Pedro Sánchez, Mark Rutte y António Costa, durante la cumbre de este viernes

Pedro Sánchez, Mark Rutte y António Costa, durante la cumbre de este viernes UE

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Choque entre España y Holanda: Sánchez ve "inaceptable" la tutela de La Haya en las reformas

Los frugales y los sureños se atrincheran en sus posiciones y abocan al fracaso la cumbre sobre el fondo anticrisis.

18 julio, 2020 00:33
Bruselas

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La cumbre de líderes europeos que ha comenzado este viernes en Bruselas, la primera presencial desde el estallido del Covid-19, ha deparado imágenes inéditas. Las medidas de seguridad y distancia física para evitar posibles contagios se han extremado al máximo. Jefes de Gobierno con mascarillas customizadas y su nombre grabado, choque de codos a modo de saludo y regalos para la canciller Angela Merkel y António Costa: los dos han cumplido años este 17 de junio (66 ella y 59 él) y lo han tenido que celebrar encerrados con sus socios europeos.

Por lo demás, la primera jornada del Consejo Europeo no ha servido para acercar posturas entre Norte y Sur sobre el fondo de reconstrucción de 750.000 millones, pensado para auxiliar a España e Italia, los Estados miembros donde el Covid-19 ha tenido un efecto más devastador desde el punto de vista sanitario y económico.

El encuentro ha acabado poco después de las 23:30 de la noche sin ningún avance concreto. Han sido más de 13 horas de negociaciones, la mayor parte del tiempo a Veintisiete, con apenas una pausa de tres horas por la tarde para contactos bilaterales y multilaterales. Pocos líderes quisieron hacer declaraciones a la salida: la consigna era el silencio. "El ambiente se ha vuelto más agrio y eso no es una buena señal", ha dicho el primer ministro holandés, Mark Rutte. La cumbre se reanuda este sábado a partir de las 11:00 horas.

Durante una sesión maratoniana inicial de la mañana (con almuerzo frío de pescado servido en la sala), los jefes de Estado y de Gobierno han identificado los dos temas más espinosos. Por un lado, el tamaño del fondo anticrisis y el reparto entre subvenciones y préstamos. Por otro, los mecanismos de control que se aplicarán a Madrid y Roma para obligarles a hacer reformas económicas.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a su llegada este viernes a la cumbre de Bruselas

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a su llegada este viernes a la cumbre de Bruselas Reuters

Sobre esta cuestión se ha registrado el primer choque frontal entre Holanda por un lado y España e Italia por el otro, según informan varias fuentes diplomáticas. El primer ministro holandés ha exigido tener derecho de veto tanto sobre los planes de reformas que deben presentar Pedro Sánchez y Giuseppe Conte para recibir las ayudas de la UE, como sobre los desembolsos del dinero. Un mecanismo casi idéntico al de los rescates de Grecia, Irlanda, Portugal y Chipre y al rescate bancario de España durante la crisis de deuda entre 2010-2012.

"Si el Sur necesita ayudas de nuestro país para afrontar la crisis, es razonable que nosotros pidamos un compromiso claro con las reformas. Y si los préstamos van a convertirse en parte en subsidios, las reformas son todavía más cruciales y necesitamos una garantía absoluta de que se ponen en práctica", alega Rutte. El primer ministro holandés desconfía de las promesas de Madrid y Roma y exige que las reformas se centren específicamente en la flexibilización del mercado laboral y la sostenibilidad de las pensiones.

¿Un país que hace reformas?

Durante el debate a puerta cerrada, Sánchez le ha replicado que esta tutela de La Haya sobre las reformas españolas es "inaceptable". El presidente del Gobierno defiende un mecanismo de control "que incentive las reformas, pero que a la vez sea ágil y eficiente". "No puede ser un sistema de gobernanza tan complicado que al final sea dificilísimo recibir los fondos", han explicado fuentes de Moncloa.

"Nosotros somos un país que hace reformas", insisten las fuentes consultadas. Pero Sánchez quiere limitar esta exigencia a la doble transición digital y verde y a la crisis del Covid-19 y dejar fuera cuestiones como el mercado laboral o las pensiones como pide Rutte.

Mark Rutte ha mantenido la primera bilateral con el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel

Mark Rutte ha mantenido la primera bilateral con el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel UE

El Gobierno español sostiene que Rutte está aislado en su exigencia de un derecho de veto, pero admite que el resto de países del club de los frugales nórdicos (Austria, Suecia, Dinamarca y Finlandia) también presionan para endurecer las condiciones a Madrid y Roma.

"Debemos garantizar que este instrumento apoye la doble transición digital y verde y las reformas estructurales y que beneficie a aquellos que han sido más duramente golpeados por la crisis del Covid-19. No aceptaremos ninguna medida que conduzca a una unión de transferencias permanentes", ha escrito en su cuenta de Twitter el primer ministro austriaco, Sebastian Kurz, que parece querer disputar a Rutte el papel de malo oficial de la película.

Menos del 50% de opciones de acuerdo

En la primera jornada de la cumbre, los nórdicos han mantenido además su exigencia de reducir el tamaño del fondo de reconstrucción por debajo de los 750.000 millones de euros. También quieren disminuir la proporción de subvenciones a fondo perdido y aumentar los créditos a devolver. Eso significa que España recibiría considerablemente menos de los 140.000 millones de euros que prometió Ursula von der Leyen.

En contraste, Sánchez considera que esta cantidad es un mínimo innegociable si se quiere superar la crisis: el Gobierno español reclamaba inicialmente 1,5 billones de euros. El presidente sigue insistiendo en que la mayoría de las ayudas de la UE deben llegar en forma de subsidios para no disparar el endeudamiento y provocar otra crisis como la de 2012.

Angela Merkel saluda con el codo al presidente de Lituania

Angela Merkel saluda con el codo al presidente de Lituania

La canciller Merkel, que está ejerciendo durante la cumbre un papel de mediadora entre Norte y Sur, avisa de que las diferencias entre los dos bandos siguen siendo "muy, muy grandes". No está nada claro que puede alcanzarse un acuerdo este sábado. "Espero unas negociaciones muy, muy difíciles". El único que se ha atrevido a apostar es el propio Rutte, que sitúa la probabilidad de una solución en "menos del 50%".