Por qué este pueblo medieval de Castilla y León es el más antiguo de España: las razones

La historia de España alberga muchas curiosidades y secretos, sobre todo en lo que respecta al origen y fundación de muchos de los pueblos que se reparten a lo largo de todo el territorio español.

Pero de entre todos los pueblos históricos que sobreviven en España, ¿cuál es el considerado como el más antiguo? Se trata de un pueblo cuya carta puebla o privilegio de población data nada menos que del año 824 y, en consecuencia, es la primera concedida en España.

Hablamos de Brañosera, un pequeño pueblo de Palencia, en Castilla y León, que apenas tiene 245 habitantes, según los últimos registros del Instituto Nacional de Estadística. En concreto, se ubica en la comarca de la Montaña Palentina, en la vertiente sur de la sierra de Híjar.

Se le considera el pueblo más antiguo de España en tanto que se le concedió en el año 824 la primera carta puebla otorgada en la historia de nuestro país. Esta le fue dada por parte del Reino de Asturias.

La "carta puebla" es aquel documento de población o fuero que las autoridades con poder (los reyes, señores o eclesiásticos) concedían como privilegio a los vecinos de una zona con el objetivo de que se repoblase este lugar por tener cierto interés estratégico o económico durante el periodo histórico de la llamada Reconquista.

Cabe destacar que en la carta puebla de Brañosera se cita a este pueblo con su nombre histórico, que es Brannia-Ossaria (de donde deriva el término actual), es decir, tierra de brañas y de osos.

Fue en 2018 cuando el Congreso de los Diputados reconoció que Brañosera había sido el primer lugar de España en tener una entidad jurídica, de ahí que se le conozca como el primer "ayuntamiento" del territorio español.

Este privilegio fue concedido el 13 de octubre del año 824 por el conde Munio Núñez y su esposa Argilo y resultó de gran importancia en tanto que otorgaba a los habitantes de Brañosera una serie de derechos y libertades, además de la posibilidad de repoblación.

En cualquier caso, cabe destacar que, durante el siglo IX, la repoblación de esta zona de Castilla fue crucial en el contexto de la Reconquista, es decir, para el proceso de expansión de los reinos cristianos hacia el sur de la Península Ibérica.

Y en lo que respecta a Brañosera y a su funcionamiento como ayuntamiento, cabe destacar que este garantizaba a los colonos ciertos privilegios, incluyendo la posesión de tierras y la autonomía para gobernarse bajo sus propias leyes y costumbres.

Posteriormente, esto sirvió como modelo para la concesión de otras cartas puebla en otras localidades, lo que resultó de gran importancia ya que eran instrumentos legales para la organización y el desarrollo de muchas comunidades en la Península Ibérica durante la Edad Media.

Si visitas Brañosera te llamarán la atención sus calles: en ellas se encuentran casas de madera y piedra que fueron construidas con materiales sacados de la zona. Igualmente, no puedes dejar de visitar las iglesias románicas de Santa Eulalia o de San Miguel.

Una columna de Guardias Civiles con prisioneros en Brañosera, durante la Revolución de 1934 Narodowe Archiwum Cyfrowe, Poland Wikipedia

La iglesia de Santa Eulalia, de origen románico, es uno de los monumentos más destacados del pueblo. Sin embargo, sólo conserva algunos vestigios originales en tanto que ha sido modificada a lo largo de los siglos, sobre todo después de haber sido destruida en octubre de 1934.

Y como resultará obvio, otros de los lugares de gran importancia de Brañosera es el Museo del Fuero, que es aquel lugar que ofrece una visión detallada sobre la historia del fuero del pueblo y su importancia en la historia medieval española.

Además, cabe destacar que Brañosera está ubicado en un entorno montañoso y natural impresionante, con múltiples rutas de senderismo y paisajes que atraen a los amantes de la naturaleza.

En definitiva, Brañosera es un símbolo de los inicios de la organización municipal en España. La concesión de su fuero es un testimonio de la temprana implementación de un sistema legal que aseguraba derechos y deberes a sus habitantes, lo que facilitó el proceso de repoblación y desarrollo de comunidades en tiempos medievales.