El Tren Maya es un megaproyecto ferroviario de larga distancia en el suroeste de México y que cuenta con aproximadamente más de 1550 kilómetros de longitud al suroeste del país, principalmente en la península de Yucatán. Su nombre se lo debe a la cultura precolombina homónima que habitó la región, aproximadamente, desde el 2000 a.C. hasta el siglo XVI de nuestra era.
Una gran parte del recorrido de los siete tramos del Tren Maya, que inició su construcción en 2020, atraviesa varias antiguas ciudades y yacimientos arqueológicos de las numerosas culturas indígenas que poblaron el actual México antes de la conquista española protagonizada por Hernán Cortés.
Hace escasos días, el Gobierno mexicano afirmó haber encontrado "el mayor tesoro arqueológico" de las últimas décadas durante las obras de construcción del proyecto ferroviario, según aseguró a EFE Diego Prieto Hernández, director del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Millones de fragmentos
Entre las piezas sacadas a la luz destacan el disco solar en Chichén Itzá, la escultura del dios del maíz en Palenque, la estela dual en Uxmal, los bajorrelieves de un cautivo cogido del cabello por una dignataria en Ek Balam, urnas funerarias y tiestos, todos ellos encontrados en los cinco estados que atraviesa el nuevo ferrocarril.
“En Yucatán, Campeche, Quintana Roo, Tabasco y Chiapas hemos descubierto más de 1,4 millones de fragmentos de cerámica, más de 50.000 bienes muebles e inmuebles, como palacios y estructuras, constituyendo el mayor tesoro arqueológico encontrado en las últimas décadas en México”, afirmó el director del INAH.
Lo más importante para Prieto Hernández ha sido recuperar la información integral y la posibilidad de reconstruir estructuras sociales y del pensamiento de los mayas. "Por eso puede tener tanto interés la tumba de Pakal, en Chiapas, que una punta de flecha hable de presencia antigua de la cultura de esta región”, detalla.
El arqueólogo resalta el descubrimiento de la complejidad de los sistemas urbanos de comunicación y comercio que se desarrollaron en el área maya de Mesoamérica, que abarca México, Guatemala, Belice, Honduras y El Salvador. A los tesoros culturales hallados en la ruta del Tren Maya se suma el redescubrimiento de Ichkabal, “una ciudad majestuosa de la nación maya que abrirá al público en agosto próximo”.
“Hablamos de una gran investigación colectiva institucional, con la participación de cientos de jóvenes profesionales en arqueología, tecnología, historia y otras disciplinas”, asegura. Al hablar del Programa de Mejoramiento de Zonas Arqueológicas (Promeza) derivado del Tren Maya, recalca que han recuperado “información y material valioso para un mejor conocimiento del devenir y desenvolvimiento de la gran civilización maya, sus épocas, regiones culturales y expresiones artísticas y urbanas”.
Los expertos del INAH revelan nuevos conocimientos, ”como la gran densidad de población que se registró en Mesoamérica, particularmente en el norte de Chiapas, la selva de Tabasco, el sur de Campeche y la península de Yucatán”.
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Puesta en valor
Prieto Hernández enuncia dos pilares de ese trabajo de investigación y recuperación de la memoria maya. “Uno, es el salvamento arqueológico que tiene que ver con la recuperación de materiales que brindan información valiosa y estructuras de orden arquitectónico, pero también bienes muebles e inmuebles en un área acotada por los derechos de vía del tren”, afirma.
Otro pilar es el Promeza, “en el que de manera sistemática y planificada nos abocamos a la investigación, conservación, estructuración y estabilización de elementos en zonas arqueológicas abiertas al público y a las que se abrirán pronto, como Ichkabal”, declara.
El Promeza incluye acciones para una mejor experiencia de los visitantes, “con elementos de interpretación y comprensión del sitio, así como servicios básicos”.
La tarea del INAH, que este 2024 cumple 85 años, es la investigación, conservación y difusión.“No podemos quedarnos solo con la investigación, hay que conservar los materiales y sitios arqueológicos para las futuras generaciones”, indica.
Prieto Hernández apunta que es importante saber que la civilización maya no ha desaparecido, pues la constituyen variantes lingüísticas y pueblos indígenas que han resistido y sobrevivido hasta la actualidad.
Todos estos tesoros que han sido descubiertos durante la construcción del Tren Maya se exhibirán en los Museos Arqueológicos del Puuc, de Sitio de Dzibilchaltún y Chichén Itzá, así como el de Historia de Yucatán, que abrirá sus puertas en los próximos meses.