Este martes, el ministro de Agricultura, Luis Planas, llevará una carpeta más gruesa de lo habitual al consejo de Ministros. En ella incluirá medidas contra la sequía para los agricultores. Pero también algunas otras sobrevenidas, como la escasez de grano provocada por la guerra de Rusia contra Ucrania, que se toman de "temporalmente", a la espera de una comunicación de Bruselas.
Así lo admitió Pedro Sánchez en la Conferencia de Presidentes de este domingo en La Palma, según revelan las fuentes allí presentes. Y así lo recoge, de hecho, el documento final de la cumbre autonómica, al que ha tenido acceso este periódico:
"A la espera de que la Unión Europea discuta eventuales medidas de compensación por perjuicios a las empresas europeas derivados de las sanciones" impuestas a Moscú, "el Gobierno pondrá en marcha un plan de ayuda en los arbitrajes internacionales que procedan del conflicto entre Rusia y Ucrania".
Y es que, sin el visto bueno de Bruselas, España no puede cumplir con el compromiso general del presidente, de que "tomaremos las medidas que sean necesarias para paliar los efectos de la guerra de Putin". Tampoco con las promesas específicas de Planas, de que "no habrá desabastecimiento alimentario"... por ejemplo.
Según ha podido saber este periódico, Planas inició hace ya más de una semana sus contactos con la Comisión Europea para corregir en lo posible la situación. Como producto de los planes de contingencia encargados por Moncloa en las fechas previas a la invasión rusa de Ucrania, el Ministerio de Agricultura ya había identificado los mercados alternativos para acceder a los cereales que ha dejado de vender Kiev.
Argentina, Brasil y EEUU
De momento, el departamento de Planas publica en el BOE este martes una Resolución para "flexibilizar temporalmente los requisitos específicos" para la importación de maíz de Argentina y Brasil. El grano de Estados Unidos, alega Agricultura, "no presentaba ningún problema" a efectos fitosanitarios, y no ha precisado "medidas excepcionales".
Tras reunirse con la Asociación Española de Comercio Exterior de Cereales y Productos Análogos (AECEC) y "los análisis de riesgos pertinentes", Planas esquiva los problemas técnicos planteados por el sector importador y trata de ofrecer "certidumbre y flexibilidad, sin poner en riesgo la seguridad alimentaria".
Pero ahora se trata de que Bruselas "relaje las medidas de la PAC", la Política Agraria Común, en dos aspectos. Que, por un lado, permita producir más cereales a España; y que, por el otro, abra la mano a la importación procedente de Argentina y Estados Unidos.
Esto último es complicado: el grano estadounidense, en su inmensa mayoría, "está alterado genéticamente", según fuentes oficiales, "y eso es algo prohibido en Europa". Por otro lado, el argentino no cumple con los altos estándares de trazabilidad fitosanitaria que rigen los mercados de la UE.
Pero es que según los datos del Ministerio, Ucrania era, hasta el momento, el segundo suministrador de maíz a España -sólo por detrás de Brasil- con un volumen medio por temporada de 2,7 millones de toneladas, el 22 % del total. Las importaciones de torta de girasol, con 233.000 toneladas, el 68% de la importación total de España, también se han visto paralizadas. Y ambos productos "tienen un gran uso en la fabricación de piensos para alimentación animal".
La actividad comercial desde Ucrania está totalmente paralizada desde el 24 de febrero. Hay dudas sobre las posibilidades de siembra y producción para la próxima campaña. Y además, este lunes el Gobierno de Volodímir Zelenski emitió una nota prohibiendo la exportación de cereales "mientras se mantenga la situación de guerra".
Así las cosas, Agricultura tiene que lidiar con la posible escasez para el consumo humano, el corte en el suministro de materias primas para fertilizantes, para los piensos de los ganaderos, para el mantenimiento de las piscifactorías... y Planas deberá ser el primero que presione a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, para detener la subida de los precios del gasóleo.
No en vano, este mismo lunes, ha comenzado una huelga indefinida en el transporte de mercancías contra la "duplicación de los costes", que pronto puede trasladarse al sector primario. Si hacemos caso a las organizaciones agrarias, hay un triple 'shock' en el sector: subida de precios y escasez de materias primas, por un lado; caída de ingresos por sobreoferta de producción (al cerrarse los mercados ruso y ucraniano); y rally alcista en los costes de producción y transporte.
Anuncios "sin concreción"
Este domingo, en la Conferencia de Presidentes autonómicos convocada en La Palma, Sánchez no detalló sus ideas para paliar las consecuencias de la guerra. Y al día siguiente, la ministra Montero simplemente sugirió que "ya está quedando claro por dónde vamos", al hablar este lunes de que se va a "estudiar el camino y consensuar las medidas" que supongan una bajada de los impuestos del combustible, por ejemplo.
