Las playas de Dieppe fotografiadas tras el combate por soldados alemanes.

Las playas de Dieppe fotografiadas tras el combate por soldados alemanes. Biblioteca y Archivos de Canadá

Historia

El otro desembarco de Normandía de los Aliados que nadie recuerda: "Fue una absoluta masacre"

El 19 de agosto de 1942 cerca de 6.100 soldados, en su mayoría canadienses, intentaron conquistar el puerto de Dieppe. Regresó la mitad.

3 junio, 2024 08:34

"Había francotiradores por todas partes. Uno de ellos alcanzó el borde de mi casco y caí al suelo (...). La mayoría de los muchachos estaban apretujados contra el acantilado, intentando volar las alambradas con torpedos bangalore. Uno de ellos cayó al suelo y explotó entre el grupo. Otros intentaban lanzar granadas pero eran alcanzados según quitaban la anilla y la granada estallaba. Fue inimaginable. Fue una absoluta masacre", recordaba el exsoldado canadiense John Abernethy Poolton, superviviente del desastroso asalto aliado al puerto de Dieppe del 19 de agosto de 1942. 

En aquel momento, la Alemania nazi parecía imparable. En África los panzer del mariscal Rommel se acercaban a El Cairo, haciendo retroceder al Octavo Ejército Británico. En las interminables estepas de la URSS se sucedían encarnizados combates en torno a las ciudades de Leningrado y Stalingrado, separadas por más de 1.500 kilómetros. Stalin, sometido a una enorme presión, demandaba a sus aliados occidentales que abrieran un segundo frente en Europa. Sus fuerzas estaban al límite. 

Enrocados en las Islas británicas, el desembarco de Normandía aún era un proyecto y Reino Unido, EEUU y Canadá planearon una operación anfibia en las playas de Francia para probar equipos, foguear a los soldados y asestar un golpe de fuerza en el continente. Cerca de 6.100 hombres apoyados por blindados, ocho destructores y 74 escuadrones aéreos debían cruzar el canal de la Mancha, conquistar el puerto francés de Dieppe, dinamitar sus defensas y reembarcar a Inglaterra en 48 horas. Se estrellaron contra el Muro Atlántico, lo que aumentó la esperanza de los jerarcas nazis en aquella línea fortificada a medio terminar en 1944.

Alambradas y hormigón en las posiciones defensivas alemanas.

Alambradas y hormigón en las posiciones defensivas alemanas. Departamento de Asuntos de Veteranos de Canadá

Se sigue debatiendo si la operación fue necesaria o fue una matanza inútil. "Sin lugar a dudas, el ataque a Dieppe fue estudiado cuidadosamente a la hora de planificar ataques posteriores contra la costa de Francia controlada por el enemigo. Hubo mejoras en la técnica, en el apoyo de fuego y en las tácticas, lo que redujo las bajas del Día D a un mínimo inesperado. Las lecciones aprendidas en Dieppe fueron fundamentales para salvar innumerables vidas el 6 de junio de 1944", sostiene el departamento del Gobierno canadiense destinado a apoyar a los veteranos. 

Planificada para julio, el mal tiempo hizo retrasar la operación con nombre en clave "Jubilee". Muchos de los responsables quisieron abortar la misión, pero siguió adelante. El 19 de agosto de 1942 la flota se puso en marcha hacia sus objetivos: cinco playas en un frente de 14 kilómetros que incluía el puerto de Dieppe y varios pueblos a sus flancos.

Parte de la flota aliada atravesando el canal de la Mancha.

Parte de la flota aliada atravesando el canal de la Mancha. Biblioteca y Archivos de Canadá

Acantilados de tiza

De los 6.100 hombres, 5.000 eran soldados canadienses, 1.000 comandos británicos y 50 rangers de EEUU. No todos llegaron a desembarcar ante el desastre de las primeras oleadas. Al principio tuvieron éxito en Pourville, en el sector occidental. Hubo poca resistencia y tomaron la primera línea. Bloqueados en el río Scie no llegaron a Dieppe. Ahí terminan las victorias de la operación. 

En el flanco oriental, en torno al pueblo de Puys, las fuerzas del Regimiento Real de Canadá chocaron contra una estrecha playa batida por fuego de morteros y acribillada por ráfagas de ametralladoras. Un acantilado vertical de tiza les bloqueaba el camino y se agolparon en la playa, donde los guijarros frenaron las cadenas de los tanques. 

