La guerra por la escasez de vacunas contra la Covid-19 sigue agravándose. Bruselas tiene previsto aprobar este mismo viernes un nuevo mecanismo de control que permitirá bloquear las exportaciones a Reino Unido u otros países del mundo de dosis fabricadas en territorio comunitario si las farmacéuticas incumplen las entregas prometidas a la UE por contrato. La "medida de emergencia" estará en vigor al menos hasta marzo.
El objetivo de este instrumento es evitar que se repita un nuevo caso AstraZeneca. La farmacéutica anglosueca ha recortado un 75% las dosis a la UE: sólo entregará una cuarta parte de los 100 millones previstos en el contrato. La compañía culpa del retraso a problemas en una planta en Bélgica. La Comisión Europea no se lo cree y sospecha que AstraZeneca ha redirigido parte de las vacunas fabricadas en la UE a Reino Unido.
La guerra de las vacunas amenaza con provocar la primera crisis grave entre Bruselas y Londres desde el brexit. El nuevo mecanismo de control permite, por ejemplo, bloquear el envío a Reino Unido de la vacuna de Pfizer-BioNTech, que se produce en Bélgica, si la compañía no ha cumplido previamente las entregas prometidas a la UE.
La tensión entre la UE y Reino Unido ya se ha disparado. El Gobierno de Boris Johnson reclama a Bruselas que evite el "proteccionismo" en materia de vacunas. Al mismo tiempo, uno de sus ministros, David Gove, ha asegurado este jueves que "no habrá interrupción" del suministro a Reino Unido de la vacuna de AstraZeneca. Es decir, rechaza que esta farmacéutica envíe a la UE vacunas producidas en las plantas británicas, como ha pedido el Ejecutivo comunitario para compensar el recorte de dosis anunciado.
Escasez de vacunas
"Si viviéramos en un mundo ideal, no haríamos esto: el despliegue de las vacunas funcionaría sin problemas. Pero desafortunadamente no estamos en un mundo ideal. En las últimas semanas hemos visto que no todo funciona bien y que en el actual contexto de escasez de vacunas hay problemas que debemos vigilar y abordar", explica un alto funcionario comunitario para justificar el nuevo mecanismo de control.
"Estamos viendo que algunos Estados restringen las exportaciones o incluso las prohíben. Debemos ser honestos y reaccionar. Este es nuestro plan: se trata de transparencia y no de una prohibición. Se lo debemos no sólo a los pacientes y a los ciudadanos europeos que esperan las vacunas, sino también a los contribuyentes porque hemos invertido mucho en estos contratos", agrega el funcionario.
"Estamos en una situación de falta de claridad sobre las entregas de vacunas, que genera preocupación a nuestros ciudadanos. Por eso estamos obligados a buscar una solución. No es una prohibición de exportaciones. Lo que queremos es vigilar cómo se usa el dinero que hemos pagado, cómo los contratos firmados con las farmacéuticas están produciendo vacunas para nuestros ciudadanos y cómo las vacunas salen de nuestra Unión", explica un segundo experto.
¿Cómo funcionará en la práctica el nuevo mecanismo? Las empresas farmacéuticas que quieran exportar vacunas contra la Covid-19 producidas en territorio comunitario estarán obligadas a notificarlo a las autoridades aduaneras nacionales: qué cantidad y a qué país. El Estado miembro en cuestión, en consulta con la Comisión Europea, tendrá que revisar la petición y decidir si la autoriza o prohíbe el envío. Todo ello en cuestión de horas.
¿Qué criterios se usarán para decidir? El más importante es que las farmacéuticas estén cumpliendo las entregas de vacunas pactadas por contrato con la UE. Es decir, si Pfizer-BioNTech volviera a retrasarse en el suministro como ha ocurrido las últimas semanas, Bruselas podría bloquear las exportaciones a Reino Unido o Canadá hasta que se normalicen las entregas.
¿Europe first?
"Si vemos que hay incoherencias, que lo que debería quedarse en la UE según los acuerdos de compra anticipada, va a dirigirse a la exportación, esto nos permitiría intervenir. Supongo que serán casos excepcionales, pero podrían ocurrir", explican las fuentes consultadas. Quedan fuera de este mecanismo los envíos humanitarios y los destinadas a la iniciativa Covax para facilitar el acceso a la vacuna a los países más pobres.
"El sentido de nuestra estrategia de vacunación era precisamente tener la posibilidad de reservar capacidad de fabricación con el objetivo de garantizarnos la entrega rápida de dosis. Por eso creemos que tenemos derecho a saber dónde pueden acabar las dosis producidas en Europa", apunta el alto funcionario.
"Ahora mismo no está claro lo que está pasando con las exportaciones y en las actuales circunstancias es inteligente que garanticemos una mayor transparencia y tengamos todos los datos. Y si es necesario, denegar también las exportaciones. Pero el principal objetivo es transparencia, vigilancia y claridad sobre lo que está pasando", asegura.
¿No es esto una forma de proteccionismo, un Europe first que tanto se criticó desde Bruselas cuando lo hacía Donald Trump?. Los expertos bruselenses lo niegan. El mecanismo es compatible con las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y ya se usó tras el estallido de la pandemia en marzo para los equipos de protección temporal.
La Comisión sostiene que la responsabilidad final si la UE se queda vacunas que iban destinadas a otros países es de las farmacéuticas. Si las compañías cumplen al pie de la letra los plazos de entrega comprometidos en los diferentes contratos no tiene por qué haber ningún problema. Pero lo cierto es que en el actual contexto de escasez de vacunas, el conflicto está asegurado.