En el Imperio romano las murallas fueron un elemento arquitectónico fundamental para proteger a las ciudades de los ataques de los enemigos. Estos sistemas defensivos aportaban seguridad a los habitantes de los asentamientos principales y, a la vez, eran un símbolo de su fuerza y su poder.
Es por esto por lo que en Hispania encontramos gran cantidad de restos de murallas romanas... Sin embargo, ¿cuál es la que mejor se conserva? Te llamará la atención saber que lo singular no es que se conserven vestigios de estas antaño imponentes estructuras, sino que se puede decir que en una localidad del norte de España se encuentra aquella que es considerada la muralla romana mejor conservada del mundo.
La muralla romana mejor conservada del mundo
Aunque pueda resultar sorprendente, la muralla romana mejor conservada en el mundo no está en Italia, sino en España, y concretamente, en una ciudad del norte de la Península Ibérica: en Lugo.
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La localidad gallega fue una ciudad del Imperio romano de gran importancia. Llamada antiguamente por los romanos Lucus Augusti, fue fundada por el legado Paulo Fabio Máximo en nombre del emperador Augusto en el año 13 a. C. Esta sería la capital del Convento Jurídico Lucense, es decir, el noroeste de una gran Gallaecia que se extendía por el sur hasta el río Duero. Las minas de oro de la región fueron una base muy importante de la economía imperial, y Lucus Augusti llegaría a ser una importante ciudad provincial.
A finales del siglo III d.C., en un momento de crisis política y militar, las autoridades de la ciudad decidieron levantar nuevas defensas: una muralla de más de dos kilómetros de perímetro coronada por 85 poderosas torres. Un monumento único que todavía se conserva en su totalidad, y por lo que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2000.
La leyenda dice que los romanos construyeron la muralla para proteger no una ciudad sino un bosque, el "Bosque Sagrado de Augusto", en latín "Lucus Augusti", de ahí el nombre de Lugo. "Hoy el bosque es un misterio, pero la muralla sigue en pie desafiando al tiempo y hablando a quién sepa escucharla", se explica en la página web de Turismo de Galicia.
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Construida hace más de 17 siglos, entre los años 265 y 310, siguiendo las directrices de las elegantes obras de Vitruvio, la muralla romana de Lugo mide casi 2,2 kilómetros y tiene hoy en día 10 puertas, aunque en época romana solo había cinco. Tuvo en su origen 85 torres semicirculares de entre diez y trece metros de diámetro, que originalmente se elevaban dos plantas sobre el adarve, con grandes ventanas en cada una (en la actualidad se conservan 71).
Los lienzos de los muros entre las torres oscilan entre los 8,80 y los 16,40 metros de ancho; el espesor medio de los muros es de seis metros; el adarve, que ahora está entre los ocho y los doce metros por encima del suelo exterior, quedaría entonces a una altura más regular. A casi todas las torres se accedía desde el interior de la ciudad, por escaleras abiertas a media altura en el cuerpo de la muralla de las que todavía se conservan en torno a una veintena.
El Ministerio de Cultura cuenta que: "Perdida su función militar, la Muralla romana de Lugo ha quedado plenamente integrada en la estructura urbana actual: rodea la ciudad histórica y su adarve es un paseo, o una calle peatonal más, de los que utilizan habitualmente sus habitantes y visitantes".
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Los restos del cubo o torre de la Mosqueira, con un lienzo exterior sobre el adarve en el que se abren ventanas, hacen suponer que cada una de las torres contaba con una estructura superior de dos niveles, que se cerraría con una fachada con grandes ventanas que permitiesen utilizar armas defensivas.
La utilización de materiales locales como las piedras de pizarra o granito y otros materiales reutilizados le confieren un carácter original dentro del conjunto de murallas urbanas bajoimperiales, interés que se ve aumentado por la conservación completa de su perímetro, por la posibilidad del uso público del adarve superior, de unos cuatro metros de anchura, y por la relación que mantiene hoy, plenamente viva y activa, con la ciudad a la que protegió, en la que está incorporada a su escena y ambiente urbano.
Además de su función eminentemente defensiva, la construcción de la muralla de Lugo, según el historiador Abel Vilela, se debió a otros dos factores: uno económico, hacer una gran obra pública como motor de la supervivencia de la ciudad, y otra climática, es decir, para crear un microclima como cortavientos en el casco urbano de Lugo.
Otras murallas romanas en España
En cuanto al resto de España, existen otras murallas romanas de gran importancia, caso de la muralla romana de Zaragoza (de finales del siglo I a.C.); la de León (siglo I) o la de Tarragona (siglo III a.C.), pero ninguna de ellas se conserva en su totalidad.