En 2050, y según Naciones Unidas, vivirán en las ciudades 2.500 millones de personas más. Esto obligará a adaptarlas para crear condiciones de vida más sostenibles, ya que, de lo contrario, será muy difícil hacer frente al crecimiento demográfico y económico sin aumentar la congestión y la contaminación.
La saturación de las ciudades es uno de los grandes retos a los que las instituciones tendrán que hacer frente. De esta manera, el futuro del transporte será uno de los principales motores de cambio de las urbes, que implicará no solo evolucionar a nuevas y eficientes fuentes de energía, sino también cambiar las formas de movilidad y la infraestructura física y tecnológica que apoyan estas innovaciones en el transporte.
“Tres temas comunes en la innovación del transporte son: la movilidad como servicio, la electrificación y la autonomía.”
El futuro del transporte es la movilidad eficiente, en la que todos los medios de desplazamiento estén completamente conectados en una red única e integrada, con el transporte público en el centro. Este futuro está ocurriendo ahora mismo. Ya podemos verlo manifestarse en la idea del carsharing o la movilidad compartida, donde los coches y las bicicletas son prestados en lugar de ser adquiridos en propiedad. Este cambio de paradigma de la propiedad a la multimodalidad e interconexión aprovecha la flexibilidad de los modos compartidos y la productividad del transporte masivo para proporcionar a los pasajeros más opciones que nunca sobre cómo desplazarse.
Los vehículos autónomos (AV) también son parte del futuro aunque no sustituirán al transporte público. A medida que los vehículos autónomos entren en la corriente principal, el software en el coche se convertirá en el factor más importante que impulse el comportamiento de compra del consumidor y la identidad de la marca.
“Así como los smartphones se definieron por aplicaciones creadas por terceros, el transporte encontrará una transformación similar.”
Los analistas esperan un crecimiento exponencial de las ventas de coches eléctricos gracias al menor coste de las baterías, el incremento de la autonomía y el impacto de las regulaciones medioambientales.
El auge de los vehículos eléctricos (EV), los vehículos autónomos y la movilidad como servicio (MaaS) está transformando el ecosistema del transporte. Como resultado de todo ello, el tamaño de la oportunidad de inversión ha aumentado considerablemente, con un mercado mundial potencial de 7 billones de dólares para la movilidad y los servicios conectados, según un informe de Goldman Sachs**.
Santander Private Banking, a través de Future Wealth, asesora a sus clientes para invertir de forma efectiva y diversificada en las empresas que impulsan esta transformación, con importantes cambios de cuotas de mercado y hábitos de uso.
Las claves de la movilidad del futuro
Por tanto, se trata de un futuro que cada vez está más presente. Por ejemplo, el último informe de la consultora Deloitte, Deloitte City Mobility Index, analiza ya las tendencias en movilidad inteligente en 47 ciudades de todo el mundo.
Un ranking en el que Barcelona aparece en sexto lugar, por detrás de Singapur, Berlín, Londres, Helsinki y Tokio. ¿Y cuáles son las claves de la movilidad urbana en las denominadas Smart cities y que analiza este estudio? Concretamente estas tres:
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1. Rendimiento y capacidad de adaptación: el objetivo es minimizar la congestión y los tiempos de viaje, mantenimiento de carreteras y resto de infraestructuras, y ampliar la oferta de formas de transporte.
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2. Visión y liderazgo: la coordinación entre gobiernos, instituciones y grandes empresas son clave para construir una movilidad urbana en beneficio de la sociedad.
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3. Servicio e inclusión: la movilidad urbana debe ser accesible para todos los ciudadanos y estar adaptada, por ejemplo, a las condiciones físicas de cada uno. Asimismo, una buena cobertura y la reducción de tiempos de espera del transporte público permite una amplia flexibilidad de movilidad a la población.