Es momento de reaccionar. La Amazonia necesita acciones tangibles e inmediatas que ayuden a preservar un ecosistema del que se beneficia no solo Brasil, sino todo el planeta. Durante los últimos años este espacio, que posee una de las mayores diversidades biológicas en el mundo, ha visto comprometida su supervivencia a medida que la actividad humana ha ido reduciendo su espacio, generando un problema grave para la fauna y la vegetación, pero también para las personas que han hecho su vida en ese entorno desde siempre.

En este contexto, cada gesto cuenta para evitar una situación definitivamente irreversible, aunque sea a pequeña escala. Por eso se espera mucho de las grandes empresas, aquellas que, por su mayor capacidad para movilizar a la sociedad, ostentan un potencial extraordinario para ayudar a paliar la situación. Pero la necesidad de acción es un motor que solo se activa si una compañía está verdaderamente comprometida, de ahí la relevancia del acuerdo de colaboración rubricado por las tres mayores entidades bancarias privadas de Brasil: Bradesco, Itaú Unibanco y Banco Santander. El documento firmado por ellas establece un marco de colaboración, el plan conjunto para promover el desarrollo sostenible del Amazonas, para pasar de las intenciones a la acción.

Esta alianza histórica establece un protocolo encaminado a preservar este pulmón verde del planeta. Desde su ámbito de actividad, estas entidades prevén acciones financieras verdes que primen la apuesta por la sostenibilidad y el respeto a la naturaleza. En concreto, el plan incluye diez medidas establecidas en tres frentes: la conservación del medio ambiente y el desarrollo de la bioeconomía, la inversión en infraestructura sostenible y la garantía de los derechos básicos de la población de la región amazónica.

Fomento de la economía sostenible

Con ello se pretende estimular las cadenas sostenibles de la región mediante líneas de financiación específicas u otro tipo de instrumentos financieros. No hay que olvidar que algunos productos de la zona son vitales para su supervivencia económica, como las nueces, el cacao o el açaí. Por eso, el apoyo a líneas sostenibles que permitan un uso más eficiente de los recursos resulta clave.

Por otra parte, y con el objetivo de fomentar el desarrollo social, también está previsto en el plan facilitar las inversiones en infraestructuras básicas y ambientales. Asimismo, se aplicarán medidas para atraer inversiones y promover asociaciones para el desarrollo de tecnología que impulse la bioeconomía y, además, se prevé trabajar conjuntamente con las autoridades locales para poner en marcha proyectos de desarrollo socioeconómico en la región.

El açaí es uno de los productos que se generan en la zona. iStock

Para que todo esto funcione, no obstante, el plan también ha recibido el beneplácito del Gobierno brasileño, con el que se coordinarán todas estas actuaciones que se ejecutarán, según explicaron los bancos, en consonancia con las iniciativas públicas en marcha para aumentar el impacto en el desarrollo social y económico de la región.

Sérgio Rial, presidente de Santander Brasil, celebró la ambición y la "magnitud del desafío" que afrontan estas tres entidades, si bien instó a poner en marcha "una acción firme y rápida por parte de todos los actores que puedan participar en la construcción de un modelo de desarrollo sostenible para la Amazonia que incluya las necesidades de la población y la preservación de nuestros recursos naturales". "Con los esfuerzos combinados de nuestra industria, podremos hacer aún más por esta región, que tiene un valor inestimable no sólo para el país sino para todo el planeta", afirmó.

La magnitud del desafío exige una acción firme y rápida por parte de todos los actores que puedan participar en la construcción de un modelo de desarrollo sostenible para la Amazonia

Sérgio Rial, presidente de Santander Brasil

Trabajar en el desarrollo final de estas líneas de actuación es el siguiente paso. Los bancos han establecido un consejo de expertos para ello, cuya visión ayudará a dar forma a estas iniciativas cuya puesta en práctica se espera para finales de este mismo año. Será entonces cuando el Amazonas reciba un poco del aire que nos da a través de este plan que es una pequeña gran ayuda para mantener esta zona como un santuario de la vida natural.

Historia de compromiso con el medio ambiente

La firma de este compromiso tan importante para el Amazonas se enmarca dentro del catálogo de actuaciones que Santander lleva a cabo en el capítulo de sostenibilidad y en la promoción de una economía baja en carbono. En este ámbito, y solo en la lucha contra el cambio climático, la entidad pretende movilizar 120.000 millones de euros hasta 2025 y otros 220.000 millones entre 2019 y 2030 para este fin. El año pasado, por ejemplo, la entidad ya movilizó 19.000 millones de euros en financiación verde.

Al margen de este importante hito, la decidida apuesta de Santander por el compromiso medioambiental le ha situado en una posición de liderazgo y en una referencia para otras entidades. Fruto de este énfasis, Santander forma parte de iniciativas importantes en varios puntos del planeta. Por ejemplo, el Compromiso Colectivo de Acción por el Clima, al que se adhirió en 2019, y cuyo objetivo es precisamente acelerar la transición del sector financiero a una economía baja en carbono. Además, su presidenta, Ana Botín, está presente en la Alianza para la Recuperación Verde, creada para impulsar inversiones verdes que acentúen el viraje hacia la neutralidad climática y los ecosistemas saludables.

En 2019, Santander fue líder mundial en financiación de energía renovable. Su cartera en este ámbito ascendía a 10.030 millones de euros repartidos en proyectos desarrollados en 17 países. En términos prácticos, la energía renovable financiada con estas líneas tenía una capacidad equivalente al consumo de 6,5 millones de hogares.

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Esta política también tiene eco en la actividad propia del banco. A nivel interno, uno de los propósitos de Grupo Santander es la reducción de su propia huella, por lo que su estrategia medioambiental se ha centrado en reducir las emisiones, en obtener una mayor eficiencia, en la gestión responsable de los residuos y en el uso de energías renovables. El objetivo es que, en 2025, el 100% de la electricidad que utiliza la entidad provenga de fuentes renovables, y que para 2021 se haya eliminado el uso de plástico innecesario de un solo uso en todas sus instalaciones.





Más que gestos, son compromisos que pretenden preservar nuestro planeta y con ello, los recursos y la salud de todos. Esta apuesta por la sostenibilidad del banco le ha valido también el reconocimiento internacional por parte del Dow Jones Sustainability Index 2019, que reconoce el desarrollo de estrategias sostenibles en todos los mercados en los que está presente, y que sitúa a Santander como empresa líder en su sector en el DJSI del año 2019.