Cuando las águilas de Roma legaron a Hispania, esta estaba poblada por numerosos pueblos íberos, celtíberos y ciudades cartaginesas. Muchas pactaron con los cónsules de la Urbs en su lucha contra Cartago y otras fueron convencidos con la fuerza de las armas.

Pronto, las ciudades controladas por la nueva potencia mediterránea comenzaron a administrarse y a construir edificios monumentales. Muchas de estas ciudades han sobrevivido hasta hoy como Mérida o Tarragona. Otras quedaron abandonadas con el paso de las guerras y los siglos. 

Un caso muy especial dentro de la romanización de Hispania sería Baelo Claudia, un tesoro arquitectónico de gran importancia en la provincia de Cádiz, concretamente, en la actual población de Bolonia.

Baelo Claudio

Baelo Claudia fue una ciudad romana situada en la ensenada de Bolonia, a unos 22 kilómetros al noroeste de la ciudad de Tarifa.

La historia de Baelo Claudia se remonta al siglo II a. C. y su importancia estuvo directamente relacionada con su situación geográfica privilegiada, en tanto que ello supuso que la ciudad jugaba un papel crucial en el comercio marítimo con África.

Además, la ciudad de Baelo Claudia no sólo se desarrolló como un importante centro comercial gracias a su puerto, sino también gracias a la industria del garum, una salsa de pescado muy apreciada en Roma. Estas fueron sus principales fuentes de riqueza.

Cabe destacar que la ciudad alcanzó su apogeo durante el Imperio romano, especialmente en los siglos I y II d.C. Sin embargo, como tantas ciudades de Hispania, comenzó a despoblarse y echarse a perder durante la crisis del siglo III d.C., probablemente debido a terremotos y cambios en las rutas comerciales.

El nombre de la ciudad viene debido a que esta ciudad se construyó sobre una fundación fenicia llamada Bailo, y con respecto a su apellido, tiene que ver con que fue el emperador romano Claudio, que reinó entre los años 44 y 54 d.C. y fue el que le concedió el rango de municipio romano.

En el yacimiento arqueológico de Baelo Claudia se conservan los elementos más representativos que constituían una ciudad romana. Entre ellos, una cerca o muralla, reforzada con más de cuarenta torres de vigía, de las que se conservan las puertas principales de la ciudad.

También un foro, que sería la plaza pública de la ciudad con edificios de carácter administrativo y un palacio de justicia. Llamaba la atención especialmente al encontrarse presidido por una estatua del emperador Trajano de unos tres metros de altura y posiblemente dedicado al culto imperial. Igualmente se han encontrado restos de cuatro templos, tres de ellos dedicados a la Tríada capitolina (Júpiter, Juno y Minerva) y uno dedicado a la diosa Isis.

Luego estaría el teatro, el mayor edificio de Baelo Claudio, que destaca por haber tenido un aforo de hasta 2.000 personas. Y finalmente, se han conservado restos de algunas tiendas (tabernae), de un mercado (macellum) de carne y comestibles en general, y de algunas termas (termae).

También se mantienen restos de acueductos, que serían para el abastecimiento del agua, teniendo en cuenta que Baelo Claudia contaba con un total de tres acueductos. Igualmente también se puede ver parte de la zona industrial con restos de las instalaciones que servían para la fabricación del garum

Baelo Claudia fue redescubierta en el siglo XX, y hoy es un importante sitio arqueológico abierto al público, que ofrece una visión única de la vida en una ciudad romana en la vieja provincia de la Bética.