Los españoles suspenden a su sistema sanitario en todos los parámetros medidos en una encuesta a nivel europeo realizada por la Fundación IDIS y Sigma Dos. La innovación y la financiación serían los aspectos peor valorados, mientras que la calidad sería el mejor, si bien tampoco alcanza el aprobado.
Con 48,36 puntos sobre 100, la calidad –entendida como la gestión de citas, la atención hospitalaria o en urgencias– sería el aspecto más valorado por los 1.500 españoles de todas las edades y niveles educativos entrevistados para la encuesta.
La seguiría la transparencia, con 46,01 puntos. Marta Villanueva, directora general de la Fundación IDIS, ha apuntado en la presentación de los datos que es posible que haya influido que "queremos la historia clínica única" y compartida entre la sanidad pública y la privada.
Tras estos dos indicadores se sitúa la equidad (45,79) y la eficiencia (45,79 también). El enfoque al paciente (45,68) y los profesionales (43,77) se sitúan en la parte media de la tabla, mientras que la colaboración público-privada (43,28), la innovación farmacológica y tecnológica (41,49) y la financiación adecuada (36,53) son los que más bajo puntúan.
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"El acceso a la innovación farmacéutica y la tecnología es nuestro campo de batalla", ha apostillado la directora general de la Fundación IDIS.
La encuesta compara con los mismos indicadores la sanidad española con la de otros tres países cercanos (con 1.500 entrevistas en cada uno de ellos): Alemania, Francia y Portugal.
Observando la media de los atributos evaluados, todos los países suspenden y solo Francia se acerca al aprobado, con 48,37 puntos sobre 100. Le seguiría Alemania, con 44,39, y, de cerca, España, con 44,06. Portugal, en cambio, se sitúa a la cola, con 40,71 puntos.
Aunque parecen diferencias pequeñas, la directora general de Sigma Dos, Rosa Díaz, señala que son estadísticamente significativas.
El suspenso generalizado tiene que hacernos plantear una renovación completa de los sistemas de salud europeos, sostiene Juan Abarca, presidente de la Fundación IDIS. "Si nuestro sistema sanitario público se viene abajo, de una forma u otra arrastrará a todos a la mediocridad asistencial".
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Estos sistemas "están pensando a tartar la enfermedad y no se han adaptado correctamente a la evolución sociodemográfica de la población, el envejecimiento, la cronicidad y los cambios en la salud mental", ha aseverado durante la presentación de la encuesta.
Destacando que es la primera vez que un estudio de este tipo compara directamente la percepción de los ciudadanos de sus sistemas de salud, el suspenso generalizado es una llamada de atención a los políticos para efectuar las reformas necesarias, y para ello es "imprescindible un pacto entre los partidos" que supere el "miedo electoral".
Resultados por países
Por países, el sistema francés, el mejor valorado de los cuatro, destaca por su calidad, sus profesionales y su enfoque al paciente, los tres ítems que superan el umbral del aprobado. En cambio, suspende en su financiación (45,4), innovación (45,2) y enfoque colaborativo (43,6). En Francia existe un seguro obligatorio de salud facilitado por el gobierno, con copagos que suelen complementarse con un seguro privado.
Alemania puntúa alto la calidad de la atención (53,77) y su enfoque al paciente (50,57). En cambio, puntúa bajo en los indicadores de financiación (39,62 puntos) y colaboración (39,32). En este último aspecto, cabe destacar que el 87,7% de la población está cubierta por una de las cinco aseguradoras públicas y un 11,5% se ha salido plenamente del sistema público.
Portugal tiene el sistema sanitario más parecido al español. Sus mejores puntuaciones las obtiene en cuanto a la calidad (46,29), la transparencia (44,54) y el enfoque al paciente (44,51), mientras que la equidad (37,93), la financiación (36,59) y la innovación (36,46) son los aspectos que salen peor parados en la encuesta.
España y, sobre todo, Portugal son los países en los que los ciudadanos ven más deseable que la Unión Europea asumiera mayores competencias en el ámbito de la sanidad: el 51,9% y el 68%, respectivamente. Francia se sitúa en el 46,5% y Alemania en el 37,9%.