El Gobierno llevará el primer proyecto estratégico para la recuperación y transformación económica (PERTE) de su Plan de Recuperación al próximo Consejo de Ministros. Según ha podido saber Invertia, el PERTE del coche eléctrico y conectado será aprobado el próximo martes 13 de julio con el objetivo de acelerar al máximo la puesta en marcha de todos los elementos que lo componen.
Tanto el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, como la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, han ido comentando durante los últimos meses que el plan para electrificar la industria de la automoción española sería el primero de los grandes proyectos incluidos en el Plan de Recuperación que vería luz verde. Ese momento ha llegado.
De esta forma, el Gobierno pondrá en marcha el armazón que busca dotar de nuevas capacidades a toda la cadena de valor involucrada en la nueva era eléctrica de la movilidad. Según señalan desde el sector, el pistoletazo de salida tendrá lugar un día antes, el lunes 12 de julio, con la celebración de un acto en la Moncloa al que han sido invitados representantes de todos los segmentos industriales involucrados en este proyecto.
Y es que, este PERTE incluye infinidad de iniciativas que pretenden asegurar que la industria de la automoción española esté en disposición de producir vehículos 100% eléctricos a partir de 2025 de la misma forma masiva que hoy producen modelos de combustión. Un plan que debería contar entre sus guidas con la puesta en marcha de una gigafactoría de baterías en España.
Hasta 3.000 millones de inversión
Para ello, la inversión que se va a realizar va a ser importante. Según señalan fuentes conocedoras del proyecto, se podrían llegar a movilizar cerca de 3.000 millones de euros. Una parte muy importante de todos los recursos asignados a los PERTE. La fórmula en este caso incluiría tanto ayudas directas como préstamos en condiciones muy ventajosas. A estas cantidades se espera que las compañías participantes añadan inversiones por su parte.
Según el diseño preliminar de esta actuación, se espera que el PERTE cuente con cuatro grandes pilares en los que estarán representados los elementos fundamentales de la futura industria de la automoción electrificada: litio, baterías (cátodos, celdas y batery pack), plataformas industriales y componentes.
Distintos actores con intereses en el PERTE del vehículo eléctrico señalan que esta organización del proyecto da pistas de cómo será el proceso de puesta en marcha de estas ayudas. En el caso de litio, las inversiones irán destinadas a empresas que ya tengan esas capacidades o planes específicos en relación con la extracción y la transformación de la materia prima clave para las baterías.
Por su parte, el bloque de las baterías comprende tres partes. La primera está relacionada con los cátodos. Incluye el proceso posterior a la extracción y transformación del litio. La segunda de las partes involucra a las celdas de baterías. Aquí vería la luz la tan esperada gigafactoría de baterías que sería la encargada de manufacturar los componentes genéricos claves para dotar de energía a los vehículos eléctricos.
Dos tipos de instalaciones de baterías
Esta instalación, donde se manufacturan las celdas, deberá estar ubicada en un lugar que permita distribuir estos componentes a diferentes plantas de la península. Una decisión que aún tardará en llegar pero que desde el sector esperan que se produzca en la segunda mitad de 2021.
Por último, los paquetes de baterías se manufacturarían en instalaciones dedicadas que ya estarán ubicadas en las propias plantas de los fabricantes. En este punto, las baterías se adaptan a cada modelo específico y se incluyen en las plataformas que permitirán ensamblarlas a los vehículos para su fabricación en cadena.
El PERTE también contará con dos capítulos dedicados a adecuar y modernizar dos de los pilares actuales de la industria del automóvil: las plantas de fabricación y la industria de los componentes. El primero de ellos es fundamental para acelerar la adecuación de las plantas a las nuevas plataformas sobre las que se ensamblarán los futuros modelos eléctricos. Unas adaptaciones que pueden ser muy complejas ya que pueden exigir transformaciones casi totales de las actuales instalaciones.
Transformación de las plantas
Un ejemplo de esto lo encontramos en que debido a las características de elementos nuevos como las baterías, que no están presentes en los modelos actuales, los pesos de los vehículos cambian totalmente durante el proceso de ensamblaje. Al ser más pesados que los actuales vehículos de combustión, puede ser necesario que pasos del proceso en la cadena de montaje que ahora se hacen de forma aérea, apoyándose en grúas, tengan que pasar a realizarse en el suelo. En concreto estos cambios serían necesarios debido a que las estructuras actuales no aguantarían a cientos de modelos en suspensión con los pesos futuros.
Por último, en la parte de componentes va a desempeñar un papel fundamental tanto la cuestión de la conectividad como de los semiconductores. El objetivo del PERTE es que España sea capaz de producir coches eléctricos pero también conectados. Una segunda característica, que no recibe tanta atención como la primera, que va a suponer una revolución tanto o más profunda que el cambio de motorización.
Esto dará entrada a nuevos participantes en la industria de la automoción y también obligará a las actuales empresas centradas en los componentes a dotar de una capa de inteligencia a sus piezas. Aquí la sensórica y la recopilación de datos tendrán mucho protagonismo. Del mismo modo, se pretende ayudar a que la industria Española sea capaz de entrar en el negocio de los semiconductores. Un gran reto que de conseguirse, además de evitar que en el futuro se repitan situaciones como las que actualmente viven las plantas, dotaría al país de una posición estratégica en Europa.
Calendario: 2021-2025
La puesta en marcha antes del verano del PERTE era visto como algo imprescindible por parte de la industria. Para cumplir los plazos que tienen marcados, era fundamental que las licitaciones y concursos en las que se estructurarán las ayudas se pusieran en marcha lo antes posible. Durante 2021 y 2023 las instalaciones deberán conseguir las asignaciones de modelos eléctricos y realizar los trabajos y las inversiones que les permitan estar listas para manufacturar los futuros modelos.
Si la primera parte de este plan se cumple, España llegaría a 2023 con todas las capacidades listas para convertirse en un 'hub' de movilidad eléctrica del mismo nivel que actualmente lo es en motorizaciones tradicionales. Este sería el año en el que las plantas españolas ya comenzarían a trabajar en los prototipos y primeras pruebas que permitirían ir engrasando la maquinaria para que en 2025 se fabricarán un volumen de coches 100% eléctricos muy significativo y no residual como lo es actualmente.
Para ello, otro factor fundamental será que España cuente con capacidad de generar la energía limpia que garantice tanto las capacidades productivas como las de las estaciones de carga. 2023 también debería ser el año en el que la fábrica de baterías arranque su actividad poniendo en marcha los primeros componentes que permitirán arrancar las pruebas de concepto en las líneas de montaje y fabricación.
De esta forma, 2023 debe de ser el año del despegue efectivo del proyecto que permitiría que las plantas españolas se conviertan en una referencia de la movilidad eléctrica en 2025. Esta meta tan intensamente deseada por la industria ya tiene fecha para su puesta en marcha: el próximo martes y 13. Queda claro que la confianza en el proyecto es tan grande que no hay cabida ni para las supersticiones.