Son muchos los lugares desconocidos en Egipto, entre ellos destaca un oasis situado muy cerca de la frontera con Libia, al oeste de Egipto, concretamente en el desierto del Sáhara. Entre sus aguas se refrescaron grandes personajes de la historia como Alejandro Magno o Cleopatra. De la misma manera, cabe destacar que durante la Segunda Guerra Mundial se convirtió en un enclave estratégico. 

El oasis de Siwa 

Siwa (en lengua tamazight: isiwan) es una localización geográfica situada en el oeste de Egipto, localizado cerca de un oasis homónimo, entre la depresión de Qattara y el Mar de Arena egipcio, en el desierto de Libia, aproximadamente a 50 km al este de la frontera con Libia, y a 560 km de El Cairo. Como curiosidad, se encuentra a -13 metros sobre el nivel del mar. 

[Esta fue la primera pirámide del Antiguo Egipto: tiene casi 4.700 años y no está en Guiza]

¿Cuáles son las primeras noticias que se tiene de este oasis? Se conoce que en el Oasis de Siwa hubo asentamientos en el X milenio a. C., sin embargo, las primeras evidencias de contactos con el Antiguo Egipto ocurren durante la Dinastía XXVI de Egipto, momento del que se conoce una necrópolis. El antiguo nombre egipcio de Siwa era Sekht-am, "tierra de palmeras".

Cabe destacar que los pobladores griegos de Cirene establecieron contacto con el oasis al mismo tiempo que los egipcios (siglo VII a. C.). De la misma manera, el templo del oráculo de Amón (al que los griegos identificaban con Zeus), ubicado en el desierto de Siwa ya era famoso y reconocido al igual que los oráculos de Apolo en Delfos.

Tal y como indican desde National Geographic, este oasis es especial desde que Alejandro Magno hiciera su épico viaje a Siwa desde la recién fundada Alejandría para consultar los designios del críptico Oráculo de Amón.

Según se conoce, el sumo sacerdote se dirigió a él como "hijo de Amón-Zeus y dueño de todos los países", reconociendo la figura divina del joven conquistador macedonio que llegaría a las fronteras de la India. Este reconocimiento convenció a muchos de sus seguidores. 

Después de su muerte, su imperio se resquebrajó entre sus generales. En Egipto, Ptolomeo inició una dinastía cuya última representante fue la legendaria faraona Cleopatra. Según la leyenda, esta reina viajó al oasis de Siwa y se relajó nadando entre sus aguas. Para recordar la leyenda, un cartel indica "Cleopatra's Bath" sobre uno de los manantiales del que brota agua del subsuelo. 

[La curiosa práctica de los antiguos egipcios: criaron babuinos en cautividad para momificarlos]

Existen muchas leyendas en torno a este oasis, de hecho, según cuenta el historiador griego Heródoto, el rey Cambises II de Persia (524 a. C.) envió un ejército de 50.000 soldados para doblegar a los pobladores del oasis. Nunca se volvió a ver a este ejército, ni en Siwa ni en Egipto. Desapareció engullido por las arenas del desierto.

Después de la conquista romana de Egipto, existen pocas evidencias arqueológicas del oasis salvo que se levantó un pequeño templo. En este momento, las profecías del oráculo comenzaron a caer en el olvido. Desde los romanos, la primera visita de un europeo que se conozca fue la de William George Browne, explorador británico que visitó el lugar en 1792 para contemplar el antiguo templo del oráculo

Hoy en ruinas, una de las construcciones más interesantes e importantes de Siwa era el templo del oráculo de Amón, dios egipcio de la creación. El culto a esta deidad tiene su origen en Tebas, ciudad que llegó a ser capital de Egipto. 

Actualmente, el oasis de Siwa cuenta con numerosos manantiales de agua fría y caliente. En cuanto a las zonas calientes, la temperatura de estas piscinas naturales puede alcanzar los 67 grados centígrados. También cuenta con un lago de sal donde también se permite darse un chapuzón.

Si visitas este lugar mágico, no sólo te llamarán la atención los manantiales y lagos, sino también la vegetación que cubre y rodea el lugar, protagonizada por olivos y palmeras.