El mundo de las finanzas está lleno de tecnicismos, índices e información especializada que no siempre son sencillos de comprender, sin embargo, de una manera u otra, pueden acabar perjudicando a los ahorros personales, por eso mismo, merece la pena familiarizarse con ellos. Al hablar de diversificar la cartera de inversión, merece la pena ayudarse de la sabiduría popular, que se muestra certera al predicar con uno de los consejos más cabales para todo inversor: el de no poner todos los huevos en la misma cesta.
Más allá de la sabiduría popular, hay muchos argumentos para dedicar diferentes cantidades a distintos productos financieros, sectores, empresas, áreas geográficas... pero el principal motivo es que, ante una eventual crisis en los mercados, hay valores que se mantienen e incluso suben y, en cambio, hay otros que caen, según afirma Federico Servetto, Director de Estrategia de Clientes de Banco Sabadell. "Invertir en carteras multiactivos gestionados activamente puede ser una alternativa útil, ya que ofrecen una diversificación intrínseca en las diferentes clases de activos y regiones", añade.
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Otra posibilidad a la hora de diversificar la cartera es apostar por las denominadas 'inversiones temáticas', muy comunes en los últimos años, y que pivotan en torno a temas transversales que tocan varios sectores. Por ejemplo, invertir en sostenibilidad, que puede suponer apoyar proyectos que fomenten las energías renovables. O, por citar otra área que ha visto aumentar la cantidad de inversores en los últimos meses, el de las empresas farmacéuticas, que se han volcado con la investigación, el desarrollo de vacunas y de tratamientos o la producción de elementos de protección.
El escenario de incertidumbre actual provocado por la pandemia del coronavirus, con caídas generalizadas en las Bolsas y un parón en la economía mundial, es una muestra de cómo una situación sobrevenida puede sacudir de manera generalizada la economía y la cartera de los inversores. Y en este contexto muchos de estos inversores se han preguntado si su dinero está seguro en este momento o si es el momento de mover los fondos.
Cada caso es diferente, pero la respuesta a estas dudas pasa por tener una cartera en la que se prime la mencionada diversificación como una forma de dividir riesgos. Además, es importante ser consciente de que para evitar una exposición innecesaria ante la zozobra puntual de los mercados hay que ser constante, no precipitarse y pensar en la rentabilidad a medio y largo plazo, cuando estos vaivenes tienden a equilibrarse y suelen reportar mayores beneficios.
Comprender la volatilidad
Uno de los conceptos que ayudan a entender las fluctuaciones que sufren los mercados es el de la volatilidad: "Mide lo que varía el precio o la rentabilidad de un activo respecto a su media en un periodo de tiempo y nos ayuda a diferenciar un activo financiero estable, siempre con valores cercanos a la media, de uno que no lo es", explica el Director de Estrategia de Clientes de Banco Sabadell.
Ser paciente cuando la volatilidad es elevada es lo más recomendable pero existe un factor psicológico que puede precipitar a los inversores más impulsivos. "Tenemos que saber que por naturaleza somos adversos al riesgo y la huida es nuestra principal respuesta de defensa, un mecanismo universal de supervivencia que compartimos con la mayoría de seres vivos. Por lo cual, es normal que nuestro instinto más primitivo nos lleve a dejarnos llevar por el pánico en períodos de elevada volatilidad". El miedo y la incertidumbre, por lo tanto, juegan en contra en estas situaciones, si bien en la toma de cualquier decisión es importante, como explica Servetto, analizar la situación personal y actuar en consecuencia: "La idea es mirar más allá de la volatilidad y adoptar un enfoque racional a largo plazo en nuestras inversiones, ya que la volatilidad es un fenómeno temporal, pero a la vez un compañero de viaje habitual".
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"En el caso de la inversión en bolsa, por ejemplo, huir puede no ser la mejor elección -explica-. Justamente es en estos períodos de elevada volatilidad cuando se producen fuertes caídas en los mercados, y es también cuando se dan los días de fuertes rebotes y recuperación. Sabemos, gracias a los análisis de la evidencia histórica de los mercados, que estos períodos de elevada volatilidad son pasajeros. Por tanto, no hay que dejarse llevar por esos impulsos y se debe mantener la calma ya que en el largo plazo la alta volatilidad irá disminuyendo". "Esto nos permitirá tomar decisiones de inversión, no bajo los efectos del mecanismo de defensa de la huida, sino de forma más racional y meditada, una vez se haya alejado el 'fantasma' de la volatilidad", concluye Servetto.
La importancia del perfil como inversor
Por eso, cobra especial interés el perfil que tenga el inversor. Se trata de un estudio de la persona en base al riesgo que está dispuesto a asumir en el posicionamiento de sus fondos y a su capacidad financiera. Servetto advierte: "Antes de tomar cualquier decisión de inversión es imprescindible conocer cuál es nuestro perfil como inversor, es decir cómo somos a la hora de tomar decisiones de inversión".
Según la guía CNMV 'Conozca su perfil de inversor' un inversor puede considerarse "conservador, moderado o arriesgado" de acuerdo a su grado de disposición a aceptar riesgos y a su capacidad económica para asumirlos. Tener clara esta clasificación se traduce en un asesoramiento más preciso y ajustado a las condiciones, actuando de manera más segura o más agresiva en función de esos datos, lo que igualmente influye en la rentabilidad esperada.
Es fundamental, además, tener presente que las finanzas se rigen por el principio del binomio de rentabilidad- riesgo, "esto se traduce en que para poder optar a mayores retornos hay que estar dispuesto a asumir un mayor grado de probabilidad de pérdidas en la inversión. Esta relación es directa, lo que implica que cuanto mayor sea el riesgo que se puede asumir, según el perfil, mayor será el retorno al que se podrá optar", añade el experto de Banco Sabadell.
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Diversificar en tiempo
Otro aspecto que aporta más seguridad a la inversión es el aporte periódico a la cartera frente a un único ingreso. Esta diversificación de los tiempos permite una mayor planificación, reducir la cantidad de inversión inicial y equilibrar los repuntes que podrían darse en momentos concretos de compra. Así, se va más allá de un momento y un precio puntual y se puede tomar un valor más ajustado a su media como base para valorar el rendimiento. Es una forma de neutralizar la incertidumbre en una variable: el tiempo, "uno de los grandes aliados que tenemos a nuestra disposición", como indica Federico Servetto: "El secreto está en conseguir que juegue a nuestro favor", asegura.
Un inversor activo, que está al tanto del valor de su cartera, cuenta con distintas herramientas de decisión, pero la idea de dedicar una cantidad periódica a las inversiones ofrece varias ventajas, como la de consolidar el hábito del ahorro, automatizar el proceso, beneficiarse del interés compuesto y de una mayor flexibilidad para establecer plazos y cantidades. "Estas aportaciones periódicas permiten invertir regularmente una determinada cantidad de dinero, por ejemplo cada mes o cada trimestre. Con esto, iremos tomando posiciones de distintos momento del tiempo contribuyendo así a quitarnos el peso de decidir cuál es la ocasión oportuna para invertir".
Como último apunte, merece la pena recordar la importancia que tiene la paciencia, que pasa por respetar los tiempos de la inversión. Al igual que en muchos otros aspectos de la vida, las inversiones requieren un plazo para madurar y dar sus frutos, "por lo tanto, hay que disponer de una amplitud de miras y una perspectiva de inversión a largo plazo que acepte cierta volatilidad a corto plazo", asegura Servetto antes de recordar la frase del inversionista Benjamin Graham: "El mercado es esquizofrénico en el corto plazo pero recupera su cordura en el largo plazo".