La ciudad bíblica de Gat, el mayor asentamiento del misterioso pueblo de los filisteos, fue el supuesto lugar de nacimiento del gigante Goliat. Las excavaciones en el yacimiento, hoy uno de los mayores montículos arqueológicos del centro de Israel, han confirmado los relatos antiguos de que fue atacado e incendiado por las tropas de Hazael, rey del estado arameo de Aram-Damasco, durante una campaña militar a lo largo del Levante meridional en el siglo IX a.C. Pero los trabajos arqueológicos también han sacado a la luz dos templos en la parte baja del sitio que conservaban un impresionante conjunto de semillas y frutos.

El estudio de estos restos botánicos ha permitido ahora a los investigadores arrojar luz sobre las prácticas religiosas de los filisteos, una cultura que floreció durante la Edad del Hierro, aproximadamente entre 1200-600 a.C., y que condicionó la historia, las prácticas agrícolas y las costumbres dietéticas del sur del Levante. Los resultados, publicados en la revista Scientific Reports, han revelado los ingredientes empleados en los rituales celebrados en los templos, el calendario de las ceremonias o incluso las plantas que se utilizaron para decorar estos espacios sagrados.

A través de un examen meticuloso y un análisis cuantitativo y cualitativo de los tipos de plantas utilizadas, el momento de su cosecha, los modos de ofrenda y el posible significado simbólico, los investigadores han logrado articular una imagen más clara del enfoque filisteo de la espiritualidad, según se explica en un comunicado de la Universidad de Bar-Ilan (Israel). El proyecto ha estado liderado por el arqueólogo Aren Maeir y el arqueobotánico Ehud Weiss.

Frutos fósiles de un árbol casto hallados en la sala interior del templo de Tell es-Safi. Suembikya Frumin

Las conclusiones apuntan que las creencias filisteas se apoyaban en la magia y en el poder de la naturaleza, como el agua corriente o la estacionalidad, aspectos que influyen en la salud y en la vida humana. "Uno de los hallazgos más relevantes ha sido la identificación de los usos rituales más antiguos de varias plantas mediterráneas, como el árbol casto lila (Vitex agnus-castus), el ojo de buey (Glebionis coronaria) o la escabiosa plateada (Lomelosia argentea)", describe Suembikya Frumin, otro de los coautores. "Estas plantas conectan a los filisteos con rituales de culto, mitología y parafernalia relacionados con las primeras deidades griegas, como Hera, Artemisa, Deméter y Asclepio".

El análisis en el laboratorio de las semillas recuperadas entre los vestigios de los templos de la antigua ciudad de Gat ha permitido también establecer una cronología hipotética del momento de celebración de los rituales —en torno a la primavera— y de la destrucción de los templos por las tropas de Hazael —a finales del verano o a principios del otoño—. El aspecto estacional de las prácticas religiosas filisteas, destacan los investigadores, subraya su profunda conexión con los mundos naturales y los ciclos de la agricultura.

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"Nuestros descubrimientos desafían las comprensiones previas de las prácticas rituales filisteas y ofrecen una nueva perspectiva sobre sus ceremonias culturales y las conexiones entre la cultura filistea y las tradiciones religiosas mediterráneas", resume Ehud Weiss. "Al examinar las plantas que usaban en este tipo de contextos entendemos mejor cómo este antiguo pueblo percibía e interactuaba con el mundo que lo rodeaba". Según los investigadores, el estudio cuantitativo y cualitativo de las semillas revela que los trabajadores de los templos filisteos tenían un conocimiento de las mismas y de sus características.

Entre los materiales descubiertos en esta zona del yacimiento se incluye una pesa de telar, un artefacto documentado habitualmente en los lugares de culto del Egeo asociados con Hera. "Estos hallazgos abren nuevas vías para la investigación de las interacciones culturales entre los filisteos y las regiones vecinas", sentencia Aren Maeir, director de las excavaciones en Tell es-Safi durante más de 25 años.