Algo extraño ocurrió hace alrededor de 5.000 años. La floreciente economía del Neolítico, que había provocado una auténtica revolución en la vida de los humanos, adoptando estrategias de supervivencia basadas en la agricultura, sufrió un brusco frenazo en muchas zonas de Europa. Los megaasentamientos empezaron a colapsar y la población experimentó un notable retroceso demográfico, significando la desaparición de algunas culturas. ¿Pero qué fue lo que pasó? ¿Una gran guerra? ¿Una epidemia provocada por una enfermedad infecciosa? Esas son algunas de las teorías que han propuesto los investigadores, aunque sin alcanzar un consenso definitivo.

Un nuevo estudio genético apunta ahora que una serie de repetidos brotes de peste desempeñó un papel importante en el declive de las poblaciones de Escandinavia a finales de la Edad de Piedra. Es decir, varios milenios antes de que en el siglo XIV la bacteria Yersinia pestis provocase la peor pandemia de la historia —según algunos historiadores, murió el 60% de la población europea—, este patógeno ya desafió la capacidad de supervivencia de los humanos.

Los estudios de ADN antiguo de los dientes y huesos de 108 individuos de seis generaciones diferentes hallados en ocho tumbas megalíticas o de corredor de Suecia y una de cista en Dinamarca han revelado que la peste estaba muy extendida ya en el Neolítico. Hasta el momento se conocían ejemplos de infecciones de más de 5.000 años, pero se sabía bastante poco sobre las dinámicas de transmisión, la diversidad genética o el alcance geográfico de la enfermedad cuando empezó a afectar a las comunidades prehistóricas.

Una de las tumbas de corredor neolíticas analizadas para el estudio. Frederik Seersholm

"Los análisis muestran que 18 de esos individuos, el 17%, estaban infectados por la peste cuando murieron. Además, nuestros resultados sugieren que la cepa más antigua que hemos identificado tenía potencial epidémico", explica Frederik Seersholm, genetista de la Universidad de Copenhague y uno de los coautores de la investigación, publicada este miércoles en la revista Nature. Los investigadores han observado que la peste se extendió entre los sujetos de la muestra estudiada en tres oleadas diferentes —sobre todo durante la última— que abarcan un periodo de unos 120 años. Además, contenían factores virulentos no observados antes en la Yersinia pestis que podían ser letales.

Según sus conclusiones, esto significa que la versión inicial de la peste tenía potencial para desencadenar una epidemia y, por lo tanto, pudo ser un factor que contribuyó al colapso poblacional del Neolítico. "Todavía no podemos demostrar que esto ocurrió así exactamente", confiesa Seersholm. "Pero el hecho de que podamos mostrar que pudo haber sucedido de esta manera es relevante. La causa de este descenso demográfico, que conocemos desde hace mucho tiempo, siempre ha sido objeto de debate".

Sociedad patrilineal

Los investigadores han logrado extraer ADN antiguo de los restos óseos y dentales gracias a un novedoso método de secuenciación que permite recuperar información genética pese a estar muy dañada o degradada. Estos datos han permitido trazar tanto la historia de la peste y los individuos como arrojar luz sobre las relaciones de parentesco entre estos —uno de los interrogantes al respecto consistía en confirmar si las grandes tumbas megalíticas fueron usadas por los miembros de un mismo linaje—. Gracias a una familia concreta se han podido identificar los tres brotes de peste.

"Hemos podido realizar un mapeo completo de los linajes de la peste y una descripción detallada de otras trazas de microbios conservados en el ADN", explica Martin Sikora, profesor del Globe Institute de la Universidad de Copenhague. "Al mismo tiempo, a través de estos análisis hemos podido estudiar el ADN humano desde una perspectiva amplia hasta otra más local, llegando hasta el nivel individual y construyendo una imagen de la organización social que existía en aquel entonces".

Excavaciones en la tumba megalítica de Frälsegården. Karl-Göran Sjögren

Por ejemplo, se han identificado cuatro varones con múltiples parejas reproductivas, aunque no ejemplos en sentido contrario. Esto sugiere, según los científicos, que en la Escandinavia de hace 5.000 años existía una sociedad patrilineal. En este sentido se ha documentado el caso de una mujer sepultada en una tumba diferente a la de sus dos hermanos, lo que sugiere que las féminas se mudaban a grupos vecinos para formar sus propias familias.

"La cuestión de las posibles relaciones de parentesco entre individuos cuyos huesos y dientes han sido encontrados en tumbas megalíticas se ha debatido durante al menos 200 años. Ha habido muchas teorías y especulaciones, pero ahora, gracias al ADN por fin tenemos datos", celebra Karl-Göran Sjögren, profesor asociado de Arqueología de la Universidad de Gotemburgo y otro de los coautores del artículo.

Frederik Seersholm tiene claro cuál es la importancia de este trabajo: "En relación con la disminución de la población a finales del Neolítico, se han sugerido tanto guerras como brotes de enfermedades infecciosas, incluida la peste. Ha habido varias teorías sobre la peste y una de ella aseguraba que no podría haber causado una epidemia, pero esa suposición ya no se sostiene".