Empresas y entidades de lo más diverso llevan más de un semestre trabajando los distintos aspectos que van a ser clave para que sus proyectos de transformación se puedan beneficiar de la atribución de fondos Next Generation EU; atribución y reparto que, podríamos decir, ya es inminente. Así, compañías de distintos tamaños, grandes y pequeñas, de diversa composición, pública o privada, en solitario o con la visión de unirse o agruparse entre ellas para conseguir un mejor posicionamiento en esta carrera, han estado preparando a conciencia sus propuestas.
No obstante, a pesar de esta actitud proactiva de muchas organizaciones, resulta patente que todavía existe en el mercado una gran reticencia, preocupación o incluso desconocimiento del cómo, cuándo, y dónde hacerlo. Es evidente que continuar en esa línea no constituye la mejor manera de gestionar esta gran oportunidad.
Como casi todos sabemos, el Gobierno de España ha aprobado un Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR), que ya ha recibido el visto bueno de la Unión Europea, en el que se recogen tanto los criterios fundamentales para el reparto de dichos fondos como los ámbitos en los que los proyectos tendrán que focalizarse. En este sentido y como hemos señalado más de una vez, esta oportunidad no sólo va a ser única por la dimensión de la cuantía que va a suponer, sino también por la intensidad de la colaboración público-privada de que va a estar rodeada.
Pues bien, el riesgo de que las empresas no acaben de creerse esta ocasión única que se les ha puesto sobre la mesa, está llevando en muchos casos a dejar aparcados, al menos transitoriamente, tanto la definición de aquellos ejes fundamentales de proyectos interesantes como el ajuste a realizar sobre los mismos para optar con seguridad a su otorgamiento.
Ha sido encomiable la labor que, durante todos estos meses, han llevado a cabo los diferentes Ministerios para conocer las necesidades e intereses de transformación del mercado a través de las diversas manifestaciones de interés que han ido convocando. Este procedimiento ha permitido a la Administración conocer sugerencias, necesidades o ideas de transformación, así como tener la oportunidad de analizar su posible encaje en el Plan aprobado por Europa, premisa fundamental para llevar a cabo adecuadamente las convocatorias que darán la posibilidad de optar a fondos con garantías.
Fruto de todo este trabajo, el 13 de abril de 2021, el Gobierno presentó una versión actualizada del Plan en el que se consolidan muchos de los aspectos que se han ido desarrollando en estos meses. En este sentido, el Plan se ha estructurado en torno a cuatro ejes transversales, diez políticas palanca y treinta componentes. Así, las entidades que quieran optar a esta financiación deberán presentar proyectos que contribuyan a la consolidación de aspectos tan importantes como la igualdad de género, la transformación digital, la cohesión social y territorial y la transición ecológica.
Precisamente por ello, es importante trabajar ya en el mejor posicionamiento, alineando los planes de inversión a las prioridades del Plan, preparando toda la información que será necesario presentar a las convocatorias que se publiquen y, por último, identificando claramente los stakeholders clave. Dejar todas estas tareas para el final puede acabar siendo sinónimo de derrota personal. Con dejarlo para el final me refiero a esperar a que se materialicen los procesos de convocatoria para aterrizar las ideas, diseñar los proyectos, buscar los posibles socios para ejecutarlos o, incluso, esperar sine die a una convocatoria que es posible que nunca llegue, simplemente, por no haberse ocupado de poner en valor y conocimiento previo una hoja de ruta sólida ante quien debe adoptar los medios para hacerla realidad.
Por tanto, resulta fundamental tener presente que es prioritario prepararse, asesorarse, aterrizar cada proyecto en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia y ver si encaja con las finalidades de éste. Si además se prepara con la debida antelación, se contará con el necesario margen de maniobra para limar sus asperezas, adaptarlo en lo que resulte más conveniente, efectuar una adecuada medición de sus impactos positivos y, desde luego, adoptar todos los medios precisos para darlo a conocer.
Sin duda, nos encontramos en el momento idóneo para realizar ese ejercicio. Así, cuando llegue la convocatoria correspondiente, las empresas se podrán ver reflejadas en la misma con la tranquilidad de tener todo el trabajo preparado ya que, aunque los plazos de estas serán suficientes para efectuar las correspondientes solicitudes, no ofrecerán el tiempo necesario para preparar en ese momento un proyecto ad hoc.
En consecuencia, los tiempos de gestión son vitales. España está obligada a realizar una gestión impecable y ágil que será verificada por los órganos de control europeos. De hecho, tan grave y negativo será el haber cometido errores en la tramitación, como poner de manifiesto su incapacidad para distribuir las cantidades concedidas. El efecto de un escenario semejante no podría ser peor puesto que se podría llegar a traducir incluso en el bloqueo a la llegada de nuevas cantidades, algo que está en mano de todos evitar; de ahí, la importancia de estar bien preparados para cuando llegue el momento.
Mª. Pilar Fernández Bozal
Socia responsable de Derecho Público en EY y decana de la Facultad de Derecho de la Universidad Internacional de Catalunya.