En los últimos años se ha hablado mucho acerca de la importancia de la digitalización para el ecosistema empresarial del siglo XXI. Se trata de un concepto de plena actualidad, más aún cuando la apuesta por los servicios en la red han mantenido a flote a muchas compañías de todo tamaño y sector durante los últimos meses. Es una muestra de la importancia de abogar por la transformación digital como un paradigma que significa el futuro para todos los sectores, instados a virar su concepción de negocio y aprovechar las ventajas que tiene su gestión en y desde internet.
Dada la popularidad de esta mirada a la red como camino a seguir, también existe mucha confusión en lo relativo a lo que supone digitalizar una empresa o negocio, ya que hay que desterrar la idea de que dar ese paso consiste únicamente en trasladar la actividad a una página web. Porque implica ir mucho más allá: se trata, entre otras cosas, de optimizar los recursos, de tomar decisiones más precisas, de mejorar las cadenas de suministro, los entornos de seguridad y, como resultado de todo ello, de alcanzar más beneficios.
Son algunas de las bondades que conlleva la denominada 'nube' (o 'Cloud', en inglés), un término que, en su acepción más clásica, consistía en una especie de descentralización de los recursos digitales de una empresa estableciendo "un entorno común que se construye a partir de componentes compartidos". En lo práctico, se trata de trazar un ecosistema virtual en el que una compañía pudiera seguir operando y ofreciendo sus servicios sin necesidad de que todos sus elementos, archivos y personal compartan el mismo espacio físico.
Un ejemplo muy obvio de lo que ofrece la nube y de su utilidad para cualquiera es la posibilidad que estos servicios nos brindan para almacenar nuestras fotos o documentos, por ejemplo. A través de distintas aplicaciones podemos dejar atrás el miedo a perder todo lo guardado en nuestros móviles gracias a este respaldo que nos da acceso a estos archivos desde casi cualquier lugar y con cualquier dispositivo. Esta es una funcionalidad básica, pero habla claramente de hasta qué punto hemos naturalizado el concepto de nube en nuestra rutina.
Ventajas y beneficios… a medio y largo plazo
Al hablar de las empresas, está claro que el horizonte parece lleno de ventajas y, dado que todas deberán afrontar tarde o temprano este paso, hacerlo pronto y hacerlo bien puede marcar la diferencia en muchos aspectos. El beneficio económico es lo más importante para toda sociedad y por eso hay quien apunta a la nube y la digitalización como un método seguro para sacar más rédito económico, hasta el punto de que hay quien cifra la reducción de los gastos fijos en hasta el 31% para las empresas que operen al completo desde la nube.
Pero, aunque todo pueda redundar en los números, el uso de tecnologías en la nube como la conectividad de baja latencia (habilitada por el 5G), la realidad extendida (XR), el desarrollo de algoritmos de inteligencia artificial o el blockchain, entre otras, también repercute en la organización de la compañía, en su gestión o en la relación con los clientes y proveedores. Aspectos que obligan a un cambio casi total en su operativa, que puede ganar en agilidad y eficiencia. En definitiva, que el tránsito a este modelo de verdad puede resultar muy rentable pero "no se produce sin más: hay que trabajar para conseguirlo".
Y es que, para una empresa que esté comprometida de verdad con la digitalización, dar el salto a la nube es un proceso complejo, costoso y que exige tiempo y dedicación por parte de todos los estamentos de la compañía. Los beneficios a largo plazo, más que a corto, compensan, desde luego pero afrontar esta transformación requiere de un cierto aplomo y de mucha planificación. No se trata de llamar al desánimo, al revés, sino de huir de las prisas y hacer una reflexión de las motivaciones, de los objetivos y del riesgo que estén dispuestos a asumir en el proceso.
Una "hoja de ruta" para optimizar el proceso
En definitiva, de lo que everis-NTT DATA denomina una "hoja de ruta" que tenga en cuenta el punto de partida y establezca de manera ordenada y personalizada los pasos a seguir hasta culminar este camino. Empezando por la información, algo que la consultora entiende como prioritario dado que, como hemos visto, la traslación a la nube tiene muchas más implicaciones que las de ser un mero repositorio de archivos y esos beneficios económicos y ahorro en los costes no llegan de manera inmediata cuando se empieza el proceso.
La experiencia del área de Cloud de everis-NTT DATA comienza por ahí, por dejar claro que, para implantar y consolidar una actividad 100% en la nube, hay que trabajar también en "cambiar completamente la mentalidad y actitudes dentro de la empresa como requisito básico" para alcanzar el éxito, también al nivel más alto de la organización. "Debe fomentarse una mentalidad de mejora continua en toda la organización", añade la firma, "ayudando a que toda la empresa sea más fluida, evolutiva y adaptable".
Y este cambio de chip, si se puede denominar así, es especialmente importante durante el periodo de transformación. Esto se debe a que el cambio de paradigma que conlleva el uso de la nube no es tan rápido como accionar un interruptor y, de hecho, durante un tiempo convivirán tanto los mecanismos tradicionales como los nuevos e incluso será necesario algún medio para interconectar ambos. Es un paso gradual en el que la tutela del área de Cloud de NTT DATA es clave para migrar hacia el escenario de plena operatividad buscado "manteniendo las principales funciones funcionando sin problemas, con eficacia y sin interrupciones".
Esto supone una dificultad asumible. Por un lado, se trata de pasar de un ecosistema tecnológico a otro totalmente distinto lo que, en algunos casos, implique dar un cambio de timón a mecanismos que han funcionado durante décadas. Es algo que puede deparar sorpresas y, por ello, también es importante que una empresa se sienta acompañada por expertos para guiarla por este recorrido analizar dónde se puede mejorar, por una parte, y cómo reducir los riesgos, por otra.
Uno de los movimientos que más tensión aporta a los empresarios es la gestión de la seguridad y el cumplimiento de las regulaciones en este entorno. Es una cuestión en la que, como en el resto, lo primero es entender que el comportamiento es muy diferente al habitual porque "no se trata de reemplazar su centro de datos físicos con un equivalente virtual". La gestión que aportan los técnicos del área de Clud de everis-NTT DATA permite salvar estos obstáculos para que, como se espera, "mejore el funcionamiento del ecosistema cuando se cambia a la nube", y no al revés.
"La nube no es un punto final"
"Pasar a la nube no es más arriesgado que cualquier otro proceso de cambio importante, pero es complejo, ya que implica la gestión del cambio en varias dimensiones diferentes", indica everis-NTT DATA. El papel de este actor en el proceso permite aunar y dimensionar todas las necesidades y pretensiones de la empresa para diseñar un modelo de implantación que se apega a la realidad para ofrecer los mejores resultados mediante "el despliegue de todas nuestras habilidades de ingeniería para que cada etapa del viaje a la nube se gestione con atención al detalle".
Y también, con una mirada puesta al futuro, porque otra de las características más notables de la actividad basada en la nube es que se trata de un entorno dinámico, sujeto al cambio y a la evolución que marca el desarrollo de la tecnología. Como señala everis-NTT DATA, "la nube no es un punto final"; por eso, y porque a menudo estos cambios pueden ser "muy imprevisibles", la consultora insta a las empresas que aboguen por dar el paso a "aceptarlo y aprovecharlo". "Por eso el éxito en la nube es un proceso mental, incluso psicológico, además de tecnológico y organizativo", concluyen.