Son muchos los rincones históricos y curiosos que existen en España, caso del último pueblo que compraron los templarios o de pueblos medievales que albergan un gran patrimonio.

Sin embargo, si hablamos de pueblos llamativos en el territorio español cabe destacar uno en concreto por tratarse de un pueblo fronterizo en el que cruzar de acera puede suponer estar en otro país.

Se trata de El Pertús (en catalán El Portús y en francés Le Perthus), un pequeño pueblo fronterizo que está dividido entre España y Francia yy que es conocido por su particularidad geográfica, ya que una simple acera separa ambos países en el centro de la villa. Esta curiosa situación lo convierte en un lugar singular, tanto por su ubicación como por su historia.

El Pertús se encuentra en la cordillera de los Pirineos, entre el departamento francés de Pirineos Orientales y la provincia catalana de Girona. La calle principal del pueblo, la Avenida de Francia, es también la frontera entre ambos países.

El lado este de la calle pertenece a Francia y el lado oeste a España, lo que ha creado una división geográfica que prácticamente pasa desapercibida para los visitantes, aunque es fácilmente visible por las placas de los comercios y señales de tráfico que cambian de idioma y normativa en cada lado.

El Pertús ha sido históricamente un punto estratégico, no solo por su ubicación en la frontera entre ambos países, sino también por ser una ruta importante de paso entre la Península Ibérica y el resto de Europa.

La zona ha sido testigo de numerosos eventos históricos, incluidas guerras y tratados. Uno de los hitos más importantes relacionados con la frontera es el Tratado de los Pirineos, firmado en 1659, que puso fin a la Guerra de los Treinta Años y estableció oficialmente las fronteras entre Francia y España en los Pirineos, incluidas las áreas cercanas a El Pertús.

En el tratado de 1866 se fijaba el límite hispano-francés en la zona de El Pertús en un arroyo (Arroyo de la Condesa) que se encontraba justo al borde del camino que atravesaba el lugar, y que ahora es la Carretera Nacional II de España y la calle principal del pueblo al otro lado de la frontera. La zona fue además escenario en 1939 del exilio masivo de republicanos provocado por la Guerra Civil.

Los residentes de El Pertús llevan una vida peculiar, ya que están continuamente expuestos a dos culturas y sistemas legales diferentes. La convivencia entre ambos lados de la frontera es fluida y los ciudadanos cruzan de un lado a otro de la calle sin mayores dificultades, a pesar de que técnicamente están cruzando de un país a otro. El pueblo tiene una mezcla de influencias francesas y catalanas, tanto en la arquitectura como en la lengua y la cultura.

En términos de administración, la parte española de El Pertús pertenece al municipio de La Jonquera, en la provincia de Girona, mientras que el lado francés es parte del municipio de Le Perthus, en los Pirineos Orientales.

A pesar de estar en la frontera, no hay controles aduaneros ni migratorios en El Pertús. Esto es en gran parte debido a los acuerdos de Schengen, que permiten la libre circulación de personas entre muchos países de la Unión Europea. Es común escuchar tanto el catalán como el francés en el pueblo, y los residentes suelen estar familiarizados con ambas lenguas.

En resumen, El Pertús es un caso único de pueblo fronterizo que refleja la fluidez y convivencia entre dos culturas, con una historia rica y una geografía peculiar que lo convierte en un lugar interesante tanto para turistas como para historiadores.