Juan Eslava Galán es uno de los autores españoles, jienense para más señas, más prolijos del panorama actual. Saltó a la fama en 1983 con la publicación de En busca del unicornio, novela con la que ganó el Premio Planeta. Desde entonces colabora con la misma editorial que este miércoles publica en librerías La Revolución francesa contada para escépticos.
La Revolución francesa es el acontecimiento clave que separa la Edad Moderna de la Edad Contemporánea, en la que ahora nos encontramos. Aún hoy, 234 años después, se pueden extraer interesantes conclusiones y enseñanzas de ese episodio que alumbró nuestra era, como revela Eslava Galán en esta entrevista.
Pregunta. Empezó hace treinta años escribiendo "historia para escépticos". ¿Por qué ahora ha decidido contar la historia de la Revolución francesa?
Respuesta. En esta serie para escépticos estoy tomando momentos de la historia que de alguna manera han sido decisivos. Quizás debería haber empezado con la Revolución francesa porque sin duda alguna es el momento más decisivo de las edades moderna y contemporánea.
»El Antiguo Régimen decía que había un rey por derecho divino y tenía una aristocracia que lo servía y toda esta gente tenía una serie de derechos. El pueblo no tenía ningún derecho y pagaba la vida de esta gente. A partir de la Revolución francesa todos somos iguales y tenemos que progresar según nuestros méritos. Esta revolución se ha exportado en todo el mundo occidental, a todas las democracias, porque se supone que todos tenemos los mismos derechos con la Declaración de los Derechos Humanos.
P. A lo largo de la historia se han asesinado a numerosos reyes. ¿Por qué sería tan especial la ejecución de Luis XVI?
R. El único sitio donde no hemos ejecutado reyes ha sido en España, curiosamente... Pero hay que verlo en su contexto. La revolución se sentía amenazada por todas las monarquías europeas. Todo lo que había en Europa eran monarquías absolutas que estaban en su contra porque era una idea muy exportable al resto de países. Por lo tanto, las monarquías europeas se confabulan para sostener a Luis XVI. La revolución, mediante una actitud defensiva, decapita al monarca para que deje de ser el símbolo de lo que puede ser la monarquía, la vuelta del Antiguo Régimen.
P. Toda historia cuenta con protagonistas tanto colectivos como individuales. Aquí tenemos al pueblo francés y a políticos como Robespierre, Marat o Talleyrand… ¿Cuándo comenzó su investigación, alguno de estos personajes le sorprendió? ¿Alguna anécdota que le llamase especialmente la atención?
R. Bueno, hay cosas sorprendentes. Por ejemplo, Mirabeau. Es uno de los primeros revolucionarios. Está cargado de deudas porque llevaba un tren de vida por encima de sus posibilidades. Se pone de acuerdo con la monarquía para ayudarla de forma subrepticia. Como político corrupto nunca ha habido uno tan corrupto como él. De hecho, lo sepultaron en el panteón de hombres ilustres. Los revolucionarios descubrieron que estaba conchabado con el rey al encontrar en el palacio del monarca un cofre con las pruebas y lo sacaron de ahí de mala manera.
»Hay que tener en cuenta que son diez años, desde el comienzo de la revolución hasta la llegada de Napoleón, de absoluto tumulto, y en esos diez años ocurre absolutamente de todo y por eso surgen esas cabezas tan destacadas, tanto por parte del pueblo como por parte de la aristocracia. Eso es lo que apasiona de este periodo: la Revolución francesa es una especie de olla que está hirviendo durante una década.
Uno de los reyes más benéficos que hemos tenido era José I. Era una persona culta y llena de buenas intenciones
P. Uno de los hijos de la Revolución francesa fue la proclamación de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Sin embargo, Olympe de Gouges vio la necesidad de contestar esa declaración con los Derechos de la Mujer y la Ciudadana. ¿Considera usted que Francia y la historia han olvidado a estas mujeres revolucionarias?
