A lo largo de la historia, varias joyas han alcanzado fama mundial debido a sus extraordinarias características, sus historias y los célebres personajes que las han poseído.

Es el caso de Perla Peregrina, una perla famosa en la historia que ha llamado siempre la atención por su tamaño y forma inusual, siendo considerada una de las gemas más valiosas e importantes de la historia de Europa.

Su historia es muy llamativa en tanto que fue descubierta en aguas del archipiélago de las Perlas en Panamá en el siglo XVI, momento en el que aquella zona pertenecía a la Monarquía Hispánica. En ese momento, pasó a manos del rey Felipe II de España, formando parte de las joyas de la Corona. Sin embargo, a lo largo de su vida, ha ido pasando de mano en mano.

La reina Margarita de Austria a caballo según el pincel de Velázquez en 1635. Museo del Prado

La Perla Peregrina

La Perla Peregrina fue descubierta a mediados del siglo XVI (alrededor de 1560) en las aguas del golfo de Panamá por un esclavo africano, quien según la leyenda la entregó a cambio de su libertad.

Fue en 1597 cuando la compró el rey Felipe II, en consecuencia, esta famosa joya formó parte de los tesoros del Imperio español hasta principios del siglo XIX. Durante su vida, esta joya fue lucida por muchos personajes de la realeza. El propio Diego Velázquez la inmortalizó en algunos de sus retratos ecuestres de Felipe III y su esposa Margarita de Austria, expuestos en el Museo del Prado, aunque también la exhibieron María Luisa de Orleans y Ana de Austria.

Cabe destacar que el nombre de "la Peregrina" no fue puesto en el momento del descubrimiento debido a su condición de viajera, en tanto que fue pasando de un lugar a otro, sino que se vincula más bien al sentido de "rara", "extraña" o "peculiar", puesto que no se trata de una perla cualquiera.

Se trata de una perla en forma de lágrima, una característica que la convierte en una joya única y muy valorada, sobre todo, porque existen pocas perlas en el mundo que tengan esta forma.

La Perla Peregrina Getty Images

Como ya se ha mencionado anteriormente, durante mucho tiempo esta joya perteneció a la Corona española. Sin embargo, en 1808, durante la ocupación napoleónica de España, José Bonaparte, el rey impuesto por su hermano Napoleón tras la abdicación de Carlos IV y Fernando VII, se llevó la perla a Francia.

Se cree que esta perla fue enviada por José Bonaparte a su esposa Julia Clary, que estaba en París. Sin embargo, tras las guerras napoleónicas, el matrimonio se separó y Bonaparte se marchó a Estados Unidos, con una nueva amante y con la perla en su poder.

No fue este el único viaje que experimentó la perla durante este tiempo, sino que más tarde, la perla pasó a manos de los duques de Abercorn en Inglaterra durante el siglo XIX.

Subastas

Estos no fueron sus últimos dueños, sino que el día 23 de enero de 1969 esta perla fue subastada por la sala Parke Bennet en Nueva York, como "lote número 129". Según indica el Instituto Gemológico Español, fue el actor Richard Burton quién compró La Peregrina por 37.000 dólares como regalo para su esposa, la actriz Elizabeth Taylor. La perla se convirtió en una de las piezas más icónicas de la colección de joyas de Taylor.

Cabe destacar que la historia de La Peregrina pone de manifiesto cuál es el papel que han jugado las perlas en la cultura en tanto que se trata de joyas que simbolizan la belleza, el poder y la riqueza.

En este caso, la Peregrina se volvió famosa debido a su tamaño, simetría y forma de pera o lágrima. De hecho, se ha llegado a considerar como una de las perlas naturales más perfectas y simétricas jamás descubiertas, lo que la hace extremadamente valiosa y única.

Carmen Posadas habla de esta joya y su increíble historia en una de sus últimas novelas títulada La leyenda de la Peregrina. En esta obra cuenta que, tras la muerte de Elisabeth Taylor en 2011, se ha perdido la pista de esta joya.

"Su comprador es alguien de los países árabes, pero no tengo más datos. Lo que sé es que reaparecerá algún día para contarnos ese tramo de sus vivencias", explica Posadas a Vanity Fair.

En definitiva, la Peregrina no solo es famosa por su tamaño y belleza, sino también por su rica historia y los ilustres propietarios que la han poseído a lo largo de los siglos. Su recorrido por las cortes reales europeas, su presencia en la alta sociedad y su conexión con figuras icónicas del cine y la historia la han consolidado como una de las joyas más legendarias del mundo.