La televisiva investigación para desentrañar el verdadero origen de Cristóbal Colón, cuyos resultados al fin han sido revelados en un "trhiller documental" que por momentos roza el género de reality show, tiene muchas conclusiones. Según los datos del ADN, el descubridor del Nuevo Mundo no era ni castellano, ni portugués, ni gallego, ni agote vasco-navarro, ni un noble mallorquín sobrino de los Reyes Católicos. El estudio genético liderado por José Antonio Lorente, catedrático de Medicina Legal y Forense de la Universidad de Granada, ha descartado todas estas teorías ibéricas, pero tampoco parece haber obtenido ninguna prueba categórica que demuestre que el almirante no fuese genovés, como defienden todos los principales historiadores colombinos —ninguno ha querido participar en el proyecto—.
De las ocho hipótesis finalistas que se contemplaban —al marino se le han atribuido hasta 25 nacionalidades diferentes—, la que "más cerca está" según los científicos es la que defiende que Cristóbal Colón era de origen judío, y que por esta razón proyectó en vida una serie de sombras sobre sus verdaderas raíces y procedencia. Lorente, que inició la investigación a principios de siglo de la mano del profesor Marcial Castro, asegura en el filme que tanto en el cromosoma Y como en el ADN mitocondrial de Hernando Colón, el hijo del almirante, enterrado en la catedral de Sevilla, "hay rasgos compatibles con un origen judío".
"Colón era judío de cultura, de religión, de nación y de corazón: en sus escritos rezuma judaísmo", asegura el arquitecto Francesc Albardaner, el defensor de esta teoría y expresidente del Centro de Estudios Colombinos de Barcelona. "Toda su vida tuvo que aparentar que era cristiano apostólico y romano porque de cometer un error habría acabado en la pira de fuego [de la Inquisición], pero estaba protegido por los Reyes Católicos". Según su punto de vista, el descubridor de América habría sido un judío sefardí converso seguramente nacido en el seno de "una familia de tejedores de Valencia".
Realmente, la investigación genética lo único que ha confirmado —si bien es cierto que no se ha mostrado ningún dato científico— es que el origen de Colón habría que ubicarlo en el Mediterráneo occidental. El equipo de Lorente, al final de ADN Colón. Su verdadero origen, hace una serie de descartes bastante rebatibles para acotar esta amplia zona y situar la procedencia del navegante en "el arco mediterráneo español o en las islas Baleares", los antiguos territorios de la Corona de Aragón.
Génova, la teoría tradicional y defendida por los historiadores más solventes —se conservan documentos firmados por el propio Colón que así lo indican—, que también se encuentra entre las regiones posibles de este abanico, se quiere descartar porque los judíos ya habían sido expulsados de allí en el siglo XII. Pero el marino podría haber sido perfectamente un genovés del siglo XV descendiente de judíos sin significar que él fuese judío. Albardaner insiste en que "la teoría del Cristóforo Colombo nacido en Génova, criado en Génova, educado en Génova, es falsa" porque todos los historiadores que sostienen esta postura han aseverado "que es imposible que nuestro Colombo fuese judío".
Regis Francisco López, el director del documental, asegura que con esta teoría "todas las piezas del puzle encajan". Se refiere, por ejemplo, al hecho de que el almirante escribía en un castellano perfecto —los judíos sefardíes hablaban las lenguas peninsulares— o al interrogante de cómo tuvo acceso a los Reyes Católicos, a quienes les planteó su viaje hacia las Indias siguiendo un derrotero hacia el oeste —los monarcas contaban en su séquito con algún converso, como el escribano y prestamista Luis de Santángel o el duque de Medinaceli, quienes podrían haber realizado las gestiones—. Nuevamente se trata de meras elucubraciones. José Antonio Lorente ha asegurado que los datos científicos se darán a conocer el próximo mes de noviembre en una revista especializada.
El documental de Story Producciones, emitido este sábado en La1 coincidiendo con el Día de la Hispanidad, narra de forma detectivesca la investigación liderada por el forense, formado en el FBI. Uno de los primeros pasos consistió en tomar muestras genéticas de más de un centenar de varones actuales apellidados Colombo que vivieran en la zona de Milán y Génova. Los resultados mostraron que no había conexiones entre ellos —los cromosomas Y eran totalmente diferentes—. "En aquella época los niños y niñas que eran abandonados por sus familias y que eran dejados en la puerta de iglesias y en conventos se les asignaba con muchísima frecuencia el apellido Colombo", explica el catedrático. Un apelativo como el Éxposito español que sería idóneo para ocultarse.
La investigación genética sí ha podido certificar que los huesecitos muy degradados —de los que se ha podido recuperar ADN muy parcial— inhumados en una arqueta de la catedral de Sevilla atribuidos al conquistador son suyos "con seguridad absoluta". También que los restos óseos en la tumba de Hernando Colón en el mismo templo sevillano pertenecen al hijo del descubridor, pues entre ambas muestras hay una relación de primer grado.
La gran sorpresa no ha sido finalmente que Cristóbal Colón no fuese el hijo del príncipe de Viana, ni el corsario portugués Pedro Ataíde, ni un hijo bastardo de la casa real lusa, ni un gallego de Poio. Uno de los descubrimientos más singulares del estudio implica a los restos de su hermano Diego Colón, que llegó a ser gobernador de La Española. Los huesos que estaban enterrados en una caja metálica llena de agua en los terrenos de La Cartuja-Pickman y se atribuían a este personaje han resultado ser los de un familiar de quinto grado, un posible primo segundo que tal vez se hizo pasar por él. Un nuevo misterio en un caso que, a pesar del márketing, no ha sido ni mucho menos cerrado.