A su muerte en la batalla de los montes Transductinos, en un paisaje ubicado entre la hoy desecada laguna de La Janda y el cerro de Torrejosa, en el actual término de Tarifa (Cádiz), y no a orillas del río Guadalete, como se ha creído durante tanto tiempo, el rey Rodrigo llevaba casi una década casado con Egilona, una misteriosa y esquiva noble visigoda. Calificada como "reina de Hispania" por la Crónica mozárabe de 754, única fuente contemporánea de los acontecimientos, la viuda contrajo matrimonio poco después con uno de los cabecillas del ejército árabe, Abd al-Aziz, el valí del al-Ándalus, con el que intrigó fallidamente para alzarse contra el califa de Damasco y proclamarse soberano de la Península Ibérica.
Ese es uno de los pocos coletazos biográficos que las crónicas brindan sobre la poderosa mujer, de quien no se conoce ni su año de nacimiento ni el linaje al que pertenecía. En Los visigodos (Desperta Ferro, 2020), el historiador José Soto Chica apenas mencionaba a Egilona en varios párrafos de un par de páginas, pero quedó fascinado por esa escueta información de la Crónica mozárabe: "Por consejo de su esposa, Egilona, reina de Hispania, anteriormente casada con el rey Rodrigo, intentó sacudirse del yugo árabe". No había suficientes datos para un ensayo, pero sí para una novela.
El resultado es Egilona, reina de Hispania (Espasa), vibrante y documentada ficción histórica en la que el investigador del Centro de Estudios Bizantinos de la Universidad de Granada y gran experto en la Antigüedad Tardía rescata la figura de esta mujer y de su época, la invasión islámica peninsular y la caída del reino de Toledo, "unos acontecimientos que habitualmente se han contado muy mal". "Fue un personaje de transición que lo fue todo con los visigodos y lo vuelve a ser todo en el nuevo mundo de los musulmanes, pero se han escrito muchos disparates sobre ella", comenta el historiador a este periódico.
Soto Chica, autor de la novela El dios que habita la espada (2021), galardonada con el Premio Edhasa Narrativas Históricas, detalla que ha querido ser muy fiel a los hechos y a la reconstrucción del clima político y social de principios del siglo VIII. El grueso del relato se basa en los textos de la citada Crónica mozárabe y de otras fuentes árabes como el códice Fath al-Ándalus, la anónima Ajbar Maimu'a o las obras del historiador Al-Maqqari y el califa Al-Hakam. De hecho, todos los capítulos comienzan con un fragmento de estos escritos.
Uno de los aspectos más sugerentes de esta historia es desentrañar cómo fue capaz Egilona de persistir en los círculos de poder, y parece además que siendo una voz a tener en cuenta, en los dos mundos enfrentados, el visigodo y el islámico. ¿Se habría casado con el valí Al-Aziz voluntariamente, como mecanismo de supervivencia o porque se convirtió en una jugosa conquista humana tras los triunfos militares?
"He optado por una solución intermedia en la novela", confiesa el también autor de una reciente biografía sobre Leovigildo (Desperta Ferro, 2023). "Después de la muerte de Rodrigo se alza como símbolo de resistencia, pero tras la segunda derrota de los visigodos en Écija hago que Al-Aziz la capture. Pensemos en el México azteca: los españoles eran una fuerza muy pequeña y se apoyaron en la nobleza. Los árabes hicieron igual. Este matrimonio no fue la excepción, sino la norma, y ahí están los ejemplos de la hija de Teodomiro o las nietas de Witiza. Era una época en la que se necesitaba colaboración". Solo una pequeña facción liderada por Pelayo, que era sobrino de Egilona, se refugió en las montañas del norte y optó por una resistencia a ultranza.
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Olvido intencionado
Coincide Soto Chica en que una novela, en la que despliega una enérgica prosa que ya aflora comedida en sus ensayos, tiene mucho más poder para sacar del olvido a un relevante personaje histórico. "Si me pongo mi traje de historiador y me limito a lo que dicen las fuentes, estoy atado de pies y manos. Ahora bien, un novelista sí tiene licencias y yo me imagino esa historia de odio y amor con Al-Aziz", detalla. "Pero creo que el resultado es muy coherente: se trata de la novela de un historiado especialista en el periodo y que, literariamente hablando, proponer soluciones psicológicas del siglo VIII". Apunta también que el matrimonio, enmarcado en el gobierno de tres años del valí, fue decisivo en la configuración de lo que iba a ser al-Ándalus.
La novedad de Egilona, reina de Hispania con respecto a sus anteriores novelas es la importancia que cobran las mujeres: los personajes femeninos son quienes llevan la batuta de la trama. La otra más importante es Umm Hakim, una exesclava convertida en concubina del bizco y jorobado comandante árabe Táriq Ibn Ziyad. El militar incluso llegó a dar el nombre de su amada a la isla que dominaba la entrada al puerto de Algeciras y al río que cruzaban el campo de batalla donde se enfrentó a Rodrigo. Pero las informaciones sobre ella, contrapunto de la monarca visigoda, son también muy escasas.
A pesar del regio título, Egilona es personaje muy desconocido. "Para mí su olvido es intencionado ya desde su propio tiempo: para los que resistieron en Asturias era una traidora; para los árabes, la culpable de que el guerrero musulmán perfecto cayera en la conjura. Era la culpable por pasarse al enemigo o subvertir el orden, y esto ha influido mucho en la historiografía española decimonónica o en la actual", valora Soto Chica. Hablando de traidores, también proyecta una imagen novedosa del conde don Julián, un chaquetero que juró lealtad al emperador de Constantinopla, al rey de los godos y al califa de Damasco según más conviniese a sus intereses.
"Esta novela, a nivel de gente que busca aprender historia con una ficción, es la historia de la conquista islámica de Hispania en base a lo que de verdad sabemos, que ha cambiado mucho en últimos veinte años", resume el autor. "No va de buenos y malos, sino de gente como nosotros que tiene que sobrevivir aceptando que el mundo ha cambiado o rebelándose contra ello".