España es un país lleno de fastuosas mansiones y palacios. Entre ellos destaca el Palacio Real de La Granja de San Ildefonso, en tanto que es conocido como el "Versalles español".

Además, este lugar alberga una gran historia en tanto que, durante siglos, fue el retiro habitual de verano de los reyes de España. Concretamente, durante los siglos XVIII y XIX, este fue una de las residencias estivales y lugar de retiro de los Borbones.

En primer lugar, ¿en qué zona de España se encuentra situado este gran palacio? El Real Sitio de La Granja está ubicado en la vertiente norte de la sierra de Guadarrama, concretamente a 13 kilómetros de Segovia, y a unos 80 kilómetros de Madrid, por lo que puede ser perfecto para una escapada de turismo histórico.

¿Y de quién fue obra este palacio? Su construcción tiene mucho que ver con el rey Felipe V, el primer Borbón que reinó en España y que se impuso al archiduque Carlos de Austria tras la cruenta guerra de Sucesión ocurrida entre los años 1701-1714.

Acostumbrado a la luz y el fasto de los jardines de Francia, los oscuros palacios de los Austrias que heredó en España le desencantaron. La belleza de los parajes segovianos le animó a construir un nuevo palacio en 1717. 

Interior del palacio. Patrimonio Nacional

Además, la razón por la que este palacio recuerda al Palacio de Versalles tiene que ver con que Felipe V había pasado su infancia en la corte francesa de su abuelo Luis XIV, más conocido como "el rey Sol".

En consecuencia, quiso que este palacio le recordara al lugar en el que creció, de tal forma que este lugar tendría que tener unos jardines, esculturas y fuentes que imitasen a las francesas.

Cabe destacar que Felipe V encargó la obra de este palacio a dos arquitectos: por un lado, el palacio iría a cargo de Teodoro Ardemans, y por otro lado, los jardines serían obra de René Carlier.

La confluencia de estilos llevó a la creación de un lugar único: el primero, de estilo español, junto con el segundo, de estilo francés. Ambos trabajaron en tiempo récord, pues Felipe V quería instalarse allí cuanto antes, aunque tuvo que esperar hasta 1723 para que él y su familia pudieran pasear por sus salones y dormir en sus lujosas cámaras.

Una vez finalizado, el palacio pasó a convertirse en un gran ejemplo del estilo barroco español, con elementos del neoclasicismo. Este palacio llamará siempre la atención por su arquitectura grandiosa, con interiores decorados con mármol, tapices y frescos.

En cuanto a los jardines del palacio, estos son famosos por su diseño formal y sus fuentes monumentales, así como por su tamaño en tanto que tienen una extensión de 146 hectáreas.

Sala de mármoles del Palacio. Patrimonio Nacional

Las fuentes representan escenas mitológicas y están adornadas con estatuas de mármol y bronce. "La abundancia de agua, procedente de la montaña, fue uno de los mayores atractivos del lugar para Felipe V, pues le permitió llenar el jardín de fuentes con juegos de agua espectaculares. Su sistema hidráulico original se conserva a la perfección, tanto es así, que siguen en funcionamiento hoy en día", explica una entrada en la web del Patrimonio Nacional.

Plano general del siglo XVIII de parte de los jardines del Palacio. El laberinto está a la izquierda. Wikimedia Commons

El laberinto

Además, cabe destacar que los jardines de este palacio cuentan con un famoso laberinto de setos, que era un entretenimiento para los residentes y visitantes del palacio. Al entrar, enseguida te conduce al centro pero una vez allí, salir es un poco más complicado. Combina rectas con curvas creando un espacio de espiral.

Actualmente, este palacio alberga un museo donde se exhiben muchas de las obras de arte, muebles y tapices que decoran sus habitaciones. Además, el palacio es parte del Patrimonio Nacional de España y está abierto al público para visitas.

Se puede considerar que La Granja de San Ildefonso es un testimonio de la influencia de la cultura francesa en España durante el siglo XVIII y un ejemplo destacado del poder y la riqueza de la monarquía española en esa época.

En resumen, el Palacio Real de La Granja de San Ildefonso es un símbolo del esplendor real y de la conexión entre la monarquía española y las grandes cortes europeas, destacando por su arquitectura y sus impresionantes jardines.