La explicación oficial es que "se está trabajando en ello", apuntan desde el Ministerio de Economía. La extraoficial, apuntan desde Bruselas, que España está presionando a la Comisión Europea para coordinar medidas, y garantizarse relajación en las reglas fiscales. ¿Y la real?
La real, según fuentes autonómicas consultadas por este diario, es que "meten el brindis al sol de la colaboración, pero no dicen nada concreto". Para una fuente cercana a un presidente regional del PP, "es marca de la casa; mucho anuncio y una lentitud exasperante en la toma de decisiones".
Pero Moncloa se defiende. El texto propuesto a los presidentes plantea que el Gobierno de la nación tomará "las medidas de carácter socioeconómico que permitan paliar el efecto del alza de los precios energéticos y otras consecuencias económicas sobre los colectivos más vulnerables".
Pero que, ante esta nueva "crisis de grandes dimensiones, con el potencial de provocar graves consecuencias económicas, sociales, humanitarias y de seguridad", vuelve a requerirse "lo mejor de nuestras instituciones" en cogobernanza, "como hicimos contra la Covid-19".
Y además, porque Sánchez no tiene en su mano muchas de las decisiones. "Y si de algo presume este Gobierno en Europa es de su apuesta por los consensos y los acuerdos, en ir de la mano los Veintisiete", explica una colaboradora directa del presidente.
Por ejemplo, Hacienda cumple las órdenes de Moncloa -y las indicaciones de la prudencia- al no concretar. Y lo hace a la espera de saber hasta dónde se puede estirar el gasto, o lo que es lo mismo, de cuánto margen dará Bruselas para seguir suspendiendo el pacto de estabilidad fiscal. O quién y cuánto puede producir; o de dónde y cómo vamos a importar lo que ya no viene de Ucrania.
Según otro dirigente de gobiernos regionales, en este caso socialista, Pedro Sánchez se limitó a anunciar grandes titulares, pero "va a medir sus anuncios". No tanto al ritmo que vaya marcando el sucesivo diseño de las iniciativas "como por política de comunicación".
Es decir, para rentabilizar en capital político la merma en ingresos económicos que supondrán reducciones en impuestos. Ya sean éstos especiales (combustibles), IVA (sector agrario), a la producción (energías), etcétera.
Cereales, cítricos... y puertos
Lo más urgente, apuntan fuentes cercanas a Sánchez, es bajar los precios de la energía -origen de toda la cadena de subida del IPC- y decretar soluciones para el campo, empezando este martes: "En cuatro o cinco meses, se acaban las reservas de cereal para piensos y de químicos para fertilizantes... y Ucrania era nuestro principal proveedor", explican asociaciones agrarias.
Las empresas del sector del girasol, por su parte, prevén desabastecimiento a partir de mayo. Pero plantean soluciones que, una vez más, pasan por autorizaciones administrativas a nivel nacional y comunitario. Según Jorge de Saja, presidente de la Asociación nacional de empresas para el fomento de las oleaginosas y su extracción (Afoex), se está a tiempo de impulsar su cultivo para la próxima campaña... siempre que se autoricen cultivos de ciclo corto.
Y desde el Gobierno valenciano se añade otro aspecto preocupante. "El cierre comercial en Kiev y Moscú está inundando de cítricos los mercados mundiales y hunden los ingresos de nuestros agricultores".
¿Y esto por qué pasa? "Porque aunque nos tuvimos que ir de Rusia tras las sanciones en 2014, por la invasión de Crimea, Túnez, Marruecos y Turquía seguían vendiendo allí... y ahora ya no". Es decir, que hay sobreoferta global, por lo que los naranjeros y limoneros españoles "lo van a pagar".
El caso es que en Francia, Portugal, Polonia o Irlanda ya se han, no sólo anunciado decisiones, sino que se han implantado. París subvencionará el 15% de las gasolinas desde el próximo abril; Varsovia ha bajado el IVA de los combustibles; Lisboa recalcula diariamente el impuesto para compensar los ingresos excesivos del Estado por la subida de precios; y Dublín, por su parte, no esperó a Bruselas e implantó incentivos para cambiar los cultivos tradicionales por cereal.
De momento, Sánchez y Planas no han movido esa ficha. Y no sólo hay urgencia, sino otros desequilibrios sobrevenidos que aún están sin respuesta desde Madrid. El presidente murciano, Fernando López Miras, le recordó al jefe del Ejecutivo que todo el maíz ucraniano se desembarca en el Puerto de Cartagena. Es decir, que la instalación que impulsa la economía de la segunda ciudad de la Región perderá "el 48% del negocio de materias primas agrícolas a granel".