Europa ha establecido ambiciosos objetivos en materia de energías limpias y de descarbonización. Entre ellos, la exigencia de que al menos el 42,5% de la electricidad provenga de fuentes renovables en 2030 o que se alcance la neutralidad climática antes de 2050. Para alcanzarlos, la propia Comisión Europea ha indicado que, entre otras medidas en el ámbito de la eficiencia energética, será necesario el despliegue de las bombas de calor -desde casas unifamiliares hasta grandes edificios de apartamentos o para aplicaciones industriales-. Muchos países de nuestro entorno ya han implementado políticas e incentivos destinados a promover la adopción de esta tecnología con el fin de que sea más asequible y accesible tanto para los hogares como para las empresas.
Uno de los incentivos más claros y directos ha sido la rebaja del Impuesto del Valor Añadido (IVA) para la adquisición de las bombas de calor, una tecnología que funciona aprovechando el calor del aire, el agua o el suelo para calentar o enfriar un espacio. Esto significa que requieren una cantidad relativamente pequeña de energía para funcionar, lo que las convierte en una alternativa mucho más sostenible a los sistemas tradicionales que utilizan combustibles fósiles como el gas o el gasoil. Según un reciente informe publicado por EHPA (European Heat Pump Association), hasta 16 países miembros de la UE -y también Reino Unido y Suiza- han reducido este impuesto, contribuyendo a reducir el coste inicial de inversión.
En España, no obstante, este tipo de inversión se enfrenta aún al 21% de IVA (tipo general), un dato que contrasta con el 0% que grava la compra de estos equipos en Lituania, Bulgaria o Reino Unido, por ejemplo. En Austria, Bélgica, Estonia, Francia, Grecia, Irlanda, Italia, Lituania, Polonia, Portugal o Rumania, el IVA aplicado está por debajo del 10%, muy inferior al que rige para el consumo en general que ronda de media el 20%. Respecto a los estados de la eurozona, solo uno aplica un IVA superior al de España: se trata de Croacia, con un 25%.
Impulso de la UE a la rebaja del IVA en este campo
La Unión Europea ha sido explícita en fomentar estos descuentos de impuestos que han aplicado la mayoría de los países europeos. La Directiva del IVA (UE 2022/542) permite a los Estados miembros de la UE reducir los impuestos aplicados a ciertos bienes y servicios considerados esenciales, como la instalación de sistemas de calefacción altamente eficientes y de bajas emisiones, como las bombas de calor. El plan REPowerEU de la UE, diseñado para disminuir la dependencia de los combustibles fósiles importados, alienta también a los países a aprovechar estas medidas de apoyo, como las tasas reducidas de IVA para los sistemas de calefacción eficientes y el aislamiento de edificios.
La apuesta de la UE con las bombas de calor contrasta con la del Gobierno español, que apenas concede un peso significativo a este sistema en el nuevo borrador del PNIEC (Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2023-2030), donde se reduce, respecto al anterior plan, en un 25% la contribución de esta tecnología en el consumo energético, mientras que en otros países europeos la apuesta por este recurso es masiva.
Los datos de la asociación EHPA correspondientes al cierre del pasado año indican que hay 14,84 millones de bombas de calor en Europa. España cuenta actualmente con 1,25 millones, un dato muy bajo en relación con su población y se encuentra por debajo de la media europea.
Ventajas de la bomba de calor
Todavía queda un gran terreno por explorar en la eficiencia de los sistemas de calefacción, en busca de los más eficientes y limpios. Según datos de Eurostat, alrededor del 50% de toda la energía consumida en la UE se utiliza para calefacción y refrigeración, y más del 70% todavía proviene de combustibles fósiles (principalmente gas natural). En el sector residencial, alrededor del 80% del consumo final de energía se utiliza para calentar espacios y agua. En este sentido, la Asociación para la Transición Energética (ATE) considera a la bomba de calor es un claro ejemplo de tecnología para la transición energética, con la que se puede sustituir el uso de gas por electricidad limpia con una eficiencia “muy elevada”.
Otro argumento en favor de esta tecnología se desprende del informe publicado en 2022 por la Agencia Internacional de la Energía (AIE): predice que las bombas de calor reducirán la demanda de gas de Europa para calefacción de edificios en al menos 21.000 millones de metros cúbicos en 2030. Aunque aún no hay informes completos del conjunto del beneficioso impacto de esta tecnología en la reducción de emisiones de gases contaminantes, sí que hay algunos ejemplos destacados en los países que más están apostando por la bomba de calor como es el caso de Francia que el pasado año evitó lanzar a la atmósfera 15,6 toneladas de dióxido de carbono por la utilización de esta tecnología.