Tras la publicación de la hoja de ruta española en Octubre de 2021, ahora toca ponerse manos a la obra y plantear diferentes estrategias de desarrollo que permitirán llegar a cumplir los objetivos planteados. Después del esfuerzo en plantear la ruta, hay que bajar al suelo diferentes iniciativas que nos permitan poder llegar a ser uno de los países punteros en la economía del hidrógeno.
Es con este ánimo de poder desarrollar, potenciar y apoyar al máximo el despliegue de la economía del hidrógeno en España, por el que el Gobierno va a lanzar cuatro líneas de actuación de apoyo al desarrollo del hidrógeno verde.
La primera de estas líneas busca fomentar e impulsar la cadena de valor de innovación y conocimiento. Para ello se definen medidas de apoyo a los centros de I+D+i y a las Pymes con el objetivo de que mejoren la transferencia tecnológica y de innovación, así como sus capacidades productivas.
Entre ellas se hace especial hincapié a la mejora de las instalaciones y equipos de ensayo, a la construcción de nuevas instalaciones, a la adquisición y desarrollo de nuevos equipos y componentes (electrolizadores, balas de almacenamiento, compresores, enfriadores, pilas de combustible…). Al final, se pretende poner en marcha las economías de escala para reducir los costes de producción y logística, así como potenciar el consumo del hidrógeno verde.
La segunda de las actuaciones persigue crear un clúster de hidrógeno renovable en el que se integre toda la cadena de valor del hidrógeno para reducir los recursos fósiles. Este clúster se gestionará como una colaboración público-privada, con la participación del Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía (IDAE) y del Centro Nacional del Hidrógeno (CNH2) por parte del sector público. La idea es concentrar localmente la producción, la transformación y el consumo a gran escala.
Como primer objetivo se pretende desarrollar un electrolizador de gran tamaño en un polo industrial, y que de servicio a las distintas industrias que pueden consumir el hidrógeno verde en sustitución de las alternativas fósiles actuales. Se enfatizará la importancia de la reducción de emisiones de CO2 (tCO2eq/€). Otro objetivo clave es la creación de programas de formación oficiales dedicados a las tecnologías del hidrógeno, cubriendo tanto la formación profesional como universitaria
El tercer pilar de esta actuación está centrado en el desarrollo de proyectos singulares pioneros que potencien la introducción del hidrógeno renovable en otros polos industriales y en sistemas energéticos aislados, así como la integración del suministro de hidrógeno renovable en el transporte, la generación eléctrica y los usos térmicos. Las sinergias serán claves para aprovechar las economías de escala, y lograr la descarbonización de los procesos industriales.
La cuarta y última línea de actuación favorecerá la participación de empresas nacionales en consorcios europeos (como los IPCEI de hidrógeno). El desarrollo de las actividades pueden estar en cualquier punto de la cadena de valor: producción, almacenamiento, transporte y distribución de hidrógeno, usos industriales y en movilidad del hidrógeno, o usos del hidrógeno renovable para redes.
En definitiva, estas cuatro líneas clave en el desarrollo de la economía del hidrógeno, permitirán a nuestro país estar en la línea de cabeza de esta nueva revolución industrial que puede ser la primera en la que podemos aportar valor añadido, tanto interna como externamente. El cambio del modelo energético que se está planteando debe mostrarnos como un país con capacidades y recursos imprescindibles para avanzar conjuntamente.
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