El Imperio romano ha dejado un gran legado en todos aquellos territorios gobernados y conquistados por la Urbs. Y parte de su historia se conoce en gran medida gracias a las excavaciones arqueológicas y a todo tipo de hallazgos: desde ciudades completas hasta elementos del equipamiento militar de las legiones.
En este sentido, hasta el momento tan solo se conserva un único escudo romano completo. Su descubrimiento, hace casi un siglo, y su restauración han sido muy importantes para estudiar un arma defensiva clave en la exitosa historia militar de Roma.
¿Cómo eran los escudos romanos?
Los escudos utilizados por los soldados del Imperio romano eran conocidos como scutum. En época republicana tenía una forma ovalada y estaba construido de dos o tres capas de madera de abedul contrachapada y cubierta de tela y piel. Podía medir hasta 120 cm de largo por 75 cm de ancho. En el periodo imperial, los scuta eran grandes y rectangulares, típicamente hechos de madera laminada y cubiertos con cuero. Pesaban en torno a 5,5 kilos.
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En ambos casos proporcionaban una excelente protección contra los ataques enemigos y eran una parte fundamental de la panoplia de un legionario. Pero los escudos tenían otra función de defensa activa: no solo servían para proteger el cuerpo del combatiente, sino que se utilizaban también para empujar y desequilibrar al contrario, o incluso para golpear su cara o vientre con el umbo, el protector metálico que cubría la empuñadura.
¿Por qué apenas se conservan escudos?
Hay varias razones por las cuales apenas se conservan escudos de los soldados romanos. La principal es que estos objetos estaban hechos de materiales perecederos.
Los escudos romanos se fabricaban principalmente con de madera y cuero, materiales que son susceptibles a la descomposición con el tiempo, especialmente si no se mantienen en condiciones ideales de conservación. Esto significa que, a menos que hayan sido enterrados en condiciones muy específicas que favorezcan la conservación, es poco probable que sobrevivan en su estado original durante siglos.
Otro factor tiene que ver con el uso en combate y el desgaste. Los escudos eran herramientas utilizadas en la batalla y, como tal, estaban sujetos a un deterioro considerable. Se esperaba que los soldados los utilizaran en múltiples campañas y batallas, lo que resultaría en daños y desgaste con el tiempo. Muchos escudos probablemente fueron destruidos o desechados después de un uso prolongado.
También el reciclaje de materiales. En muchas ocasiones, los materiales de los escudos rotos o desgastados podrían haber sido reciclados para fabricar nuevos equipos militares o para otros fines. Esto era común en las sociedades antiguas donde los recursos eran limitados y se aprovechaba al máximo todo lo que se tenía a disposición.
El único escudo romano completo
El único escudo romano que se conserva completo fue encontrado en Siria en el año 1928. Concretamente se halló en Dura-Europos, una región a mitad de camino entre Alepo y Bagdad, durante una campaña de excavaciones arqueológicas.
Esta ciudad albergaba una guarnición romana que fue capturada y destruida tras ser asediada por los sasánidas en el año 256. Así se ha podido conocer, sobre todo, por la gran cantidad de armas que se han encontrado, además del escudo.
En cualquier caso, hay que tener en cuenta que el escudo fue descubierto en pedazos: estaba roto en 13 partes y tuvo que ser posteriormente restaurado por expertos. No resulta azaroso que se haya encontrado un escudo romano en esta zona del mundo, pues la climatología seca de la zona ha permitido que la madera se mantuviese en buen estado.
El lo que respecta a sus dimensiones, este scutum tiene la forma típica de escudo arqueado rectangular y mide 105,5 centímetros de alto por 41 centímetros de alto. En cuanto a sus materiales, está hecho con listones de madera de 30 a 80 mm de ancho y de 1,5 a 2 mm de espesor. Posteriormente, para su construcción se unieron tres capas de madera.
Según se conoce, el centro del escudo tiene un agujero que probablemente fue cortado en la madera después de hacer el tablero. La estructura carece del umbo, la protuberancia central.
Los estudios arqueológicos también han considerado que en la parte posterior del escudo debía haber unas tiras de madera de refuerzo. Sin embargo, estas no fueron encontradas. También se ha considerado que debió haber una capa roja de piel en esta zona, tal y como indica el informe preliminar de la excavación. No obstante, tampoco se conserva.
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También se ha considerado que la superficie del frente se cubría con tela y luego con piel o pergamino, con una pintura encima. Y además, alrededor del agujero central se conservan varias cintas decorativas, que incluyen un águila con una corona de laurel, Victorias aladas y un león.
Actualmente este escudo se puede ver en Londres, en el Museo Británico, en el marco de una exposición sobre cómo era vivir y morir en el Ejército romano. Una oportunidad única ya que el scutum forma parte de la colección de la Galería de Arte de la Universidad Yale (Estados Unidos) y se encuentra en su primer préstamo transatlántico.