El fascinante yacimiento de Casas del Turuñuelo (Guareña, Badajoz) sigue sacando a la luz fascinantes estampas de la vida de la antigua civilización tartésica. Las últimas excavaciones arqueológicas en el sitio han desvelado una placa de pizarra de unos 20 centímetros donde un artista grabó en ambas caras y hace unos 2.500 años, como una suerte de boceto, varios motivos: la repetición continuada de rostros o figuras geométricas y una escena de combate en la que interactúan tres guerreros. Según los investigadores, que han dado a conocer los hallazgos este jueves, se trata de una pieza única en la arqueología peninsular y que habría servido al artesano de apoyo para inmortalizar estas imágenes en piezas de oro, marfil o madera.

La sexta campaña de excavaciones en el yacimiento, famoso por desvelar una hecatombe única, el mayor sacrificio de animales del Mediterráneo occidental, ha permitido, además, descubrir la ubicación de la puerta este que da acceso a la llamada Estancia de las gradas, excavada en 2023 y conocida por el descubrimiento de los primeros relieves figurados de Tarteso.

En una rueda de prensa, el equipo de expertos del Instituto de Arqueología de Mérida (IAM), centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Junta de Extremadura, dirigido por Esther Rodríguez González y Sebastián Celestino Pérez, ha destacado la importancia de la placa de pizarra descubierta bajo un ánfora, que muestra a cuatro individuos que han sido identificados como guerreros, dada la vestimenta que los decora y las armas que portan. Los primeros indicios, a falta de un estudio más detallado en el laboratorio, apuntan a que se trata de una pizarra de orfebre, un material que serviría de apoyo al artesano a la hora de grabar los motivos diseñados para sus abalorios. Se ha fechado siglos VI-V a.C.

Nuevas estancias excavadas en el yacimiento de Casas del Turuñuelo. CSIC

"Este hallazgo supone un ejemplo único en la arqueología peninsular y nos acerca al conocimiento de los procesos artesanales en Tarteso, invisibles hasta el momento, al mismo tiempo que nos permite completar nuestro conocimiento acerca de la vestimenta, el armamento o los tocados de los personajes representados, pues en ellos proliferan los detalles", destaca Esther Rodríguez. Esta documentación complementa el hallazgo realizado en la pasada campaña, donde la documentación de varios rostros permitió, por primera vez, admirar cómo la sociedad de los siglos VI-V a.C. portaba sus joyas.

Por otro lado, el descubrimiento de la puerta este del edificio, ubicada en el centro de una fachada monumental de más de tres metros de altura, confirma, según el equipo investigador y en base a la naturaleza de los restos arquitectónicos documentados, el acceso principal a la estructura en su extremo oriental, que conserva en pie sus dos plantas constructivas. La puerta comunica la Estancia de las gradas con un extenso patio pavimentado de pizarras frente al cual se localiza un pasillo empedrado.

Detalle de la cara frontal de la placa de pizarra de los siglos VI-V a.C. Esther Rodríguez CSIC

Este corredor separa el cuerpo principal del edificio con un conjunto de estancias en las que se han podido recuperar interesantes lotes de materiales que permiten sugerir que se trata de la zona de producción o área artesanal del lugar. Este contexto único permitirá conocer en profundidad los procesos productivos de la I Edad del Hierro en el suroeste peninsular.

Más espacios excavados

En total se han podido individualizar y excavar cuatro espacios en los que se han recuperado lotes de cerámica, distinguiéndose recipientes en miniatura, cerámicas con decoración incisa, diversas herramientas de hierro, un lote de marfiles o un conjunto de pesas de telar en proceso de fabricación que ponen de nuevo de manifiesto la existencia de una artesanía del tejido en este enclave. Esta evidencia ya se puso de relieve tras la documentación de restos de tejidos, como los fragmentos de lino y de lana documentados en campañas anteriores y que suponen ejemplos únicos de la arqueología peninsular.

El hallazgo de la puerta permite cerrar uno de los hitos que este grupo de investigación había marcado para entender mejor la organización espacial del monumento y la verdadera función que desempeñó. La misma relevancia tiene el descubrimiento de las estancias exteriores dedicadas a diferentes trabajos artesanales, permitiendo entrar en cuestiones sociales muy desconocidas para esta época y profundizando en la figura del artesano en Tarteso. Cada nueva revelación supone un avance en la interpretación de esta cultura, lo que a su vez consolida aún más la trascendencia que tuvo en el valle del Guadiana durante sus últimos momentos, han destacado los investigadores.

Recreación de la hecatombe de Casas del Turuñuelo. Construyendo Tarteso

"Nuestros esfuerzos se van a centrar ahora en estudiar los restos recuperados, tanto de los relieves de las caras como de los marfiles", explica Sebastián Celestino. "En cuanto a los trabajos arqueológicos en el yacimiento, nuestra meta para la próxima campaña es delimitar esas áreas de producción que parece que se prolongan, al menos, por todo el lado oriental del yacimiento. En paralelo, comenzaremos a abrir las habitaciones que flanquean el espacio principal, que cuentan con un grado de conservación excelente y nos pueden ayudar a definir la funcionalidad del edificio".

El extraordinario grado de conservación de Casas del Turuñuelo se debe a que el lujoso edificio fue clausurado de forma ceremonial hace 2.500 años. Al finalizar de la ceremonia —banquete y sacrificio de medio centenar de animales—, los tartesios cubrieron la estructura con sedimentos del propio río generando un montículo artificial de unos 6 metros de altura y 90 metros de diámetro y lo abandonaron. Desde el inicio de las investigaciones en 2015 este yacimiento ha reportado algunos de los descubrimientos más singulares de la arqueología española.