La ciudad de Almendralejo (Badajoz) posee una de las maravillas prehistóricas de la Península Ibérica. Escondida entre las naves de un polígono industrial, el sepulcro de Huerta Montero es una cámara funeraria del V milenio antes de Cristo, de hace unos 4.650 años. Fue utilizado en dos momentos distintos, con una diferencia de 500 años entre ambos, y en la actualidad sigue levantando la expectación de los almendralejenses cada invierno.
En estos días del año, los rayos de sol penetran el corredor del sepulcro, iluminando la cámara circular que llegó a acoger los restos de hasta 109 personas enterradas con multitud de amuletos y objetos de valor, según la oficina de turismo de Almendralejo. El espectáculo de luz se ha convertido en todo un evento cultural. Locales y aficionados a la arqueología se reúnen durante el primer sol de la mañana (de 09:00 a 10:30) para contemplar el sepulcro iluminado. "Es por su orientación", afirma Isabel García (55 años), responsable de la oficina de turismo de Almendralejo y participante en la excavación de Huerta Montero.
El lugar donde ahora mismo se encuentra el yacimiento no era más que un viñedo en el año 1988. García cuenta que, en aquel entonces, "un señor que estaba vendiendo un tractor a otro mostró que el vehículo funcionaba metiendo el arado en la tierra, de forma que movió una piedra de gran tamaño." Es importante resaltar que el suelo de la comarca de Tierra de Barros, en Extremadura, "es de arcilla y caliza. No hay piedras grandes". Fue a partir de ese momento cuando se formó una cuadrilla de arqueólogos que de forma voluntaria excavaron Huerta Montero cada fin de semana durante dos años.
En la localidad sevillana de Valencina de la Concepción también existe un sepulcro similar a Huerta Montero. Sin embargo, según apunta Isabel García, la primera peculiaridad del yacimiento almendralejense es que "se encuentra en su estado original. No ha habido ningún tipo de reconstrucción posterior."
Y eso ha sido posible gracias a las técnicas de mantenimiento de estructuras que manejaban estos individuos: una especie de "hormigonera prehistórica" que permitía la mezcla de arcilla y caliza con agua, creando una masa con la que cubrían las paredes de la tumba. "Los sepulcros eran como una especie de santuarios para ellos", recuerda García. "De esta manera, daban consistencia a la estructura con la intención de que durara en el tiempo".
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Para la turismóloga, la segunda peculiaridad de Huerta Montero es que en este poblado tenían conocimientos de geometría y astronomía. "Mientras estábamos excavando el sepulcro nos dimos cuenta de que, por su orientación, la cámara se iluminaba con el Sol de invierno". De forma que todos los cuerpos (que posteriormente fueron recogidos por el Museo Arqueológico) quedaban iluminados.
En España se han desenterrado hasta 20.000 megalitos de estas características. El arqueólogo británico Michael Hoskin (1930-2021) estudió más de 3.000 yacimientos en el Mediterráneo. "Sus orientaciones no eran aleatorias", afirmaba. El 95% de ellos miran en una dirección especialmente elegida: entre el este y el sur, desde donde sale el Sol en la Península, como las iglesias cristianas. Son monumentos dedicados al Sol.
El resurgir del Sol
García apunta que "nosotros no conservamos la bóveda, pero cuando la tenía, seguramente se iluminaba únicamente los días 20, 21 y 22 de diciembre". Los días exactos del solsticio de invierno. "Para ellos el Sol era como un dios y los antepasados eran los mediadores con los dioses. Entonces, seguramente en este sepulcro se organizaban ritos para pedirle a los dioses que los días comenzaran a crecer, que es lo que ocurre a partir del solsticio".
El solsticio de invierno es el día más corto del año. El arco que el Sol dibuja sobre la Tierra apenas da 9 horas de luz. Es la Navidad. "Noel", una palabra que significa nacimiento. Ya en la Antigüedad se celebraba ese nacimiento. El resurgir del Sol que, a partir del solsticio, volvería a crecer. Los cristianos eligieron estas fechas para celebrar el nacimiento de Jesucristo. Creando el sentimiento de la Navidad que tenemos hoy en día.
"Al no tener la bóveda original, podemos disfrutar del sol más días", concluye Isabel García. Los ciudadanos de Almendralejo dan la bienvenida a la Navidad, al más puro estilo extremeño. Se sirven migas con chocolate caliente a la entrada del recinto cultural del sepulcro. Y tras el espectáculo de luz en la cámara funeraria, bridan con una copa de cava por un nuevo "resurgir del Sol".
*Pablo Danubio, autor del reportaje, es alumno de la primera promoción 2023-2024 del Máster de Periodismo de ELESPAÑOL/UCJC.