrado identificar los restos óseos de nueve dromedarios en Córdoba ciudad y otros dos en Medina Azhara.
En total serían once los dromedarios, descubiertos después de analizar cerca de 150.000 muestras almacenadas en el Museo Arqueológico Provincial de Córdoba. La zona se convierte así en "el yacimiento de la Península Ibérica donde la presencia de dromedarios es más clara en cuanto a número de individuos", según ha destacado José Antonio Riquelme Cantal, profesor titular de Prehistoria en la Universidad de Córdoba.
El estudio, publicado en la revista Journal of Archaeological Science: Reports, da un paso más allá arrojando nuevas luces sobre la antigua fauna cordobesa. Varios de estos restos corresponden al período romano, un momento del que no se tenía constancia de la presencia de camélidos en Córdoba. El profesor Riquelme declara que se ha conseguido confirmar "lo que decían las fuentes andalusíes sobre la existencia de dromedarios en la ciudad, y constatando su presencia durante el Imperio romano, algo que no se sabía".
Córdoba se une así a la lista de localidades ibéricas en la que los romanos introdujeron estos animales, aunque su número aumentó en la época islámica al menos según las evidencias arqueológicas. Debido a la extensión del Imperio romano, los investigadores no descartan descubrir en el futuro la presencia de camellos asiáticos de dos jorobas.
En época medieval, estos animales fueron utilizados e importados en gran número desde el norte de África por los musulmanes debido a su gran resistencia, lo que los hizo ideales para el transporte de mercancías y pertrechos militares en las diferentes campañas realizadas contra los reinos cristianos.
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Cuatro de los restos de estos animales han sido datados de forma bastante precisa utilizando el método del Carbono 14. En el laboratorio también se han realizado análisis de los isótopos estables, aquellos isótopos no radiactivos que permanecen inmutables en el tiempo, que permiten reconstruir la dieta vegetal de los animales herbívoros, entre ellos los dromedarios. De esta manera, los investigadores han podido descubrir que estos animales quizás podrían venir de otras provincias romanas o del norte de África, ya que determinadas plantas solo se dan en lugares específicos.
El análisis de los restos y su localización permiten conocer el rol que jugaron estos animales. Por ejemplo, en época romana se han localizado en talleres relacionados con el yacimiento de Cercadilla, donde eran empleados para crear elementos decorativos y herramientas mientras que en época andalusí se encontraron en los alrededores de Córdoba, lo que podría indicar que fuera un animal bastante común "e incluso podemos pensar en su cría en la región en esta época" de igual manera que lo fue en los países de cultura árabe.
La investigación ha sido posible gracias a su financiación con fondos FEDER-Andalucía y, gracias a la Universidad de Córdoba y CBUA, puede consultarse en acceso abierto.