Las excavaciones en Roma siguen sacando a la luz singulares sorpresas de su pasado. Unas obras que se están realizando en la explanada frente a la basílica de San Juan de Letrán, antigua sede de los papas, han permitido documentar los restos de una estructura medieval defensiva. Según ha informado el Ministerio de Cultura de Italia en un comunicado, los vestigios datan del siglo IX y la principal hipótesis es que habrían servido como muro de protección de la basílica o del palacio donde vivían las autoridades cristianas.
Los investigadores han subrayado que se trata de un descubrimiento de extraordinaria importancia para la ciudad de Roma y su historia medieval, ya que en la época moderna nunca se han llevado a cabo extensas excavaciones arqueológicas en la plaza. Las actuales obras se enmarcan en un proyecto para adecentar la zona con motivo del Jubileo de 2025. Otros trabajos en el Vaticano para la construcción de un túnel subterráneo por estas mismas celebraciones han hallado una lavandería (fullonica) de época romana así como un pórtico de un edificio que perteneció al emperador Calígula.
Las estructuras murales están situadas en la explanada en la que, en tiempos de Constantino —el primer augusto en convertirse al cristianismo—, se situaba el Equites Singulares, el cuartel de la caballería del emperador. En ese espacio se levantó hace exactamente 1.700 años la primera iglesia del mundo y sede del papado hasta que en 1305 se trasladó a la ciudad francesa de Aviñón.
Según han detallado los arqueólogos, los restos desenterrados forman parte de una edificación que "podría haber funcionado tanto como muro para defender la residencia papal como subestructura de la pendiente que caracterizaba la zona en tiempos antiguos de Letrán" y que sufrió sucesivas remodelaciones hasta el siglo XIII.
Los muros llegan prácticamente hasta el atrio de la basílica y cuentan con un paramento realizado con sillares de toba y contrafuertes de forma cuadrada. Fue además, según los investigadores, escenario de luchas, "algunas de ellas violentas", entre familias de aristócratas que reclamaban el papado, lugar de incursiones de los sarracenos. "De ahí la hipótesis de que esta poderosa muralla, también por su forma, tuviera la función de muralla defensiva del conjunto de la basílica y de los edificios anexos", se indica en un comunicado.
Tras el fin del denominado cautiverio de los papas en Aviñón en 1377, la sede de la Iglesia se trasladó al Vaticano, lo que eliminó la necesidad de una estructura para defender al papado y provocó que el muro y la edificación se derribaran y enterraran.
Además de la estructura medieval, los investigadores, apremiados por el calendario de entrega de las obras para el Jubileo, encontraron un muro datado entre el siglo I a.C. y el siglo I d.C. que cumplía la función de terraza que salvaba la pendiente de la zona y cimientos de celosía del siglo III de la sede de la guardia a caballo de Constantino.
También se hallaron unos muros de 3,5 metros de profundidad que, según los investigadores, pertenecían a una estructura subterránea, así como un tramo de estructura de mampostería que data de entre los siglos IV y VII.
"El conjunto de descubrimientos permiten conocer la vida y el desarrollo de esta zona de Roma, hasta la ordenación deseada por Sixto V en el siglo XVI, y gracias al análisis y estudio de los objetos recogidos (monedas, metales, mayólicas, cerámicas) aportarán más información sobre la historia de la ciudad", se explica en el comunicado.
Los hallazgos permanecerán en el lugar y "se están estudiando soluciones para la futura finalización de la excavación y su valorización", añadió el Ministerio de Cultura.