En diciembre de 1905 se celebró en la ciudad finlandesa de Tammerfors, la moderna Tampere, una conferencia bolchevique panrusa donde se debatió sobre la necesaria unidad de todo el espectro socialdemócrata. Fue en ese contexto donde Lenin se cruzó por primera vez con un joven revolucionario georgiano llamado Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, más conocido en la época con el nombre Koba y a partir de 1910 como Stalin.
El encuentro lo consignó el futuro dictador soviético: "Esperaba ver al águila de las montañas de nuestro Partido como un gran hombre no solo políticamente, sino también físicamente... Qué gran desilusión tuve al ver a un individuo muy ordinario, de estatura inferior a la media, que no se distinguía para nada de los mortales ordinarios". A pesar de esa reflexión, Stalin decidió en 1946 levantar en ese mismo lugar un museo dedicado a la figura de su predecesor.
El Museo de Lenin, anunciado como el lugar de nacimiento de la Unión Soviética, es el último dedicado al líder bolchevique que permanecía abierto en Europa -su mausoleo en Moscú todavía se puede visitar de forma gratuita-. Sin embargo, acaba de anunciar que cerrará sus puertas este domingo tras casi ocho décadas de existencia, según ha informado la propia institución en un comunicado.
El recorrido expositivo estuvo durante muchos años centrado en la biografía y la vida de Lenin, y hasta allí acudieron todos los líderes soviéticos que viajaron a Finlandia hasta el desmembramiento de la URSS en 1991. El museo fue renovado en 2016 y cambió el enfoque de sus exposiciones para reflejar también la historia de la URSS desde un punto de vista crítico, atrayendo a un buen número de visitantes, entre ellos muchos nostálgicos de la época soviética.
Sin embargo, la invasión rusa de Ucrania provocó que la afluencia de público se desplomara y que el museo tuviese dificultades para encontrar financiamiento debido a su nombre, por lo que sus responsables optaron por cerrarlo definitivamente y crear un nuevo museo llamado Nootti. Está previsto que abra sus puertas el próximo febrero en el mismo edificio y su discurso estará centrado en las complejas relaciones bilaterales entre Finlandia y su gigante vecino del este desde el nacimiento de la URSS hasta nuestros días.
"La crueldad del autoritarismo ha vuelto a Rusia, pero es poco probable que esté relacionada con Lenin, quien murió hace más de cien años. De todos modos, el nombre del museo ya no se corresponde con el contenido de las exposiciones, induce a error a los visitantes y provoca malentendidos", explicó su director, Kalle Kallio, a la televisión nacional YLE.
La controversia en torno a la figura de Lenin en un país cuya política exterior fue supervisada desde Moscú durante décadas llevó a que en los últimos años hayan sido retiradas todas las estatuas del histórico líder marxista que había en distintas ciudades de Finlandia. Por su parte, el Kremlin ha utilizado la retirada de las efigies de Lenin y el cierre de su museo para convencer a la población rusa de que en Finlandia impera actualmente un supuesto sentimiento antirruso, como confirma el apoyo de Helsinki a Ucrania en la guerra y el ingreso del país nórdico en la OTAN.