Una tarde de mayo de 1939, pocos meses antes de la Segunda Guerra Mundial, la terrateniente Edith Pretty sintió curiosidad por saber qué se escondía en los montículos que plagaban sus propiedades de Suffolk, al este de Inglaterra. El descubrimiento del conocido como enterramiento de Sutton Hoo conmocionó a todos los historiadores y arqueólogos de Reino Unido. El barco funerario construido entre los siglos VI y VII arrojó a la luz la tumba de un poderoso guerrero anglosajón que pudo pertenecer al rey Redvaldo de Estanglia.
A pesar de que su datación no cuadraba con la Era Vikinga (793-1100), una campaña arqueológica en los montículos de Herlaugshagen, en Noruega, ha desenterrado las primeras evidencias de la presencia de estas embarcaciones en túmulos funerarios varias décadas antes de que los feroces guerreros nórdicos atemorizasen las costas europeas.
El objetivo de los arqueólogos de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología (NTNU) consistió en datar una serie de montículos funerarios situados cerca de Leka, al norte del condado de Trøndelag, y comprobar si en ellos se escondía alguno de estos barcos destinados a viajar al otro mundo. El hallazgo de varios clavos de hierro pertenecientes a uno de ellos les indicó que estaban en lo correcto.
Enterramientos vikingos
Los enterramientos y rituales funerarios relacionados con los vikingos son muy variados. Los personajes más importantes de estas sociedades podían permitirse ser enterrados junto a sus armas, joyas y embarcaciones después de realizar algunos sacrificios humanos -esclavos principalmente- y animales. En algunos casos preferían ser cremados en ellos en lugar de ser inhumados. Así, el poderoso personaje embarcaba por última vez mientras él y sus posesiones eran devoradas por las llamas.
Este no fue el caso del guerrero enterrado en el montículo de Herlaugshaugen, en Leka, lo que sin duda ha ayudado a unos investigadores que ya comienzan a arrojar interesantes datos sobre esta antigua tumba noruega. "El montículo fue construido aproximadamente sobre el año 700 d.C. en un periodo conocido como época merovingia, que precede a la Era Vikinga. Este hecho es asombroso ya que permite ubicar bastante atrás en el tiempo el uso de estas embarcaciones funerarias", explicó Geir Grønnesby, arqueólogo del Museo de la NTNU y director de las excavaciones.
Con unos sesenta metros de diámetro, el túmulo de Herlaugshaugen es uno de los más grandes documentados en Noruega, por lo que no pasó desapercibido y llegó a excavarse hasta en tres ocasiones a finales del siglo XVIII. En este periodo se encontraron varios fragmentos de hierro, restos de un muro, un caldero de bronce, numerosos huesos de animales y el esqueleto de un hombre que, sentado junto a una espada, observaba la eternidad con sus cuencas vacías.
Sin embargo, poco se puede conocer de estos restos. Según informan los investigadores de la NTNU, todos desaparecieron en la década de 1920. El esqueleto, que se cree perteneciente al rey Herlaug, fue trasladado a la escuela secundaria de Trondheim, pero nunca se supo más de él. El resto de elementos no tuvieron mejor suerte: el caldero, por ejemplo, fue fundido para fabricar hebillas de zapatos.
Su construcción está datada entre los siglos VI y IX d.C. siendo una de las excepciones de este tipo de construcciones, mucho más habituales en décadas posteriores, cuando los vikingos comenzaron sus expediciones de saqueo y comercio en Europa. Algunos de los enterramientos de esta época corresponden a los de Vendel y Valsgärde, cuyos moradores descansaron a bordo de sus embarcaciones bajo tierra protegidas por una gran cantidad de armas, y podrían tener relación con la clase dominante de Leka.
Cerca de esta localidad, en el valle de Namdalen, se encuentran más tumbas de este tipo. Su tamaño impresiona: todas cuentan con más de 37 metros de diámetro y se sospecha que podían tener la misma cronología. "No sabemos qué contienen estos grandes túmulos ya que muchos de ellos nunca han sido investigados y los arqueólogos se han preguntado durante mucho tiempo si existe una relación entre Namdalen y las áreas de Vendel y Valsgärde", añade el arqueólogo municipal Lars Forseth.
¿Revolucionan la historia?
Grønnesby añade que estos dos últimos yacimientos también tienen muchas similitudes con el hasta ahora extraño hallazgo del entierro de Sutton Hoo ocurrido en 1939 en Inglaterra y datado en el mismo periodo merovingio.
Los datos recopilados en esta campaña pueden cambiar por completo la historia de los vikingos. A pesar de que aún queda mucho por analizar, Grønnesby indica que estos descubrimientos permiten aventurar que los habitantes de la región noruega ya eran unos marinos bastante habilidosos que construyeron grandes embarcaciones mucho antes de lo que se pensaba.
El desarrollo de estas embarcaciones, que permitían navegar con relativa comodidad y facilidad tanto en ríos como en mar abierto, siempre ha marcado el compás en los debates sobre cuándo y por qué empezó la Era Vikinga. Sin embargo, el arqueólogo de la NTNU matiza que este hallazgo por sí solo no permite reescribir la historia de la era vikinga, pero afirma que no se construye un buque de estas características ni de este tamaño sin una razón.
"Estos montículos funerarios son también un símbolo de poder y riqueza. Una riqueza que no podía venir únicamente de las granjas de Ytre Namdalen. Creo que la gente de esta región se enriqueció gracias al comercio, posiblemente de larga distancia", cierra el arqueólogo.