Los antiguos egipcios consideraban el río Nilo como la fuente de la que brotó su civilización y una parte integral de la vida de sus dioses. Hace unos 5.500 años, tras varios milenios de un paisaje similar a una sabana dominado por las abundantes lluvias, la aridez regresó al Sáhara y los humanos huyeron del desierto para asentarse en las fértiles tierras del valle del Nilo. Desde los inicios de la época faraónica, esta inmensa autopista acuática brindó todo tipo de recursos y facilitó el transporte y el comercio. Además, uno de sus brazos, oculto desde hace siglos bajo la arena y campos de cultivo y que acaba de salir a la luz gracias a imágenes de satélite y datos geofísicos, fue clave en la construcción de sus monumentos más representativos: las pirámides.
Los egiptólogos han sido incapaces de ofrecer una respuesta irrebatible sobre por qué el mayor conjunto de pirámides del Antiguo Egipto se concentra en una franja desértica e inhabitable a varios kilómetros del Nilo que se extiende desde el yacimiento de El Lisht, al sur, hasta la meseta de Guiza. Allí se ubican 31 monumentos funerarios datados entre el Reino Antiguo y el Segundo Periodo Intermedio (2686-1649 a.C.), entre las dinastías III y XIII. La respuesta a ese misterio parece estar en el agua, ahora evaporada.
Un nuevo estudio científico liderado por Eman Ghoneim, geomorfóloga de la Universidad de Carolina del Norte en Wilmington (Estados Unidos), ha identificado varios segmentos de un importante brazo del Nilo de 64 kilómetros de longitud que bordeaba las maravillosas estructuras. Bautizado como "Rama Ahramat", que en árabe significa "vía de las pirámides", tuvo una profundidad de entre 2 y 8 metros y una anchura de 200-700 m. Su cauce habría transcurrido por unas zonas que se alejan entre 2,5 y 10,25 kilómetros al oeste del moderno Nilo. Los resultados, que se había presentado en un congreso, se acaban de publicar en la revista Communications Earth & Environment.
"El hallazgo de la 'Rama Ahramat' no es solo crucial para comprender por qué se levantaron las pirámides en esas áreas geográficas específicas, sino también para entender cómo los antiguos egipcios accedían a la zona para construirlas", valoran en el artículo científico los autores de la investigación. Su hipótesis es que este canal estuvo activo durante las obras de los grandes monumentos de los reinos Antiguo y Medio y que se usó tanto para mover las pesadas piedras y otros materiales como para el transporte de los trabajadores.
Hasta el momento, los análisis de sedimentos antiguos habían desvelado que el Nilo solía tener un caudal mucho mayor al actual y que se dividía en varios brazos en algunos sectores. Los egiptólogos ya habían especulado sobre la existencia de uno de estos canales en las inmediaciones de las pirámides, pero sin poder confirmarlo. El estudio de imágenes de satélite, de evidencias geofísicas y de núcleos extraídos del suelo ha permitido a Ghoneim y su equipo documentar el recorrido de uno de estos ríos tributarios que había quedado sepultado bajo las modernas tierras agrícolas. Un hallazgo que proporciona una imagen más precisa sobre dónde se ubicaron los asentamientos antiguos en relación con el Nilo.
Movimiento y sequía
Los famosos complejos reales del Antiguo Egipto disponían de calzadas ceremoniales elevadas que conectaban las pirámides con sus templos funerarios, que funcionaban también como puertos fluviales. En el área estudiada, que se extiende por las estribaciones de la meseta del desierto occidental del Sáhara, muchos de estos caminos discurren perpendiculares a la "Rama Ahramat" y terminan directamente en su orilla, como ocurre en los valles de las pirámides Acodada, de Kefrén y de Micerino, todos gobernantes de la Dinastía IV. Según los investigadores, esto es una prueba de que este brazo del Nilo ya estaba funcionando en el Reino Antiguo, época en la que su caudal era imponente.
Los análisis sobre la elevación del terreno escogida para erigir los monumentos funerarios de los faraones han arrojado relevantes datos sobre la historia del desconocido afluente. Por ejemplo, la pirámide de Kakaura Ibi, de la Dinastía VIII y de la que apenas sobreviven unos pocos vestigios, se encuentra muy cerca de la llanura aluvial, lo que implica que el caudal del Nilo era muy bajo en este momento del Primer Periodo Intermedio (2181-2055 a.C.). Un hallazgo que coincide con las hipótesis de que el repentino derrumbe del Reino Antiguo se debió, en parte, a la catastrófica ausencia de las inundaciones anuales del río durante tres o cuatro décadas.
Los sedimentos recuperados en Menfis, la primera capital egipcia, han confirmado que las vías navegables se fueron desplazando hacia el este y que las pirámides se erigieron en una zona más oriental y en altitudes más bajas que en la época anterior. "Esta paradoja podría explicarse por el hecho de que la 'Rama Ahramat' migró hacia el este, alejándose ligeramente del desierto occidental, antes de la construcción de las pirámides del Reino Medio, moviendo su ubicación para poder estar cerca del canal", sostienen los investigadores.
En la necrópolis de Dashur el faraón Seneferu erigió su primera pirámide, la Acodada. La estructura se sitúa actualmente en pleno desierto, pero contaba con una calzada de bloques de piedra caliza de 700 metros unida a un gran templo ubicado hoy a más de un kilómetro de la llanura aluvial del Nilo. Las imágenes obtenidas con georradar y satélite han revelado que allí desembocaba un canal extinto de 200 m de ancho de media que habría desempeñado un papel crucial en el transporte de materiales para la construcción del monumento.
A 6 kilómetros al norte se ha documentado otra zona todavía más grande que se habría utilizado en la Dinastía VI para levantar algunas de las pirámides de Saqqara. Respecto a las pirámides de Guiza, las más famosas del Antiguo Egipto, los investigadores han identificado evidencias de una pequeña bahía asociada al brazo Ahramat. La de Keops, la más grande de todas, estaba de hecho conectada directamente con el río.
¿Pero por qué este canal se empezó a desplazar hacia el este hace unos 4.200 años para terminar secándose? Los científicos ofrecen dos hipótesis posibles: un incremento en la acumulación de la arena del desierto provocada por los fuertes vientos y el inicio del mencionado periodo de sequía, o por la inclinación de la llanura aluvial del Nilo como resultado de la actividad tectónica. En esta ocasión, los dioses egipcios no tuvieron nada que ver.