R. Lo primero que hay que subrayar es que la Revolución francesa la inician las mujeres. Las mujeres de París, de los barrios pobres de la ciudad que están viendo a sus hijos morir de hambre, son las que hacen la marcha sobre Versalles, que será el punto de ignición de esa gran explosión que va a ser la Revolución francesa. Pero claro, tampoco podías imponer de la noche a la mañana los derechos de las mujeres, que no habían tenido ninguno. Es una cosa que tiene que hacerse con el tiempo, pero que está en el ideario de la Ilustración.
P. Parafraseando un poco a Goya, el sueño de la razón produce monstruos, es decir, la razón puede verse atrapada por los monstruos cuando pierde su rumbo y claridad, dejando de ser razón. ¿Consideraría que Francia se vio presa de esta paradoja, de una sinrazón?
R. Sí, sin duda alguna. Hay que tener en cuenta que el cambio iba a ser revolucionario, muy brusco, y entonces la Revolución francesa está buscando un sistema de gobierno que sea justo y positivo, pero al mismo tiempo se siente amenazada por todas las monarquías europeas que están en contra de los revolucionarios.
»Su ideario es fácilmente exportable y quieren reponer al rey en el trono, pero en un torno absoluto. Por lo tanto, vemos que en esos diez años existe una amenaza exterior que es muy palpable e invaden Francia por varios sitios, incluso la monarquía española invade también. El pueblo y los revolucionarios tienen que defenderse. Dentro de ellos existe la facción noble, que es una especie de quinta columna que los perjudica y por lo tanto tienden a exterminarla como un método de defensa. De ahí viene toda esa eclosión de guillotina que hay en la revolución, hay que verlo desde ese contexto de amenaza exterior.
P. Esta revolución fue exportada y salpicó a España. ¿Qué implicación diría que tuvo esta exportación en España?
R. Hay que verlo todo desde la perspectiva de que el siglo XVIII es el siglo de la Ilustración y la enciclopedia, son ideas típicamente francesas. Aquí hubo muchas personas cultas que eran ilustrados y que después serán afrancesados y tendrán que irse porque eran partidarios de la revolución. En este contexto, cuando Napoleón invade España, es una franca agresión y el pueblo español se defiende de los abusos de las tropas francesas; y a lo mejor no tienen mucha idea de que, en el fondo, esas tropas están trayendo una serie de ideas ilustradas.
»Ellos lo único que están viendo es que saquean la iglesia del pueblo, se llevan a la moza, le roban las ovejas… Hay una reacción popular contra esos abusos. No olvidemos que Napoleón, a pesar de todo lo negativo que puede tener esa invasión, trajo por ejemplo el código napoleónico, así que también hay que ver los aspectos positivos.
Creo que Israel tiene todo el derecho a defenderse y que ese buenismo que tenemos hacia los palestinos quizás tiene un punto exagerado
P. En esta invasión napoleónica, la sociedad española se divide en esta pequeña élite afrancesada y los denominados patriotas. ¿Usted habría sido más afrancesado o más patriota?
R. Me temo que en algún momento habría sido afrancesado y en otro momento patriota porque son compatibles. Uno puede ser partidario de esa ideología liberal que trae la Ilustración y, al mismo tiempo, al verse agredido por los franceses reaccionar contra ellos con la fuerza militar. Son dos cosas perfectamente compatibles. Lo que ocurre es que cuando se repuso al rey en España se persiguió a los afrancesados y un buen ejemplo es Goya. Pintó sus abusos en sus dos famosos cuadros del 2 de mayo y lo los fusilamientos del día siguiente, y sin embargo muere exiliado en Burdeos. No es tan fácil delimitar.
P. Bueno, Arturo Pérez-Reverte alguna vez ha mencionado que España perdió su oportunidad de poner una guillotina en Sol.
R. (risas) Bueno, es un modo exagerado de hacer las cosas, pero pensemos una cosa. Uno de los reyes más benéficos que hemos tenido era José I. Era una persona culta y llena de buenas intenciones, un ilustrado que venía a reinar en España porque le había tocado por el arte de birlibirloque de su hermano, pero él venía lleno de buenas intenciones y habría sido un rey excelente si no hubiera sido un rey impuesto. Ahí está la paradoja.
