Durante unas excavaciones en Molkenmarkt, una de las plazas más antiguas de la capital alemana, un equipo de arqueólogos de la Oficina Estatal de Monumentos de Berlín localizó una espada corta que en un principio se pensó que sería un viejo sable de desfile. Tras una minuciosa restauración ha resultado ser una wakizashi, una espada corta japonesa usada por los samuráis y datada en entre los siglos XVII y XIX.
Tras los brutales combates librados en la ciudad en 1945 entre los últimos soldados del Tercer Reich y el Ejército Rojo Molkenmarktt quedó destrozado. Más tarde, en la década de los años 60, el barrio fue reformado para adecuarlo al tráfico rodado. Por ello no fue una sorpresa que bajo la carretera y los sótanos de los edificios actuales queden restos de edificios barridos por la artillería de la Segunda Guerra Mundial.
Durante unas excavaciones realizadas en invierno de 2022 se localizaron numerosos escombros, restos de bombas y demás elementos bélicos, entre los que sobresalía una espada corta. "La empuñadura de la espada estaba gravemente dañada en un lado por el calor. (...). Tras la restauración de la empuñadura oxidada de 1 centímetro de ancho se descubrió en ella un motivo de daikoku. Es uno de los siete dioses de la suerte de Japón", explica una nota de prensa de la Oficina Estatal de Monumentos.
¿Cómo acabó en Berlín?
Su rica decoración no termina ahí. En otro de los lados de la empuñadura aún se conservaban restos de dibujos de crisantemos y líneas de agua. La riqueza de todos estos detalles indican que perteneció a un importante noble japonés con un gran poder adquisitivo. Sin embargo, un análisis de rayos X desveló otro de sus secretos. La hoja de la espada era originalmente más larga y fue recortada para usarse como un wakizashi y por tanto, podría ser más antigua que el mango y datarse su forja original incluso en el siglo XVI.
"Este hallazgo muestra una vez más los objetos sorprendentes que esperan ser descubiertos en el suelo de Berlín. ¿Quién podría haber imaginado que en una época en la que Japón estaba aislado y apenas llegaban viajeros europeos al país, un arma tan utilizada durante tanto tiempo y tan ricamente decorada terminaría aquí?", declara Matthias Wemhoff, arqueólogo estatal de la capital alemana.
Los expertos aún no se ponen de acuerdo como llegó a Alemania esta rica espada en un momento en el que los líderes de Japón decidieron cerrar su país al mundo en un periodo conocido como Sakoku, "el país en cadenas".
Quizás fuera un regalo de la misión diplomática Takenouchi de 1862 o de la misión Iwakura en 1873. Ambas delegaciones del país del Sol naciente visitaron varios países de Europa y Occidente para establecer tímidas relaciones diplomáticas y reunir datos sobre el resto del mundo.
Molkenmarkt, lugar del hallazgo, estaba cerca de los palacios aristocráticos que rodeaban el Palacio de Berlín donde ambas embajadas fueron recibidas por Guillermo I, primero como rey de Prusia y más tarde como emperador de una Alemania reunificada.
Pero más allá de estos datos, se desconoce la relación que pudieron tener los dueños de la casa de Molekenmarkt y estas delegaciones llegadas de Oriente y el cómo llegó esta refinada espada samurái a Berlín, donde se exhibe desde el 24 de agosto en el Museo Samurái, sigue siendo un misterio.