Las legiones romanas habían aplacado por la fuerza y sin miramientos las anteriores revueltas desarrolladas en el territorio de Judea. En el año 70 d.C., las tropas del emperador Tito redujeron a cenizas el Segundo Templo de Jerusalén. Entre 132 y 136 d.C., los rebeldes de Bar Kojba también fueron pasados por las armas. Pero a mediados del siglo IV estalló otro movimiento de insurrección contra la autoridad imperial y el césar del Imperio romano de Oriente, Flavio Constancio Galo. Con mucha menos presencia en las fuentes antiguas, se saldó con el mismo resultado: la destrucción total de quienes se oponían al poder de las águilas.
Ahora, unas excavaciones en la ciudad de Lod, llamada Diospolis en la Antigüedad y situada en el centro de la moderna Israel, han arrojado luz sobre este episodio, conocido como la rebelión de Diocesarea por ser la ciudad en la que se iniciaron las protestas, las últimas del pueblo judío contra Roma. Los arqueólogos de la Autoridad de Antigüedades de Israel (IAA, por sus siglas en inglés) han descubierto un ocultamiento de monedas durante la investigación de un edificio público de gran tamaño datado entre finales de la época romana y comienzos del periodo bizantino.
Los trabajos arqueológicos han podido documentar que dicha estructura, cuya función todavía es incierta, "sufrió una destrucción violenta". En esos momentos de incertidumbre alguien decidió esconder de forma intencionada bajo el suelo y entre los pilares un tesorillo de 94 monedas de plata y bronce datadas entre los años 221 y 354 d.C. Pero nunca pudo regresar para desenterrarlo. Las últimas acuñaciones se fechan en la época de la revuelta contra Constancio Galo (351-354 d.C.), durante la cual fueron arrasadas otras ciudades de la región, como Tiberíades o Séforis.
"Básicamente, es un tesoro de emergencia, un tesoro que alguien ocultó anticipándose a un evento catastrófico. Se intuía que alguna crisis o guerra estaba a punto de ocurrir y se enterraron las monedas bajo el edificio con la esperanza de poder recuperarlas tras la revuelta", ha explicado Mor Viezel, una de las directoras de la excavación
"Este edificio, destruido hasta sus cimientos, es una clara muestra de que la revuelta fue sofocada con violencia y crueldad, y no fue simplemente un levantamiento local, como sostenían algunos estudios anteriores. Este es un testimonio singular de la magnitud y el poder de esta rebelión en Lod", ha valorado el arqueólogo Shahar Krispin, otro de los encargados de la intervención. Este asentamiento se convirtió en un pujante centro judío tras la destrucción del Segundo Templo y hasta allí se mudaron muchas familias y comunidades.
"Resulta difícil determinar si este magnífico complejo sirvió como sinagoga, sala de estudio, sala de reuniones de los sabios o las tres cosas al mismo tiempo", ha señalado Joshua Schwartz, profesor y director del Consejo de la IAA. "Lo que está claro es que su tamaño, el tesorillo de monedas y los otros hallazgos registrados en la excavación encajan bien con la descripción de Lod/Diospolis en las fuentes antiguas como un centro de la vida judía verdadera según la Torá en los periodos de la Mishná o el Talmud".
Las prospecciones arqueológicas han sacado a la luz en este espacio "impresionantes artefactos de piedra y mármol" con textos en griego, latín y hebreo. Una de las piezas escondía una inscripción, todavía en fase de estudio, que incluye el nombre de "un hombre judío de una familia sacerdotal". "Los impresionantes hallazgos registrados aquí refuerzan nuestra responsabilidad de investigar y conservar la historia y el rico patrimonio de Lod", ha afirmado Eli Escusido, director de la IAA.