P. Le llamaban el rey plazuelas.
R. Le llamaban así porque Madrid era una ciudad muy amazacotada e hizo plazas en los huertos de los conventos, que había muchísimos. Suprimió los conventos y en el espacio más abierto, que era la huerta, puso varias plazas. De ahí el rey plazuelas, es decir, una cosa tremendamente positiva desde el punto de vista urbanístico.
P. Tuvo mucha propaganda negativa en su contra.
R. Le llamaban borracho cuando él era abstemio, pero se entiende y se justifica en su momento, lo que no quita que todas las decisiones que tomó fueron muy positivas desde el punto de vista de un gobierno. Con la perspectiva de los siglos se ve de otra manera.
P. Francia tuvo un plan para anexionar Cataluña y País Vasco.
R. Francia es un caso curioso. Desde la Edad Media ha sido una potencia expansiva, siempre se ha ido expandiendo a costa del hexágono, como ellos lo llaman. Este hexágono se ha formado a costa de robar territorios de todos los que tenían alrededor. Tiene partes del País Vasco y los condados catalanes importantes como el Rosellón y la Cerdaña. Este es un motivo por el que creo que, en caso de que los catalanes obtuvieron su independencia, nunca entrarían en la Comunidad Europea: Francia no lo permitiría porque en el momento en el que entrasen se pondrían exigir Rosellón y Cerdaña, entonces va a ser difícil.
P. Mark Twain dijo una vez que "la historia no se repite pero rima". Actualmente en España estamos viviendo una enorme pérdida del poder adquisitivo, aumento de la inflación y una situación política lejos de solucionarse. ¿A la hora de escribir, le fue difícil encontrar paralelismos entre la Francia revolucionaria y la España actual?
R. No hay mucho paralelismo, la verdad. Yo diría que en la España actual el problema es que creemos que estamos en una democracia y no. Somos una democracia que está degenerando, ya es una partitocracia y pronto solo será una cleptocracia, el gobierno de los ladrones. El problema es que creemos que somos una democracia y no lo somos en absoluto y cada vez nos apartamos más del ideal democrático.
P. ¿Por qué diría que nos estamos apartando de este ideal democrático? ¿Alguien tiene la culpa?
R. Tú con tu voto no decides nada, lo decide el partido, que tiene listas cerradas. Esto es algo absolutamente antidemocrático. Partiendo de esa base.
P. ¿Cuál sería la diferencia entre el parlamentarismo francés de la revolución y la democracia actual?
R. Hombre, las diferencias son abismales, porque aquello hay que verlo siempre en el contexto de la amenaza exterior que hace que el revulsivo interno sea terrible pero hagamos otro paralelismo que es más interesante. En Inglaterra tienes un territorio donde votas a un diputado, se necesitan más o menos unos sesenta o setenta mil para elegirlo. La elección es directa a pesar de que haya partidos. Luego ese diputado puede, si no está de acuerdo con lo que están haciendo en su partido, votar en contra.
»Aquí a nadie se le ocurre votar en contra de su partido porque es una partitocracia. Están elegidos a dedo y están aprovechando esa múltiple ventaja que tienen. Por ejemplo, en España para ser barrendero necesitas un graduado escolar, para estar sentado en el Congreso no necesitas nada, solo que te haya elegido un partido. Entonces esto que creemos que es una democracia no lo es. Eso de votar cada cuatro años no nos sirve de nada porque todo lo deciden los partidos.
P. Ha mencionado que son diez años de tumulto hasta que llega Napoleón, quién alcanzó el poder con un golpe de Estado y se pasó de una república a un imperio. ¿Por qué la sociedad francesa le defendió (y le defiende) a pesar de convertirse en un déspota contra los que luchaba la revolución?
