Napoleón Bonaparte se coronó a sí mismo emperador el 2 de diciembre de 1804. El acto, celebrado en la catedral de Notre Dame, quería emular al Imperio romano. A pesar del gran lujo que envolvió la celebración, para escándalo del papa Pio VII, rompió el protocolo. El corso se negó a confesarse y a comulgar y, en el momento más esperado del acto, tomó la corona imperial con sus propias manos y se la puso sobre su cabeza, ignorando por completo al pontífice.

Al lado del emperador, su esposa Josefina de Beauharnais, sentada cinco escalones por debajo, sería coronada emperatriz por su marido. El destructivo matrimonio, uno de los principales hilos de la película Napoleón, de Ridley Scott, se caracterizó en sus inicios por su pasión desenfrenada, brutales discusiones y la agitada vida sexual de sus miembros. 

La pareja se conoció en los desahogados salones parisinos de 1795. Josefina, criolla nacida en el Caribe, se hizo hueco en este tipo de fiestas caracterizadas por la libertad sexual de sus asistentes. Napoleón, que no era más que una joven promesa sin demasiado dinero, quedó pronto hechizado por la mujer. Después de seis meses de apasionados encuentros, la pareja contrajo matrimonio en una ceremonia rocambolesca.

Retratos de Josefina y Napoleón Bonaparte. Wikimedia Commons

Uno de los temas que más dio que hablar en los salones parisinos fue la diferencia de edad, ya que Josefina era seis años mayor que su joven amante —esta situación se invierte en la película: Joaquín Phoenix, encarnando al pequeño corso, adelanta en 14 años a Vanessa Kirby, actriz que hace el papel de Josefina

Volviendo al acto celebrado por la vía civil el 9 de marzo de 1796, ambos mintieron sobre su edad afirmando tener 28 años cada uno. Napoleón llegó dos horas tarde y uno de sus padrinos fue Paul Barras, presidente de la Convención y del que se rumoreaba que era bisexual y que había mantenido relaciones con la novia. El notario que ofició el acto advirtió a la propia Josefina que su marido "no tiene más posesión que el uniforme que lleva puesto". La dote de ella, por otro lado, incluía dos retoños de un matrimonio anterior. 

Fotograma de 'Napoleón'

Relación tóxica

Después de dos días de apasionada luna miel, Napoleón marchó a Italia. Desde los campos de batalla, el militar escribió casi a diario a Josefina, mezclando cartas sensibleras llenas de emoción y algunas alusiones a sus deseos de acostarse con ella. "Qué feliz sería si pudiese asistir a tu encantadora toilette, ese hombro, ese pequeño seno blanco, elástico, tan firme; y en lo alto, tu carita con el pañuelo a la criolla, para comérsela", escribió le petit caporal.

Estas fogosas y empalagosas misivas eran intercaladas por otras más violentas. Desde Verona, la ciudad de Romeo y Julieta, el general reprochó: "Ya no te quiero (...) Eres mala, torpe, boba y sucia. No me escribes, no quieres a tu marido; sabes el placer que le producen tus cartas, ¡y no le escribes ni siquiera seis líneas deprisa y corriendo!". 

'El divorcio de la emperatriz Josefina' Henri Frédéric Schopin

Josefina, mientras su marido estaba ocupado en su marcial oficio, gastó grandes cantidades de dinero en ropas y decorar con decenas de cuadros y un costoso jardín botánico su residencia en el Château de Malmaison. Además de esto, inició una relación amorosa con el elegante teniente de húsares Hippolyte Charles. Los rumores de esta relación llegaron a oídos de Napoleón cuando dirigía a sus hombres bajo la atenta mirada de las pirámides de Egipto. En un violento ataque de rabia "empezó a golpearse la cabeza con sus puños", relató su secretario.

Amantes

En represalia y buscando provocar un ataque de celos a su esposa, cortejó a Pauline Fourès, la mujer de un teniente de caballería y que fue conocida como "Cleopatra". Al regresar a Francia en 1799, después de tres años de ausencia, el reencuentro marital fue glacial. El victorioso general comenzó a maltratar a su esposa física y verbalmente: desde entonces durmieron en habitaciones separadas. Tras una brutal y titánica pelea, Napoleón dominó por completo a su aterrorizada esposa que no volvería a buscar amantes, algo que él sí hizo.

Coronación de Napoleón. Josefina aparece arrodillada ante él. Jacques-Louis David Museo de Louvre

Después de la coronación, la relación había empeorado bastante. El emperador de Francia había derrotado a las grandes potencias de su época mientras protagonizaba numerosos escarceos. "Eres culpable de celos, ¡estoy encantado!", celebró entusiasmado el 5 de diciembre de 1806 desde Polonia tras haber pasado numerosas noches rodeado de mujeres.

Ese mismo año tendrá un hijo ilegítimo con Eléonore Denuelle, una doncella de su hermana Carolina. Este hijo apagó los temores que carcomían al corso, que llegó a creerse estéril. Para poner fin a su relación con la doncella arregló un matrimonio con un joven oficial francés que sería destinado a España en 1808 y terminaría muriendo en las interminables estepas rusas. 

Retrato de Marie Colonna-Walewska en 1810 François Gérard

Otra de sus amantes más conocidas fue la aristocrática y rubia condesa polaca Marie Colonna-Walewska. La condesa le dio otro hijo ilegítimo al emperador que, pese a ser un secreto a voces, fue reconocido por su marido. Su gélida historia de "amor" con Josefina llegó a su fin el 30 de noviembre de 1809. Por motivos de estado, el emperador buscaba empezar una dinastía y Josefina no fue capaz de ello debido a su prematura menopausia. La solución del corso fue el divorcio. Josefina no rechistó y abandonó el palacio de las Tullerías el 7 de diciembre.

Al año siguiente, María Luisa, hija de su antiguo enemigo Federico I de Austria, se convirtió en la nueva emperatriz de Francia contando con tan solo 19 años. A partir de este momento, los ejércitos franceses comenzaron a ser derrotados con mayor frecuencia. Se rumoreó que el ascenso de Napoleón y su declive estaban marcados por Josefina.

[La isla española que esconde miles de cadáveres del ejército de Napoleón Bonaparte]

El corazón de Napoleón se volvió a llenar de pasión aunque un pensamiento recurrente le asaltaba. "Creo que a pesar de amar a María Luisa sinceramente, quise más a Josefina. Era natural; habíamos ascendido juntos, y era una verdadera esposa, la que yo había elegido (...) Si me hubiese dado un hijo, nunca me habría separado de ella", confesó años después. Este ansiado descendiente llegó el 20 de marzo de 1811 con el nombre de Napoleon François Joseph Charles.

A pesar de sus incontables amantes e hijos bastardos perdidos por el mundo, el recuerdo de su exesposa pareció perseguirlo. Josefina murió en el invierno de 1814 a consecuencia de un resfriado que se complicó mientras su exmarido estaba encerrado en la isla de Elba. 

El temido general logró escapar de prisión, pero fue derrotado definitivamente en la legendaria batalla de Waterloo el 18 de junio de 1815. El hombre que había dominado Europa desde Moscú hasta Andalucía sabía que esta vez su detención iba a ser definitiva. Antes de ser capturado, esperó pacientemente a sus enemigos en el Château de Malmaison, el último hogar de su fallecida amante.

Murió encarcelado en la recóndita isla de Santa Elena, en medio del Atlántico. El 5 de mayo de 1821, corroído por el cáncer, lanzó su último suspiro. Según una leyenda no contrastada, en sus últimos momentos, mencionó a Josefina, a Dios y a su ejército.