El lugar histórico en Europa al que las mujeres (y antes también los catalanes) no pueden entrar: está en Grecia

El lugar histórico en Europa al que las mujeres (y antes también los catalanes) no pueden entrar: está en Grecia

Historia

La península de Grecia donde los catalanes tenían prohibida la entrada hasta 2005: la razón histórica

Se trata de uno de los lugares más herméticos y misteriosos del mundo, vetado a las mujeres, con sus propias leyes y su propio derecho de admisión.

11 julio, 2024 08:58

Durante los meses de verano, Grecia es uno de los países más visitados por los turistas debido a sus inmensos atractivos: es un país rico en historia y en cultura, ofrece paisajes impresionantes en sus múltiples islas, tiene un clima agradable...

Sin embargo, ¿sabías que hay un lugar de Grecia que no resulta tan fácil de visitar, sobre todo si eres mujer? Se trata del Monte Athos, un territorio que si bien es cierto que forma parte de Grecia, es autónomo y tiene sus propias leyes.

En consecuencia, se trata de uno de los lugares más herméticos de Europa debido a que poseen su propio derecho de admisión. La entrada a las mujeres queda totalmente prohibida y, además, hasta 2005 estuvo tampoco se dejaba pasar a los catalanes. ¿Sabes por qué?

El Monte Athos

El Monte Athos es una península y una montaña en el noreste de Grecia conocida por su comunidad monástica autónoma. La península de Athos es la más oriental de las tres que forman la región de Calcídica, en Macedonia Central. La montaña que le da nombre alcanza una altitud de 2.033 metros sobre el nivel del mar.

Este lugar destaca por la presencia de una veintena de monasterios ortodoxos (griegosrusosserbiosgeorgianosbúlgaros y rumanos), todo ello dentro un territorio autónomo bajo soberanía griega

Debido a la presencia de estos monasterios ortodoxos, los habitantes del Monte Athos están exentos del cumplimiento de ciertas leyes, tanto de Grecia como de la Unión Europea. De hecho, tiene el poder sobre el territorio, de tal forma que, por ejemplo, prohíben la entrada a todas las mujeres

La justificación a este veto tiene que ver con que en el Monte Athos solo pueden vivir monjes ortodoxos, es decir, hombres, que son aquellos que se dedican a la vida en los diferentes monasterios que allí se encuentran. De tal forma, estaría prohibida la entrada a las mujeres para evitar la tentación al pecado carnal. Esta regla está destinada a preservar la pureza monástica, según esgrimen.

Tal es la pureza que estos buscan conseguir que, según el doctor Graham Speake, que escribió un libro sobre el Monte Athos, existe un reglamento del siglo X que afirma que todos los animales que sean hembras también están excluidos del lugar.

Sin embargo, curiosamente no solo las mujeres tienen prohibida la entrada al Monthe Athos, sino que hasta hace no mucho, el acceso también estaba vetado a los catalanes. ¿Cuál fue el motivo de esta exclusión?

La decisión se remonta al año 1305, cuando mercenarios de la Corona de Aragón saquearon el Monte Athos como respuesta al asesinato de Roger de Flor, caballero templario y caudillo de la Gran Compañía Catalana. Este episodio se conoce como "la Venganza Catalana". Sin embargo, esta situación cambió en 2005, cuando se levantó el veto a la comunidad catalana.

En cualquier caso, para los hombres actualmente no resulta fácil entrar al Monte Athos, sino que habría que presentar una serie de permisos en tanto que el acceso está estrictamente controlado. Se requiere un permiso especial para visitar la península. Además, solo se permite la visita de 100 peregrinos ortodoxos y otros 10 no ortodoxos por día.

El Monte Athos es considerado uno de los centros espirituales más importantes del cristianismo ortodoxo. Monjes y peregrinos de todo el mundo viajan allí en busca de guía espiritual. En consecuencia, sigue siendo un lugar de gran devoción y un baluarte de la tradición monástica ortodoxa, atrayendo a aquellos que buscan una vida de contemplación y oración.

La vida en los monasterios es austera, dedicada a la oración, el trabajo manual y la autosuficiencia. Los monjes siguen el calendario juliano y las prácticas litúrgicas tradicionales de la Iglesia Ortodoxa Oriental.