R. Es evidente que era un tirano, pero ese tirano estaba imponiendo la modernidad de la Ilustración, es decir, las ideas que son las que llevan a la Revolución francesa. Partían de una base en la que si nacías noble tenías todos los derechos mientras que si nacías plebeyo no tenías ninguno más que mantener a la clase noble, muchas veces holgazana. Napoleón arrasa con todo eso, es un hijo de la Revolución francesa que a pesar de que, contradictoriamente, funda un imperio y favorece a su familia, lleva las ideas de la Ilustración. A las personas hay que considerarlas por sus méritos personales, propios y él cuando nombra mariscales es por méritos personales no porque sean nobles.
P. ¿Usted qué diría que hacía tan carismático a Napoleón?
R. El éxito. Primero era una persona con la cabeza muy bien amueblada y luego el éxito que tuvo. En Francia lo adoran, no deja de ser un tirano, pero es la gran figura de la historia francesa. Con lo demócratas que son adoran a un tirano, parece contradictorio.
P. Napoleón también combatió en Egipto y usted considera improbable que pronunciase su famosa frase de "desde estas pirámides cuarenta siglos de historia os contemplan".
R. Eso es cosa de que los historiadores no están presentes, las arengas serían más simples, pero hay que inventarse algo que sea vistoso.
P. Con la presencia de Napoleón en Egipto también hay otra leyenda que dice que Napoleón, como admirador de Alejandro Magno y de Julio César, pasó una noche dentro de la pirámide de Keops. ¿Considera probable que haya pasado realmente una noche en la pirámide?
R. Hombre, poder pudo (risas). No podemos saber si realmente ocurrió, pero a lo mejor. Él admiraba a los grandes genios militares de la Antigüedad y tenía todo aquello a su disposición.
P. ¿Napoleón chocó mucho con el islam cuando estuvo en Egipto?
R. Sí pero en realidad él, siempre que no lo molestaran, no se opuso ni intentó imponer una cultura distinta. Napoleón estaba en guerra con Inglaterra y por eso estaba en Egipto, pero no se metió en ningún lío de tipo religioso.
P. Sin embargo, un fundamentalista islámico del Cairo asesinó a uno de sus generales en Egipto.
R. Efectivamente. Ellos veían que era una invasión de cristianos, pero claro, eran revolucionarios que a lo mejor muy cristianos tampoco eran pero el fanatismo religioso estaba en una parte. Por la otra parte lo que había era una cuestión militar, estaban en guerra con Inglaterra.
P. La Revolución francesa hizo correr ríos de sangre. Usted ha viajado y conoce Tierra Santa que actualmente y por desgracia se encuentra en una inmensa escalada de violencia. ¿Considera que una causa pierde la razón cuando se llena de sangre, especialmente de inocentes?
R. Creo que Israel tiene todo el derecho a defenderse y que ese buenismo que tenemos hacia los palestinos quizás tiene un punto exagerado. Israel es la única democracia que hay en Oriente Medio rodeado de tiranías, incluido los palestinos, que viven en una tiranía. ¿Qué hay elementos de injusticia? Probablemente los haya; pero es simplemente el contraste de una sociedad occidental, como es la israelí, con pueblos que todavía no han evolucionado ni podrán evolucionar mientras sean seguidores del islam, porque el islam es incompatible con la Declaración de los Derechos Humanos.
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P. Napoleón luego es derrotado en Waterloo pero se dan toda una serie de revoluciones en Europa durante el siglo XIX…
Claro, a consecuencia de la ilustración. Esta se impone en occidente. Si te fijas, las raíces de todo eso están ya antes de la Revolución francesa. En la Declaración de independencia americana. Ahí están las raíces porque ellos son ilustrados también y son hijos de la ilustración europea. Eso hay que subrayarlo. A pesar de toda la sangre de la guillotina se acaba con el Antiguo Régimen, que era absolutamente injusto, y se impuso un régimen en el que más o menos nos vamos abriendo paso las democracias, pero, cuando nos fijamos en la democracia española es absolutamente defectuosa y cada vez lo es más según vemos los últimos compases de la política.