Imagen aérea de la ciudad califal de Medina Azahara, capital de los omeya y descartada por Almanzor para gobernar desde ahí.

Imagen aérea de la ciudad califal de Medina Azahara, capital de los omeya y descartada por Almanzor para gobernar desde ahí. @MedinaAzahara

Historia

La ciudad resplandeciente y perdida de Almanzor en Córdoba: emuló a Medina Azahara y fue arrasada

Un milenio después de alcanzar su mayor esplendor, la localización de Medina al-Zahira sigue siendo un misterio.

30 julio, 2024 08:02

La urbe tenía un lujoso alcázar con fuentes de mármol que refrescaban el ambiente y residencias para los dignatarios y familiares del señor de al-Ándalus, Almanzor "el Victorioso". Había también una mezquita aljama, oficinas destinadas a la cancillería, cuarteles, vastos almacenes de armas y granos, zocos abundantes y molinos. Desde allí se veían los meandros del río Guadalquivir y los arrabales de Qurtuba. Medina al-Zahira, la "ciudad resplandeciente", era a principios del siglo XI el símbolo de la incipiente dinastía amirí y uno de los principales epicentros administrativos del Califato de Córdoba. Pero su ubicación sigue siendo un misterio más de mil años después.

Construida aproximadamente entre 978 y 981, la ciudad pretendía rivalizar en esplendor y sustituir a Medina Azahara, la orgullosa capital de los omeyas erigida por orden de Abderramán III. Los objetivos Almanzor, el chambelán (hayib) de Hisham II, califa al que había relegado a un segundo plano, eran labrarse un refugio contra posibles rebeliones y reunir en su nuevo palacio la corte y la organización de al-Ándalus. Hasta allí se enviaban todos los impuestos recaudados en los territorios peninsulares y del litoral africano bajo dominio musulmán. Incluso fue el lugar donde el caudillo andalusí recibió a monarcas cristianos como Sancho Garcés II Abarca, rey de Pamplona.

Pero Medina al-Zahira apenas gozó de un puñado de décadas de gloria. A la muerte de Almanzor en 1002 y del asesinato de su hijo Abderramán Sanchuelo en 1009 estalló una guerra civil (fitna) propiciada por un golpe de Estado de la desprestigiada dinastía omeya. El resultado del conflicto fue la desmembración del califato en pequeños reinos de taifas, pero la ciudad resplandeciente y fortificada con torres y atalayas fue completamente destruida por las tropas del nieto de Abderramán III.

Pila de mármol de Medina al-Zahira conservada en el MAN.

Pila de mármol de Medina al-Zahira conservada en el MAN. Ariadna González Uribe

Sus columnas, las tazas de mármol de sus fuentes y las puertas y maderas talladas se dispersaron y reaprovecharon para otras construcciones posteriores. Su ruina fue total y no se conservaron en la tradición local testimonios de su emplazamiento. El único recuerdo material de Medina al-Zahira se conserva en el Museo Arqueológico Nacional: una pila de mármol tallada con arcos trilobulados, motivos vegetales y águilas con las alas desplegadas cobijando a una serie de animales cuadrúpedos. Su procedencia se sabe gracias a una inscripción cúfica: "Almanzor Abi Amir y prosperele Dios [Esto] de lo que mando se hiciese para el Alcázar de Azzahira y se terminó con el auxilio de Dios y su buena ayuda bajo la dirección del gran general Amirita el año siete y setenta y trescientos [de la Hégira, es decir, 987-988]".

En los últimos dos siglos y medio numerosos eruditos, investigadores y arqueólogos han tratado de identificar los vestigios de la ciudad palatina perdida de Almanzor. En base a la información proporcionada por las fuentes medievales, se situaría en la zona oriental de la antigua Qurtuba, justo en el extremo contrario de su rival Medina Azahara. Más de una veintena estudios han sugerido que su ubicación sería una elevación cercana al Cortijo de Las Quemadas, donde ha aparecido una considerable cantidad de sillares, la zona de la iglesia de San Bartolomé o bajo un molino y los campos de fútbol de la Ciudad Deportiva Rafael Gómez, cerca de un gran meandro del Guadalquivir.

La hipótesis más reciente, propuesta por el profesor de la Universidad de Córdoba Antonio Monterroso Checa y basada en datos de teledetección aérea, habría descubierto Medina al-Zahira en un paraje de piedemonte entre Alcolea y Villafranca de Córdoba. Las imágenes recogen un yacimiento de unas 60 hectáreas con 640 metros de longitud mínima y 932 m de máxima y con una anchura aproximada de 420 m. Además, el arqueólogo identificó lo que parecen tramos como lienzos de murallas y una disposición de las estructuras en pendiente, de forma similar que en Medina Azahara.

Aunque otros investigadores han apuntado que ese sitio podría corresponderse con Armillat, primera y obligada parada de los ejércitos califales cuando emprendían sus razias contra los territorios cristianos del norte, tanto esta como la zona de la ciudad deportiva parecen en la actualidad las dos hipótesis más verosímiles para desenterrar la ciudad de Almanzor. Según el arqueólogo Juan Murillo, esta última teoría se sustenta en varias evidencias: hay una red viaria de época árabe, se sabe que había tres puentes que salvaban el Guadalquivir a esa altura y un estudio fluvial reveló que el complejo estaría a salvo de las inundaciones provocadas por el río.

A pesar de que no se está realizando excavaciones en ninguno de estos dos emplazamientos y de que, según una crónica contemporánea, los conquistadores de Medina al-Zahira ordenaron "derribar sus muros, arrancar sus puertas, desmantelar sus palacios y borrar sus trazas, dándose prisa en ello", los vestigios de la ciudad, del lugar en el que Almanzor se arrogó todo el poder de al-Ándalus, esperan a los arqueólogos en algún punto de Córdoba y de sus alrededores.