Hispania, la provincia romana que abarcaba lo que hoy es España y Portugal, cuenta con numerosos monumentos romanos que todavía se conservan en diferentes estados de conservación.
Y en el caso de un pueblo de Extremadura, allí se encuentra un tesoro arquitectónico único: un arco romano muy peculiar porque es de cuatro caras o cuadrifonte.
Arco romano de Cáparra
Cáparra fue una ciudad romana situada entre los términos municipales de Guijo de Granadilla y Oliva de Plasencia, en la moderna provincia de Cáceres. Esta localidad formó parte del Convento Emeritense, en la provincia de la Lusitania, cuya capital política era Augusta Emerita (la actual Mérida).
Sin embargo, hoy no quedan más que piedras de esta ciudad romana que ha desaparecido y en la Antigüedad se llamó Capera. El arco es la única construcción que permanece en pie de la pretérita urbe, un auténtico tesoro arquitectónico del Imperio romano en tanto que es el único tetrapylum en pie que se puede ver hoy en día en España.
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Tal y como indican desde la página web de Turismo de Extremadura, la ciudad de Capera se encontraba en la dehesa Casablanca, entre los términos de Oliva de Plasencia y Guijo de Granadilla, y atravesada de pleno por la Vía de la Plata. Sin embargo, después de que la calzada quedara en desuso fue perdiendo importancia hasta casi desaparecer.
Actualmente solo se conservan algunos vestigios, entre los que destaca su magnífico arco, que llama la atención porque es único en España en cuanto a sus características, pues se trata de un arco cuadrifronte, con cuatro lados. Esta estructura se encontraba en el centro de la ciudad, rodeado de los monumentos principales, como las termas, de las que aún se pueden observar algunos restos.
En cuanto al origen de este arco, se estima que se construyó a finales del siglo I por orden de Fidus Macer, un adinerado miembro de la aristocracia local de Cáparra, según las inscripciones que hay en el propio monumento.
La estructura se eleva sobre cuatro pilares que aguantan cuatro arcos de medio punto y cada pilar está asentado sobre un basamento rematado por una cornisa. Se observan también pedestales en los lados que daban a la calzada romana, donde probablemente se situaron estatuas o efigies.
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La propia plataforma de Turismo de Extremadura también explica la importancia que tuvo Cáparra, pues estuvo amurallada en su totalidad y tenía tres puertas de acceso, situadas respectivamente al sureste, este y oeste. Dos eran las vías principales que vertebraban la ciudad, el cardo y decumano.
Cáparra destacó asimismo por su importante su situación estratégica, que le aseguró un lugar de relevancia entre los municipios romanos de Lusitania. En consecuencia, en la época se impulsó su desarrollo y monumentalización.
Como ya se apuntaba anteriormente, en Cáparra el monumento de mayor importancia es el arco. Sin embargo, cabe destacar que este da paso al foro, centro político y religioso de la ciudad, en donde son visibles la basílica, la curia y otros tres templos. Junto a estos dos se encuentran las termas.