En la automoción, el transporte, la banca, la energía… La inteligencia artificial está impulsando una revolución en los principales sectores productivos de la economía, transformando su forma de operar y ofrecer servicios. El desarrollo de esta tecnología resulta ya imparable. De hecho, según las investigaciones propias de Minsait, una compañía de Indra, en un par de décadas la IA representará potencialmente el 25% del PIB mundial.

Esta es una de las primeras conclusiones del informe Ascendant, que publicará próximamente Minsait en la que es su quinta edición sobre madurez digital. En esta investigación también se señala que menos de la mitad de las organizaciones han avanzado en la adopción de la IA y, las que lo han hecho, han puesto el foco en incrementar la eficacia y agilidad de los procesos operativos y en mejorar la experiencia del cliente.

Queda de manifiesto que la adopción de la IA es una cuestión cada vez más presente en empresas de todo tipo y, aunque varía según el sector, las principales industrias ya están adaptando sus áreas de producción y negocio a la inteligencia artificial. En el transporte, por ejemplo, resulta esencial para el funcionamiento de los vehículos autónomos y también es de especial utilidad en el sector logístico, donde la IA facilita la generación de rutas más eficientes para reducir costes operativos. Otro caso significativo y quizá más cercano a los consumidores finales es el del comercio minorista, donde la IA permite ofrecer recomendaciones personalizadas a los clientes, gestionar el inventario o predecir la demanda de productos.

Nuevas relaciones con los clientes

Además de los procesos productivos y sus propios productos, la influencia de la IA llega hasta la relación de las empresas con sus clientes. Esto resulta evidente en el sector asegurador, por ejemplo, ya que puede ofrecer soluciones innovadoras que mejoran la toma de decisiones y la eficiencia a todos los niveles, desde la automatización de tareas administrativas hasta el registro de siniestros, la evaluación de riesgos y la personalización de pólizas.

Esta parte de la IA, denominada como inteligencia artificial generativa, ya está clasificada como la tercera digitalización más influyente en el sector, con un impacto del 36,5%, tal y como constató la Investigación Cooperativa entre Entidades Aseguradoras y Fondos de Pensiones (ICEA) en el 8º Congreso de ‘Inteligencia artificial y big data en el sector asegurador’ organizado con Minsait.

“La inteligencia artificial es el motor de la innovación en la era digital, transformando la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos. En Minsait estamos aprovechando el poder de la IA para impulsar soluciones inteligentes y crear un futuro más eficiente, personalizado y conectado para todos y del que todos los sectores económicos, también la sociedad, se puedan ver beneficiados”, declara Natalia Clavero, directora global de IA en la compañía tecnológica.

En esta línea, Minsait recordaba el pasado mes de junio su alianza con Seat para maximizar la productividad y fiabilidad de su cadena de producción gracias a la inteligencia artificial. Más concretamente, a través de la visión artificial, que permite a la empresa de automoción prevenir los tiempos de inactividad en sus fábricas.

También mostraba la compañía su apuesta por seguir avanzando en la transformación digital de la Administración de Justicia. Así, Minsait ofrece capacidades de IA de forma activa en su solución integral para Justicia Digital –Onesait Justice Platform–, que permite gestionar el expediente judicial en todas sus etapas con garantías de seguridad y confianza, en uno de los procesos más críticos por la sensibilidad de la información manejada.

La regulación de la IA, tarea pendiente

Es necesario que el rápido desarrollo de la inteligencia artificial vaya acompañado de avances en materia regulatoria. A finales de octubre de este año, el G7 respaldaba el ‘Proceso de IA de Hiroshima’, un conjunto de directrices que invita a fomentar sistemas seguros y confiables a nivel global. Mientras, Europa ultima la AI Act para tratar de evitar los riesgos asociados del uso de la inteligencia artificial sin poner en riesgo la capacidad de innovación y progreso de las empresas.

Para avanzar hacia la IA de forma responsable y gobernada, Minsait ya trabaja para adecuar su desarrollo a los principios y valores de las empresas y al cumplimiento de una regulación que exigirá, en muchos contextos, que la inteligencia artificial se pueda auditar y explicar y que responda a criterios éticos.

Según Natalia Clavero, en el momento en que la IA se está revelando como una aceleradora de la competitividad empresarial, “las compañías deben apostar por explotar todas las posibilidades que ofrece, pero también ser conscientes y responsables de cómo la utilizan, estableciendo los mecanismos que les permitan escalarla internamente con otros sistemas y evaluar y medir su impacto real”. Así, la adopción de la inteligencia artificial, subraya la responsable global de IA en Minsait, “debe responder a las prioridades estratégicas del negocio, a las particularidades operativas de la empresa y las exigencias del contexto social y normativo”.