Para los principales biógrafos de Cristóbal Colón no cabe lugar a dudas: el descubridor del Nuevo Mundo era genovés. No existe debate. Hay numerosas pruebas que así lo indican. Por ejemplo, se ha conservado un documento firmado por el propio navegante el 22 de febrero de 1498 donde afirma que "siendo yo nacido en Génova, les vine a servir a los Reyes Católicos aquí en Castilla". De hecho, en muchos de los textos del reinado de Isabel y Fernando los escribas se refieren al marino como "el extranjero". Su vástago Hernando, en su testamento otorgado en Sevilla el 3 de julio de 1539, se identifica como "hijo de Cristóbal Colón, genovés, primer almirante que descubrió las Indias". 

Los investigadores que no están de acuerdo con la teoría genovesa —el descubridor, nacido en 1451, fue hijo de Domenico Colombo y de Susana Fontanarosso, pertenecientes ambos a familias ligures dedicadas a la fabricación textil de dicha región italiana— se han agarrado a otra aseveración que incluyó Hernando en su Historia del Almirante (1537-1539): "Cuan apta fue su persona y dotada de todo aquello que para tan grande cosa convenía, tanto más quiso que su patria y origen fuesen menos ciertos y conocidos".

La investigación genética que inició hace más de dos décadas José Antonio Lorente, catedrático de Medicina Legal y Forense de la Universidad de Granada, pretendía resolver de una vez por todas este debate —inexistente para los grandes expertos en la figura colombina—. Los datos del ADN extraídos de los restos del navegante y de su hijo, enterrados en la catedral de Sevilla, revelados este sábado en un documental con más esencia de reality show que de ciencia, apuntan a que Cristóbal Colón fue un judío sefardí del Mediterráneo occidental, probablemente del Levante peninsular.

Estado de los restos óseos de Cristóbal Colón tras la apertura de la arqueta conservada en la catedral de Sevilla.

Esta hipótesis, que ya ha sido puesta en duda por historiadores y genetistas ante la ausencia de pruebas científicas, que de momento no han sido mostradas —Lorente ha prometido que se publicarán en una revista especializada el próximo mes de noviembre—, es la defendida por Francesc Albardaner, expresidente del Centro de Estudios Colombinos de Barcelona. El investigador apunta que el origen de "Colom" se encuentra en una familia de judíos conversos de Valencia cuyo oficio era el de tejedores de seda, a la que pertenecía su madre. Su padre habría sido un emigrante de la Liguria que llegó a la ciudad del Turia con el clan de los Gavoto de Savona, que crearon empresas de tejidos y brocados y molinos de papel en este lugar desde el año 1445 o poco antes.

Independientemente de que el "thriller documental" no haya mostrado ninguna prueba irrebatible que demuestre que Colón no era genovés, las visiones y estudios que han pretendido hispanizar al personaje, atribuyéndole raíces mallorquinas —sería un hijo secreto del príncipe de Viana, hermano de Fernando el Católico—, gallegas o castellanas, entre otras, se acumulan desde hace más de un siglo. 

La gran polémica en torno a la procedencia de Cristóbal Colón, uno de los personajes más influyentes de la historia, alcanzó su punto álgido en el siglo XIX, en pleno auge del romanticismo histórico. Y su españolización, como explica David Marcilhacy, catedrático en el Departamento de Estudios ibéricos y latinoamericanos de Universidad Sorbona (París), coincidió con la celebración del IV centenario del descubrimiento de América, en 1892. Según el investigador, con este movimiento las élites intelectuales perseguían "la creación de un verdadero héroe nacional para la España de la Restauración" y se apoyaron en las sombras que rodeaban la biografía del descubridor.

"El tránsito de patriotismo a patrioterismos más emotivos que razonantes 'exigió' completar la gloria española del descubrimiento, haciendo español a su protagonista", asegura el americanista Juan Pérez de Tudela en la entrada dedicada a Colón en el Diccionario Biográfico de la Real Academia de la Historia. "Fueron muchos los estudiosos que trataron de buscar a Colón cunas en la Península Ibérica. Galicia, Extremadura y Cataluña, entre otras regiones españolas, se disputaron el honor de contar entre sus naturales a tan eminente personaje".

Supuesto retrato de Cristóbal Colón pintado por Sebastiano del Piombo. MET

Uno de los puntos de inflexión en este polémico debate que se extendió a Latinoamérica y a Estados Unidos se registró en 1898. En una conferencia pronunciada en la Sociedad Geográfica de Madrid, el académico Celso García de la Riega avanzó la tesis de un Colón judío y nacido en Galicia, en Pontevedra, y que habría emigrado a Italia. Una sugerencia que fue ampliamente difundida en los años siguientes y que recogió de forma ampliada en su obra Colón español, su origen y su patria (1914). Curiosamente, en su intervención vinculó esta revelación con la pérdida de las últimas colonias, con el Desastre: "En verdad, resulta a primera vista tristemente irrisorio el hecho de que la desaparición de nuestro dominio en las Indias occidentales coincida con la revelación de fundamentos para presumir que el ínclito Cristóbal Colón fue español; pero, ¿quién alcanza a conocer los propósitos de la Providencia?".

En 1917, la Real Academia de la Historia abrió una investigación para comprobar la verosimilitud de la teoría del Colón gallego, en la que participaron reputados historiadores como Salvador de Madariaga o Ángel de Altolaguirre y Duvale. Su conclusión sobre las controvertidas pruebas esgrimidas por De la Riega, publicada unos años más tarde, fue la siguiente: "Los citados documentos, en lo que se refiere a los lugares alterados, carecen absolutamente de valor y no es posible, por tanto, admitirlos como fundamento ni en apoyo de una seria investigación histórica".

El forense José Antonio Lorente, con algunos de los restos analizados en la investigación sobre el origen de Colón. RTVE

El debate, no obstante, no se circunscribió exclusivamente a los círculos intelectuales. El 1 de agosto de 1926, aparecía un artículo en prensa convocando un concurso "con patriótica finalidad", dotado con 50.000 pesetas, para demostrar que el almirante era tan español como los Reyes Católicos: "Cree el diario madrileño ABC —de acuerdo con lo afirmado por ilustres escritores nacionales y extranjeros— que el insigne navegante descubridor del Nuevo Mundo, Cristóbal Colón, era español y gallego". 

Que los análisis en el laboratorio hayan desvelado ahora que existen en el ADN del navegante "rasgos compatibles con un origen judío" no ha sido una sorpresa. A rebufo de la hipótesis gallega, en 1927 el peruano Luis de Ulloa vinculó al descubridor con la familia Colom, de origen judío, que habría abandonado la zona de Cataluña y se había instalado en Génova antes del nacimiento de Cristóbal. Este postulado también lo defendió Salvador de Madariaga en su obra Vida del Muy Magnífico Señor Don Cristóbal Colón, publicada en 1940. Desde entonces, no han dejado de surgir las más variopintas y rocambolescas teorías, ninguna de las cuales coincide con la información genética.