Destructor 'HMS Berkeley' hundido frente a Dieppe.

Destructor 'HMS Berkeley' hundido frente a Dieppe. Wikimedia Commons

"Comenzamos a trepar por el acantilado, había algunos de los nuestros allí arriba, pero no podían hacer nada. Le dieron al que iba delante de mí y cayó arrastrándonos hacia abajo a todos los que íbamos detrás (...). Un soldado hacía señales hacia el destructor que había en la costa. '¡Disparad un par de proyectiles! ¡Reventar el acantilado! ¡Da igual si nos dais pero haced algo!'. No pasó nada. Más tarde ese destructor [el HMS Berkeley] fue torpeado y se hundió", continuaba el superviviente John Abernethy Poolton en su relato recogido por el departamento canadiense de Asuntos de Veteranos.

El asalto frontal

Para tener éxito, los atacantes necesitaban sorpresa y oscuridad, pero no obtuvieron ninguna de las dos. La operación se retrasó media hora y las barcas llegaron con las primeras luces del amanecer. Al poco de zarpar fueron avistados por un convoy alemán que disparó contra la flota. El factor sorpresa se evaporó por completo.  

Soldado alemán pasea en las playas tras el combate.

Soldado alemán pasea en las playas tras el combate. Wikimedia Commons

La primera oleada, liderada por un regimiento escocés, apenas pudo salir de las playas de guijarros del puerto de Dieppe, batida por búnkeres y las casas del pueblo. Solo un pequeño pelotón llegó a las primeras edificaciones montando un punto fuerte en un casino. Los tanques llegaron quince minutos tarde solo para quedar inmovilizados en la playa o en las estrechas calles. 

En el cielo el bombardeo masivo previsto en los primeros planes de la operación fue reemplazado por centenares de cazas que no lograron la supremacía aérea. Aquel día la Royal Air Force se empeñó a fondo y perdió 106 naves frente a la Luftwaffe. 

Uno de los tanques  británicos abandonado en las calles de Dieppe.

Uno de los tanques británicos abandonado en las calles de Dieppe. Bibliotecas y Archivos de Canadá

Intentando mantener el orden se dio la consigna de retirarse. El soldado Kenneth Curry se dirigió a una de las barcas con cuatro prisioneros. Estaba atestada y no les dejaron subir. En medio del caos, ordenó a sus presos que se fueran y se lanzó al agua en busca de la salvación. Subió a una lancha en marcha cerca de la costa que iba al ralentí. Estaba llena de solados muertos, incluido el timonel, y saltó al agua de nuevo. 

El peso de la derrota

"Estuve en el agua desde el mediodía hasta las 8 de la noche. Llegué a la playa en ropa interior. Me senté allí, no podía caminar y me comí mi ración de chocolate, rodeado de muertos que flotaban con sus salvavidas. Entre ellos busqué a mi hermano y no le encontré", narraría Curry. Más tarde intentó buscar refugio en unas casas cercanas pero fue hecho prisionero. Conducido junto al resto de los 1.946 capturados, encontró a su hermano durmiendo profundamente.

Soldados alemanes posando con presos tras el combate.

Soldados alemanes posando con presos tras el combate. Wikimedia Commons

[La épica primera victoria de los Aliados en la II Guerra Mundial gracias a los republicanos españoles]

Al final del día, de los 4.963 canadienses que llegaron a las playas sólo regresaron 2.120, la mayoría heridos. Atrás dejaron los cadáveres de 916 canadienses, 53 británicos y un estadounidenses. El soldado Poolton también fue capturado. Tras caer del acantilado, quedó atascado en la playa frente al pueblo de Puys. Un soldado canadiense lanzaba alaridos enredado en alambre de espino. Estaba siendo devorado por las llamas y uno de sus compañeros lo remató de un tiro en la cabeza. Poco después entregaron sus armas. 

"Nadie lo ordenó, pero comenzamos a recoger a los heridos. Los alemanes nos dejaron (...). Formamos en fila de a cinco y marchamos hacia Puys y luego a Dieppe. Alguien comenzó a tararear el himno francés y comenzamos a cantar. Los franceses lloraban, otros nos hacían la 'V' de la victoria. (...) Sabíamos que nos habían vencido, pero no agachamos la cabeza", diría Poolton.