El cambio climático, la necesidad de actuar frente al calentamiento global y la conciencia
medioambiental, cada vez más instalada en la sociedad, están motivando muchos cambios en las rutinas
de prácticamente todos los sectores. En lo que toca a la economía, también. Las empresas están,
desde hace años, virando hacia prácticas más sostenibles encaminadas a eliminar o, al menos, reducir
sus emisiones e impulsar el reciclaje y la economía circular. En este contexto adquiere
igualmente
un gran peso el llamado ‘empleo verde’, puestos de trabajo que contribuyen directamente a la
preservación o restauración del medio ambiente.
El entorno laboral, por tanto, ha asumido esta transformación como uno de los pilares para
construir
una economía sostenible y descarbonizada, al tiempo que esta nueva concepción del empleo
también
abre la puerta a nuevas oportunidades. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que
esta transición sostenible podría generar entre 15 y 60 millones de nuevos puestos de
trabajo en el
mundo para 2030. Es una previsión que habla del potencial que tiene esta filosofía y que resulta
esperanzador para las estadísticas de empleabilidad de muchos países, así como para la salud del
planeta.
Además, la generación de ‘empleo verde’ también es algo que se alinea con el espíritu de
los
Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas, dado que apunta directamente a
algunos
de sus epígrafes al ser algo clave para desarrollar una economía descarbonizada a nivel global. Pero
también, de manera complementaria, a fomentar aspectos como la igualdad, la innovación o el respeto
por todo tipo de recursos, entre otros.
España, con margen de mejora
Sin embargo, el ritmo de España en este ámbito queda por debajo del resto de países desarrollados.
La OCDE indica que, en el conjunto de los países que abarca, el 20% de la mano de obra ocupa en la
actualidad un ‘empleo verde’. Los datos que presenta en su informe sobre las perspectivas de empleo
para 2024 revelan que en nuestro país se mantiene esa proporción, pero señala que, de forma
efectiva, únicamente el 11,5% de los empleados tienen un trabajo directamente relacionado con
profesiones “verdes, nuevas y emergentes”. Visto desde el otro extremo, el informe también
deja otra
nota complementaria: la del porcentaje de trabajadores cuya ocupación genera gases de efecto
invernadero, un parámetro en el que España también está por encima del 7% que supone la media en la
OCDE.
Profundizar en este paradigma que implica la paulatina implementación del ‘empleo verde’ supone
aprovechar las oportunidades que se abren y que, por su propia definición, resultan especialmente
significativas en el sector energético. Se trata no solo de crear esos puestos sino de que
los
trabajadores que los ocupen adquieran competencias específicas y cada vez más necesarias
para
adaptarse y sacar el máximo provecho y hacer frente a los desafíos que plantea este nuevo escenario
en el ámbito laboral.
Por eso Naturgy, a través de su Fundación, ha estimulado la capacitación de sus
trabajadores y
público en general con programas e iniciativas específicas que inciden en su formación,
especialmente en áreas vinculadas a la eficiencia energética, energías renovables y el uso
responsable de los recursos naturales. Los cursos y módulos formativos incluidos en su programa de
Formación Profesional para la Empleabilidad han ayudado ya a 81.000 beneficiarios desde
2020.
Los objetivos de la Fundación Naturgy se articulan en torno a la dotación de conocimientos
técnicos,
especializados y actualizados a los alumnos, pero van más allá: pretenden identificar las
necesidades del sector energético y dar respuestas para impartir materias de calidad y que impulsen
la competitividad de los alumnos. Para ello, las mismas titulaciones han ido adaptándose a los
cambios detectados, lo que ha permitido que el programa crezca en cuanto a personas interesadas y
entidades vinculadas con los que se han firmado convenios de colaboración.
Las materias que abarcan estos cursos alcanzan la mayor parte de los ámbitos de influencia de
Naturgy, lo que remite a su filosofía de apostar por la digitalización y las energías
limpias. Así,
por ejemplo, tienen cabida monográficos sobre gases renovables, el ecosistema de generación de
energía fotovoltaica o, incluso, la rehabilitación sostenible de edificios, entre muchos otros.
Además de la utilidad práctica, la iniciativa también pretende dar una dimensión social a estos
cursos, ya que también están dirigidos a colectivos en situación de vulnerabilidad,
especialmente
mujeres. Es otra faceta en la que el ‘empleo verde’ supone también una oportunidad, ya que
la
transición hacia una economía verde puede ayudar a cerrar una brecha de género en una industria en
la que, tradicionalmente, los hombres han tenido mayor presencia. Abogar por la igualdad en estos
sectores es algo que la propia OCDE ve positivo para mejorar la productividad y la innovación y, en
definitiva, para acercarnos a un futuro limpio y más igualitario.