Sale a la luz un retrato único del último emperador bizantino: el propio monarca hizo de modelo
- La pintura, que reproduce fielmente los rasgos fisionómicos de Constantino XI Paleólogo, se ha descubierto en un monasterio de Grecia.
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Tras 53 días de feroces combates, el ejército otomano del sultán Mehmed II logró abrir brecha en la sección noroeste de las fortificaciones de Constantinopla y se lanzaron al asalto de la que había sido capital del Imperio romano de Oriente, o bizantino, durante un milenio. Ante la desesperada situación, el emperador Constantino XI Paleólogo se arrancó sus ropas púrpuras y se lanzó a la batalla. Se supone que decidió enfrentarse a las tropas enemigas espada en mano para evitar ser apresado, encontrando una muerte inútil, pero heroica. Su cuerpo nunca logró recuperarse del caos desatado por los choques y su cabeza, cercenada, fue colgada de una columna desde la que el joven conquistador musulmán pronunció un discurso triunfal.
La caída de Constantinopla el 29 de mayo de 1453 no solo marca el tradicional salto de la Edad Media a la Moderna, sino que supuso el derrumbe definitivo que durante más de mil años había sido la mayor potencia que existió en Europa y en el Mediterráneo occidental. Y Constantino XI (1405-1453) fue el último gobernante cristiano de la ciudad conocida hoy en día como Estambul.
Precisamente un retrato de este emperador bizantino ha sido descubierto por un equipo de arqueólogos griegos en el monasterio de Egio, situado a unos 160 kilómetros al oeste de Atenas, y donde se están desarrollando trabajos de restauración. Según ha informado el Ministerio de Cultura del país heleno en una nota de prensa, se trata de una imagen que fue pintada con el propio monarca como modelo y que ha salido a la luz debajo de otra capa de pigmentos.
La pintura revelada, en un excelente estado de conservación, muestra la figura de un hombre maduro que porta las insignias imperiales —cordón lujoso sobre túnica de color claro y corona con piedras preciosas— y sostiene un cetro en forma de cruz. Viste además un manto de color púrpura bordado en oro y decorado con medallas en las que están grabadas águilas bicéfalas con una corona entre sus dos cabezas, la insignia de la familia de los Paleólogos, la última dinastía que dirigió el Imperio romano de Oriente.
El retrato se puede fechar con seguridad a mediados del siglo XV d.C., unos años antes de la caída de Constantinopla, y en él "se identifica sin ninguna duda" a Constantino XI, que fue coronado emperador el 6 de enero de 1449, según ha asegurado el Ministerio de Cultura griego. El autor del retrato tuvo como modelo al monarca, y no a otra imagen, por lo que la pintura de "gran calidad artística" representa directamente a Constantino.
"No se trata de un retrato idealista, sino auténtico, que reproduce fielmente los rasgos fisionómicos del último emperador bizantino. Es una figura terrenal, un hombre maduro, de rostro delgado y rasgos individuales, que rezuma tranquilidad y cortesía", han valorado los investigadores. Los trabajos están dirigidos por la arqueóloga Anastasia Koumousis, directora del Eforato de Antigüedades de Acaya.